Ahora sí, tengo acá algunas fotos sacadas este fin de
semana en la mini escapadita a la ciudad de Mar del Plata. Por lo tanto les
cuento un poquito de este hermoso viaje.
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Cabaña en medio del bosque Peralta Ramos |
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Hermoso el mar |
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Mar, pescador, escollera, y unas cuantas nubes |
Salimos por la mañana del sábado, a eso de las siete
de la mañana. Al haber coincidido con el inicio de las vacaciones de invierno
en los colegios esperaba que la ruta estuviera más congestionada. Pero por
suerte no había casi autos, así que fue un viaje rápido. Demoramos un poquito
más de cuatro horas en hacer los 400 km de distancia que hay entre esta ciudad
y Buenos Aires.
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pajaritos en una planta (¿no estan divinos?) |
El primer destino fue la cabaña que teníamos
reservada, la cual quedaba dentro del bosque Peralta Ramos. Este es un bosque
de 400 hectáreas con árboles de coníferas, sauces, eucaliptos, álamos y
rosales. Dentro del bosque existe un barrio residencial. La cabaña estaba
ubicada cerca de uno de los extremos del bosque. Un sitio chiquito pero muy
agradable. Por el frio no daba para estar aprovechando mucho la parte exterior,
pero el lugar contaba con un jardín con mesitas, una parrilla, etc. En fin,
bien equipado y acogedor.
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escultura tributo a Sui Generis |
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plaza con fuente |
Ese primer día estaba todo bastante nublado. Con
abrigo igual fuimos a recorrer un poco la costanera. Pasamos por varias playas,
de esas que de nombre había escuchado mil veces pero recién ahora estaba conociendo:
La Perla, La Bristol, la zona de Punta Mogotes, etc.
Recorrimos también la calle peatonal, que cuenta con
unos cuantos negocios, y tomamos una rica merienda en el tradicional
restaurante “Manolo”.
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Postal del puerto |
Conocí algunas plazas y edificios simpáticos de ver.
Hicimos recorrida por un shopping, y hasta tuvimos la suerte de encontrar cerca
de ahí una feria de colectividades. Esto fue muy interesante porque contaba con
varios stands dedicados a la gastronomía típica de diferentes países. También
algo de artesanías, y llegamos justo para escuchar a la orquesta municipal que
tocó unas cuantas canciones tradicionales. Luego de recorrer los diferentes
puestos me decidí a comprar en el de Grecia una porción de baklava. Este es un
pastel elaborado con pasta de nueces trituradas y masa fila, y bañada en
almíbar o jarabe de miel. Estaba absolutamente rico, aunque también debo decir
que era algo muy dulce y pesado.
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lobos marinos |
Para no dejar de ver algo que es bastante conocido de
la zona, dimos una vuelta por el casino. Jugamos algunos pesos en las
maquinitas, aunque como era de esperar enseguida los perdimos. Valió como
experiencia, para mí la primera vez que jugaba algo en un casino (pensé que iba
a tener suerte de principiante, pero no fue el caso).
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lobos marinos descansando |
Tuvimos la oportunidad de ver ese día a los lobos
marinos, que descansaban en una zona cerca del puerto. Hacía un frío bastante
importante, soplaba un viento helado en ese lugar, así que fue rápida la visita
que le hicimos a estos animalitos, que por otro lado no hacían mucho más que
estar ahí echados y bufar un poco.
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Orquesta municipal en la feria de las colectividades |
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Algo rico en un puesto de la feria |
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Centro de la feria, mesitas adonde sentarse a comer algo rico |
El día siguiente resultó más soleado, aunque el frío
se hacía notar igual. Aprovechamos a dar otra vuelta por las playas. Esta vez
bajamos a la arena, así que disfrutamos un poco más del mar. Por supuesto que
nadie se estaba bañando ahí, salvo algún valiente perro que chapoteaba entre
las olas heladas.
