Tardé un poco en
traerles el post con las lecturas de junio, pero mi excusa es la misma que
vengo comentando en entradas anteriores: anduve bastante ocupada y corta de
tiempo para escribir.
De todos modos es
mejor tarde que nunca, así que aquí lo leído en el mes pasado:
Desconexión, de Neal Shusterman.
Este libro nos plantea
un mundo con unas reglas bastante especiales: la vida
humana se considerará inviolable desde el momento de la concepción hasta que el
niño cumpla los trece años, entre los trece y los dieciocho años de edad, sin
embargo, los padres pueden decidir «abortar» a su hijo de modo retroactivo...
con la condición de que el hijo, desde un punto de vista técnico, no muera. Al
proceso por el cual se acaba con él al mismo tiempo que se le conserva con vida
se le llama «desconexión». Esta práctica es aceptada.
La historia nos relata cómo tres chicos que no
se conocen pero con sentencia de ser desconectados logran escaparse. Juntos
siguen un camino lleno de sorpresas.
Me pareció bien para pasar el tiempo, aunque
no es tampoco demasiado memorable.
El rio
de la fortuna, de Elizabeth Haran.
Esta es una linda novela de época. A fines del
siglo XIX Francesca debe hacerse cargo del oficio de su padre: el transporte de
mercancías en su barco de vapor recorriendo un río australiano. Debe lidiar con
los prejuicios del oficio, y además con el descubrimiento de un secreto del
pasado que cambiará su vida.
Me gustó, es una historia sencilla pero
bonita.
Misión
olvido, de Maria Dueñas Vinuesa.
Una hermosa novela que me atrapó.
Nos cuenta como la profesora Blanca Perea
acepta trasladarse desde España a California para encargarse de lo que anticipa
como un tedioso proyecto académico. La motiva el que su matrimonio acaba de
disolverse y necesita tomar distancia de todo.
La labor encargada es la catalogación del
legado de una viejo compatriota, Andrés Fontana, fallecido hace décadas. Se
cruza durante la tarea con intrigas e
intereses contrapuestos.
Su investigación la lleva a los viejos tiempos
de las misiones californianas, y también a los hispanistas y escritores
exiliados de la España agridulce de los años 50. El pasado y el presente que se
encuentran y entrecruzan. Asimismo un encuentro con ella misma y sus
sentimientos.
Recomiendo este libro.
Motin
en la Bounty, de John Boyne.
Venía leyendo un poco de este autor,
encontrándome con obras que me gustaron mucho y otras que no tanto. Este libro
cae en el segundo grupo. Debo admitir que me aburrió bastante.
El capitán Turnstile rememora los
acontecimientos que dieron inicio a su carrera de marino. Nos lleva a cuando a
sus catorce años decide embarcarse como salvación para no terminar en la cárcel
luego de ser atrapado robando.
Allí se dedica a ser el ayuda de cámara del
capitán, en un viaje exótico con destino a Tahití. Nos relata acontecimientos
que llevan a un motín a bordo de dicho barco y lo que luego sucede.
La
marca de la luna, de Amelia Noguera.
Otra novela que adoré.
En una aldea de la India nace Lila. Su madre
que era bruja muere en el parto, y por tradición son sus abuelas las encargadas
de decidir el destino del bebé. La abuela paterna quiere matarla, pero la
materna se ofrece a criarla. Por ira la consuegra maldice a la pequeña: en
cuanto ame a un hombre, este morirá.
Es la historia de la Bruja de la Luna Plateada.
La niña busca huir de la maldición y emprenderá un viaje que la llevará a la
España de principios del siglo XX.
El clan
del oso cavernario, de Jean M. Auel
Esta es la primera parte de la saga “Hijos de
la tierra”. La misma consta de seis tomos bastante grandes pero que no tienen
desperdicio. Al momento no la terminé entera, pero estoy emocionada leyéndolos
uno a uno. Realmente son unos libros fantásticos, la historia es atrapante y aprovecho
cada ratito libre que tengo para seguirla.
Está ambientada en la era paleolítica. Nos
cuenta como la pequeña Ayla, una niña Cromañon de 5 años es separada de su
familia durante un terremoto. Sola e indefensa es atacada por un león
cavernario. El terremoto también ha afectado al Clan del Oso Cavernario, un grupo
de Neanderthales que deben ir en busca de una nueva caverna para habitar. En el
camino encuentran a Ayla y la curandera, Iza, la recoge para cuidarla. La
aceptación de la niña por parte del clan no es fácil. Ella es considerada una
de los “otros”. Una de las diferencias
entre ambos grupos está dada por el desarrollo de las cuerdas vocales. De esa
manera Ayla puede emitir sonidos, mientras que los miembros del clan hablan
mediante señas.
La niña rompe unas cuantas tradiciones.
Enseguida supera en inteligencia al resto del grupo.
En el libro se plantean temas como modos de
vida, tradiciones, formas de cazar y de alimentarse, jerarquías sociales, como
pasaban los inviernos, hábitat.
Realmente es una bonita historia cuyo contexto
es la época prehistórica y que hace reflexionar sobre los orígenes de los seres
humanos, sobre como se adaptaban al medio, los descubrimientos que hacían, etc.
¡Altamente recomendable!
El
valle de los caballos, de Jean M. Auel.
Segunda parte de esta maravillosa saga en la
última fase de la Era Glacial.
Ayla debe abandonar al Clan y partir sola
hacia un viaje de supervivencia y en busca de los “otros”, su propio pueblo del
que fue separada por un terremoto.
Aquí encuentra refugio en una caverna dentro
de un valle. El destino le acerca a un desconocido, Jondalar, quien llega a su
lado malherido. Surge entonces un proceso de encuentros, de aprendizaje de
lenguajes y de costumbres.
¡Otro libro que adoré!
Julio lo comencé
leyendo el libro que le sigue. Ya les adelanto que también super atrapante.
¿Leyeron algo de esto?
¿Alguno les parece interesante?