Hoy les voy a contar una linda noticia, una que hace mucho
soñé que se hiciera realidad.
Y es que este 2020 a pesar de que ha traído confinamiento,
virus, cuarentena, y unos cuantos etc que lo califican como un año para el
olvido, a mí me ha traído también una bendición largamente esperada: estoy
embarazada.
Los que me leen hace rato saben que poder estar hoy contando
esto es un logro muy grande, que el camino no ha sido fácil. Fueron cinco años
de búsqueda, en la que hemos tenido que lidiar con un montón de sensaciones. Finalmente,
un tratamiento in vitro nos posibilitó el que hoy este creciendo dentro mío mi
dulce niña. Y eso me hace profundamente feliz, me llena de ilusión y amor.
Me esperé un poco para contarlo por aquí, ya que estoy de 26 semanas actualmente. De seis meses para ponerlo en criollo y no obligar a hacer cuentas. Si Dios quiere la nena llegará a fines de octubre o principios de noviembre. La esperamos con todo el amor del mundo.
Tal vez la situación del contexto que ha tocado para vivir este tiempo no es la que hubiera esperado. Llegamos a contarlo en persona solo a la familia más cercana, allá a principios de marzo. Y luego vino la pandemia, el distanciamiento social, el no poder ver a nadie. Así que los demás se han tenido que enterar por vía virtual. Nadie está pudiendo ver el crecimiento de la panza en persona, lo hacen a través de una pantalla. Me hubiera gustado poder compartirlo de otra forma, tanto que nos costó lograrlo. Pero las cosas se dan como se dan y hay que aceptarlas. El punto bueno es que no tengo que trasladarme al trabajo, en ese sentido es bastante cómodo. Como suelo decirme, estoy empollando frente a la computadora. Largas horas, eso sí. Como ya les he contado en otras oportunidades es un home office súper intenso. Pero que en su parte física si contribuye al embarazo creo yo, zafé de tener que lidiar con que me den o no el asiento en un transporte público, no estar expuesta a eso.
Trajo por otro lado que los controles los tenga que realizar sola. En el centro al que voy se pide que solo vaya la paciente, sin acompañante. Así que mi marido se está perdiendo las ecografías. Eso me da lástima por él, es algo que también me hubiera gustado compartir de otra forma. ¡Es tan lindo ver como se mueve allí!
Vengo llevando el tema muy bien, a pesar de que no soy una niña marcha todo bárbaro. No sufrí ni nauseas ni vómitos. Tengo si un poco de reflujo que se vuelve molesto, pero es un mal menor. Los controles vienen dando todos genial por suerte.
Ya hace un tiempito que la siento moverse, también una situación de lo más bonita, y por qué no un poco extraña.
De a poco voy comprándole algo de ropita y algunos accesorios que vamos a necesitar. Todo por internet porque los locales siguen cerrados. Todavía no tengo cuna ni cochecito, ambos temas que me gustaría poder ver en persona. Todavía hay algo de tiempo, mi esperanza es que comience a flexibilizarse la cuarentena de a poco. Y sino serán también compras virtuales, que se le va a hacer.
Ya contaré un poco más del proceso de búsqueda, para que me quede como diario del camino recorrido, también porque a otro le puede ayudar. Siempre hay que mantener la esperanza, aunque no sea fácil. Todo vale la pena después.
Les dejo dos fotos que no son tan actuales, son de hace un par de semanas. La panza salió realmente en los últimos diez días, así de golpe. De a poco comienza a hacerse más visible el estado.
Realmente estoy muy feliz, me alegra poder compartir este momento con ustedes que me leen.