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Hermoso el mar |
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Contemplando el mar. Bello momento. |
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Caminata por la playa |
A la hora del almuerzo escogimos un restaurante cuyos
ventanales daban al mar. La vista lindísima. Un mal tranquilo y bastante azul
(diferente al día anterior en que por las nubes se veía muy gris), gaviotas que
volaban por ahí. Pedimos unos mejillones empanados, que estaban riquísimos. En
una zona tan cercana al mar no podíamos dejar de probar algo sacado de ahí.
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pescadores |
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perrito disfrutando del agua |
Me habían dicho que las medialunas de la confitería
Boston eran algo digno de probar, así que la merienda la hicimos en ese lugar.
También tenía vista a la playa, y pude comprobar que la reputación era cierta.
Muy ricas, y el cafecito caliente sentaba de maravillas también.
Ya luego de haber dado varias vueltas por ahí no
quedaba otra que emprender el camino de regreso a Buenos Aires. Nuevamente
encontramos la ruta despejada y tranquila, así que el viaje fue realizado sin
inconvenientes.
Hace mucho que no visitaba el mar. Creo que habían
pasado más de diez años desde la última vez. Por otro lado esta ciudad costera
tan conocida y mencionada por todos era un sitio en el que no había estado, así
que fue lindo haberla visitado.
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Vista desde el restaurante donde almorzamos |
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mejillones empanados |
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monumento a Olmedo |
También estuvo buena la forma en que surgió la idea de
la escapada, muy de un día para otro, sin mayores planes.
Lo otro que hizo de este un viaje excelente fue la
compañía. ¿Quieren saber con quién me fui? Pues con una personita del sexo
masculino que conocí hace unos meses, con quien estamos de a poquito formando
algo lindo. No les había mencionado a esta persona, tal vez a modo de cábala,
tal vez porque quería ir viendo en que se convertía la relación. En fin, les
puedo decir que luego de los sucesos de fin de año (separación de por medio y
etc) la vida me hizo llegar a alguien que se está convirtiendo en una persona
especial, que se roba muchos de mis pensamientos, que ya tiene un lugarcito en
mi corazón. Fue de alguna manera una sorpresa. O no. Porque en realidad la
forma en que se han dado los acontecimientos me hace pensar que tenían que darse
de esa manera, que el universo sabio sabía lo que hacía, que no fueron solo
casualidades. Creo que me estaba dando una oportunidad de crecer, de aprender
cosas, de replantearme rumbos.
Este año lo empecé dejándome sorprender por la vida,
dejando fluir las cosas. Aceptando lo que se daba, y con un profundo
sentimiento de que algo bueno estaba por venir. Siempre lo sentí así, aunque
solo tenía un libro en blanco ante mí. Y no me equivoqué. Por lo menos por
ahora, todo lo que estoy viviendo es hermoso. De a poquito, dejando que todo
avance de forma natural, porque creo que así es como se dan mejor las cosas.
Disfrutando lo que se da, tratando de no presionarme en nada, dejando que todo
fluya, animándome a abrir mi corazón nuevamente. En fin, sonriéndole a la vida,
que es lo importante.
Después de estos meses quería compartir esto con
ustedes. Este motivo de alegría, tal vez de nuevos sueños. El inicio de un camino,
que no sé adónde me llevará, ni que tan largo o no será, pero que hoy me animo
a recorrer, disfrutando lo que en él aparece.
Muchos de ustedes hace rato me leen. Ya saben que mi
forma de encarar la vida es con optimismo y agradecimiento profundo a todo lo
que el universo me da. Ya saben que me gusta encontrarle motivo de felicidad a
las cosas que me pasan, aún las más cotidianas.
Hoy también quiero expresar esta gratitud a la vida.
Me siento feliz ante la nueva oportunidad. Mi mensaje hacia el universo es un
gran GRACIAS, de saber que nos hace llegar cosas buenas, y quiero cerrar el
post con: “lo mejor está por venir”.