No, de este fin de
semana que pasó mejor no hablar. Y es porque me lo he pasado en cama con
bronquitis. Así que no hay mucho que decirles más que en vez de disfrutar de
los bonitos días de sol, me quedé encerrada y acompañada por pañuelos y
antibióticos. Un horror.
Un poco mejor estoy a
estas alturas, aunque ando lidiando con las contraindicaciones de los remedios.
Es que lo que arregla una cosa desbarata otra, a la tos y dolor de garganta le
sumé temas estomacales. Y las obligaciones laborales me impidieron seguir de
reposo, son días bastante movidos.
De lo que si quiero
hablarles es del fin de semana anterior, ese con el que comenzamos el mes de
noviembre. Porque ahí compartimos lindas actividades y en buena compañía.
Fuimos con una amiga y
su familia a la actividad de “La Noche de los Museos”, que se hace una vez al
año y ya lleva quince consecutivos. Cada vez con nuevas propuestas y más sitios
que participan. Hay mucho para elegir, y todo se llena de gente.
En esta ocasión mi
amiga sugirió ir al “Centro Ana Frank Argentina”. Me pareció genial porque es
relativamente cerca de casa y nunca había ido. Aquí se recrean los espacios en
los que vivió Ana Frank durante la época en que tuvo que esconderse. La casa
original en Amsterdam no la habíamos visitado durante nuestro viaje a esa
ciudad porque era un mundo de gente. Así que fue interesante verla aquí
recreada. Los espacios eran pequeños, y la hija de mi amiga, que tiene 6 años,
en un momento de la visita dijo “mamá, esto no me gusta”. La madre le replicó que
seguramente a Ana tampoco le gustaba. Y da que pensar, ¿verdad? Ya que la niña
no soportaba estar ahí unos minutos, mientras que Ana y su familia pasó casi
dos años ahí escondida, con el temor de ser delatados, cuidando no hacer
ruidos. En fin, una historia trágica que por supuesto no fue la única de ese
momento.
El museo incluye
también una sala con una línea de tiempo en donde se explica la situación de
Alemania, el como se desarrolló el nazismo, y otra serie de hechos que
impactaron en la vida de esta niña como en la de tantos otros.
A su vez hay un
paralelismo con lo que fue la dictadura en Argentina, compartiendo algunas
formas de actuar del régimen nazi. Un espacio para reflexionar y que recomiendo
conocer.
Más tarde nos
dirigimos al centro y participamos de una serie de juegos que se había
preparado para los niños, con música y luces. Estuvo muy lindo, cerramos el día
con una cena tardía por la zona.
El domingo tocaba
madrugar ya que habíamos sido invitados al acto de cierre del año del jardín
donde va el ahijado de mi marido. El nene ya tiene tres años, y es la tercera
vez que vamos. Es un honor para nosotros, ya que los padres siempre nos hacen
extensiva la habitación, incluyéndonos en el círculo íntimo de la familia. Es
bueno compartir estos momentos.
Vimos a todas las
salitas del jardín actuar. Los más pequeños bien perdidos, los más grandes con
un poco más de coordinación. Pero igual surge algo divertido, en donde se
comparte la emoción de las familias de los actores.
¿Cómo están ustedes?