El sábado pasado asistimos con mi novio a un evento
que prometía ser muy bueno. Lo organizaban los mismos que habían hecho la
merienda ambientada en “Alicia en el país de las maravillas”. ¿se acuerdan? Se
los conté aca. Esta ocasión había
sido súper linda, llena de magia. Así que de alguna manera íbamos con
expectativas de encontrarnos algo semejante.
Esta vez la temática era diferente, ambientada en los
libros de la popular zaga de Harry Potter. Se que hay varias fanáticas del
pequeño mago entre ustedes, así que comprenderán lo contenta que estaba con la
que prometía ser una “cena mágica en Hogwarts”.
El inicio de la reunión estaba fijado para las 19hs.
Llegamos puntuales, y nos esperó más de media hora de hacer fila (la primera de
las tantas esperas que tendría la noche). Nosotros íbamos vestidos normales,
algunos apostaron a ponerse algún disfraz (mayormente unas capas, bufandas y
varitas simulando ser estudiantes de mago).
Cuando finalmente nos hicieron pasar, nos dirigieron
hacia una especie de salita en donde había puestos donde se vendían artesanías
y otras cositas relacionadas con esta historia y otras similares. En sí la idea
de ver esto no estaba mal si hubieran destinado a esta actividad unos pocos
minutos. El tema es que el salón principal no estaba todavía preparado, por lo
que nos tuvieron ahí hasta las 20:30hs. Y vale aclarar que éramos unas cuantas
personas, en un espacio chiquito, viendo los mismos cinco puestos. O sea,
imagínense el ánimo de la gente para esta altura, ya comenzaban a verse algunos
algo molestos.
Finalmente nos hicieron pasar al salón, el cual tenía
cuatro mesas largas. Cada una representaba a una de las Casas. Para quien no
conoce la historia, el cuerpo estudiantil de Hogwarts se divide en cuatro
Casas, las cuales son: Gryffindor, Hufflepuff, Ravenclaw y Slytherin; nombradas
con el nombre del mago o bruja que la fundó.
Para saber a qué Casa va a pertenecer cada mago, el
libro nos relata un curioso proceso de selección en el cual un “sombrero
seleccionador” indica a los gritos el destino del estudiante. Esto quisieron
representarlo, y por eso nos recibían dos personas disfrazadas de Albus
Dumbledore (director de Hogwarts) y Minerva McGonagall (subdirectora). Iban
nombrando a cada uno y nos indicaban de este modo la mesa (la cual uno en
realidad había elegido de antemano al comprar la entrada). Éramos unas cien
personas, así que este proceso llevó otra media hora hasta que todos estuvieron
sentados. Para cuando terminó eran las 21hs.
Vale aclarar que si en el evento pasado se habían
pasado en cuanto a la parte visual (ambientación del salón, de las mesas, de la
comida) en este le pusieron muy poca atención. Colgaban unos banderines
representando a cada casa y sobre las paredes había una especie de calderos hechos
en cartulina. Las mesas no tenían decoración alguna.
Esperábamos que se lucieran con la comida, ya que también
había sido un punto fuerte en el evento anterior. En este prometían una cena
basada en las comidas que se relatan con detalle en los libros. Fue realmente
una desilusión lo que nos sirvieron. Para empezar, nada era muy rico ni muy
especial. Tampoco abundante, y tampoco servido a tiempo ya que eran tres
personas para atender a todos los asistentes.
Sobre la mesa nos encontramos unos panes (que tenía
pinta pero no sabor, al masticarlos eran totalmente gomosos), y unas fuentes
con ensalada de papa y zanahoria (¿típico de los libros? Mmmmm..). Claro que
uno esperaba que vinieran algo para acompañar la ensalada, así que apenas se
servía en el plato. Cuando se veía que lo principal no iba llegando o por lo
menos se demoraba, uno volvía a mirar la zanahoria rallada y con algo de pesar
se servía, porque para esa hora ya el estómago comenzaba a manifestarse.
Al rato pasaron con una fuente de empanadas de
calabaza, la cual correspondía una para cada uno. Nada muy especial, pero mejor
que la ensalada era.
Seguimos esperando, y finalmente pusieron unos
potecitos con salchichas y huevo. Si hubiera sido un pote para cada uno vaya y
pase, pero dejaron dos en la mesa (¡éramos unos 25!). Me serví ¼ de salchicha,
sino no alcanzaba. Para la otra punta de la mesa le llegó su pote media hora
después. ¡De terror la espera!.
No había ni siquiera interacción con los personajes
disfrazados y el público. Finalmente dos chicas organizaron una especie de
concurso de preguntas y respuestas sobre la zaga, haciendo pasar a un
participante de cada mesa. No estuvo mal, pero fue breve, y seguíamos con la
espera eterna de la comida (o de que pasara algo interesante).
Anunciaron que iban a servir el plato principal, que
consistía en un guiso. Lo más bizarro que pudo pasar. Iban pasando con una
olla, sirviendo de a poco a la gente. Mi novio me decía que le recordaba un
campamento, o como se sirven las raciones en las prisiones. A cada uno le
tocaba un cucharón de guiso (lo cual era poco considerando que prácticamente no
habíamos comido antes y que seguía pasando el tiempo). Además de que tardaron
horrores en servir a todos (entre el primero que comió guiso y el último debe
haber pasado una hora), no tenía linda presentación (¿Qué tan mágico puede ser
un poco de guiso en un plato de plástico?). Para cuando nos sirvieron a
nosotros estaban rascando el fondo de la olla. ¡Impresentable momento!
Finalmente pasó algo relacionado con la zaga. Uno
disfrazado de Dementor (seres maléficos sin alma tapados por una capa negra,
carceleros de Azkaban, que absorben la esperanza y los sentimientos positivos)
apareció entre las mesas, junto a una cortina de humo. Momento divertido, que
duró apenas unos minutos.
Luego nos avisan que van a preparar la mesa dulce,
pero que para eso nos invitaban a ir nuevamente a la sala en donde estaban los
puestos. Asi que otra vez allí, ¡como si en el tiempo anterior nos hubiera
quedado algo sin ver!.
Suponíamos que al menos con los dulces se iban a
esmerar mas. Otra grave equivocación. Al volver al salón principal nos
encontramos algunas golosinas desparramadas sobre las mesas. Es cierto que se
notaba que querían basarse en el libro (ranas de chocolate, grageas de colores,
dulces parecidos a chascos, etc), pero lo que había era poco, y no llamaba
mucho la atención. ¡Otra desilusión!.
Lo que quedó fue un sorteo final (la copa donde
estaban los numeritos simulaba ser el “cáliz de fuego” del libro), donde no
gané nada. Y así terminó el evento, pasadas las 24hs (el horario estipulado de
finalización era las 22hs).
La verdad es que no puedo decir que lo pasamos mal,
pero fue porque nos reímos todo el tiempo de la situación. Era una completa
bizarreada, y en cierto sentido era gracioso estar en una situación así. Menos
mal que lo tomamos de esa manera, porque si no hubiera sido una noche que lo
que menos tenía era de mágica.
Una lástima, porque podría haber sido realmente bueno
si hubieran tenido mejor control de los tiempos, más cantidad y calidad de
comida, mas interacción con el público.
¿Qué les parece? ¿fueron alguna vez a un evento que no
resultó como esperaban? ¿Cómo se lo tomaron?