Arranco el 2016 con una linda noticia para
contarles: ¡me voy a casar!
Es algo que ya veníamos hablando hace casi un
año. La propuesta en realidad surgió cuando estábamos de vacaciones en El
Chaltén. Acabábamos de llegar a la Laguna de los tres luego de algunas horas de
subida por la montaña. Este es un sitio maravilloso, de golpe después de una
larga caminata se ve allí esta hermosa laguna, rodeada de hielo, y es una
imagen sobrecogedora. Así como llegamos a su orilla me abrazó desde atrás y me
dijo “¿nos casamos?”. No tuve que pensarlo mucho para responderle, me giré y le
sonreí, al tiempo que le decía que sí.
Su elección del lugar no era casualidad, me
contó que le había dicho a un amigo que me lo iba a pedir y este le había
recomendado que lo hiciera en un sitio bonito porque es un momento que siempre
se recuerda. A mí me agarró bastante de sorpresa, ni me imaginaba que estaba
tramando todo eso. Por otro lado el responderle fue algo super natural, no
tengo dudas de que si con alguien quiero casarme es con él.
De todos modos en ese momento lo único que
decidimos es que queríamos algo sencillo, que iba a ser solo por civil sin
ceremonia religiosa, y que en realidad íbamos a ir viendo la fecha porque
íbamos a ver que iba pasando con el proyecto del bebé. Este como les conté es
un sueño que se viene retrasando un poco, y al final nos convencimos de que una
cosa no iba a tener que ver con la otra. Así que finalmente hace cosa de mes y
medio nos decidimos y pusimos fecha para el casorio para principios de abril.
Falta poco, es cierto. Pero como la idea es no
complicarnos tanto con la organización del tema creemos que estamos bien igual
con los tiempos.
Yo jamás fui de las que iban por la vida
soñando con el vestido blanco y el día de su casamiento. Así que me sorprendo
un poco a mí misma mirando páginas sobre el tema, planeando todo con entusiasmo
y hasta un poco de nervios. “Me siento muy minita” le decía el otro día
mientras chusmeaba ramos en internet y él se reía.
Lo cierto es que desde que pusimos fecha dejó
de ser algo abstracto para “algún día” y comenzó a ser algo bien concreto. Así
que mi verdadera emoción viene desde este momento en que todo se ha convertido
tan tangible.
Nos vamos a casar un viernes. Ya tengo
agendado el pedir el turno en el registro por la página del gobierno 29 días
hábiles antes. Me han dicho que es una fecha bastante requerida así que se que
tenemos que estar muy pendientes de pedirlo a tiempo.
Ya hemos escogido un salón para el festejo,
que va a ser de día e inmediatamente después al trámite del civil. De todos los
que habíamos pedido presupuesto y visto es el que más nos gustó. Es un sitio
relativamente chico, pero como vamos a hacer algo más íntimo nuestro número de
invitados es acorde. Tiene una parte con un jardín que me está bonito para aprovechar
si toca buen clima.
También contratamos a una fotógrafa. Ella hace
unas fotos divinas y tiene buena onda, así que nos gustó y ya la elegimos
también.
Tengo averiguado ramo y estoy combinando
también tema de maquillaje y peinado.
Me falta ver vestido, zapatos, algo para
decorar el lugar, las alianzas, entre otros.
Estamos organizando también la luna de miel,
ultimando detalles.
En fin, miles de cosas a atender, unos cuantos
gastos que asustan un poco pero que valen la pena ya que nos casamos una vez en
la vida (eso espero!). Estoy contenta, entusiasmada. Un gran paso junto a mi
amor, con ganas de apostar a una vida juntos.
Una buena manera de comenzar el año, ¿no?