El jueves tenía un
rato después del trabajo y pasé a saludar a mis padres. Como todavía no habían
llegado yo entré con mi llave y los esperé. La casa anda medio dada vueltas
porque están pintando algunos ambientes, y cuando eso sucede en un hogar se
corren muebles, se hace un poquito de caos. Es también una buena oportunidad
para ordenar y hacer limpieza, y eso es de hecho lo que están haciendo.
La cuestión es que
sobre un sillón había unos cuantos álbumes de fotos de cuando con mi hermano
éramos pequeños. Me hice un té y me puse a chusmearlos. Que lindos recuerdos,
que bonito vernos de chiquitos, verlos a mis padres tan jóvenes. Aproveché que
encontré algunas fotitos duplicadas y me las guardé en la cartera (shhhhh!! Que
mi mamá no se entere!). La idea es escanearlas, y después seguro que les
muestro algunas. Son viejas (¡algunas tienen más de 30 años!). Con los colores
ya medio amarronados por el paso del tiempo, con el formato chiquito que se
usaba en ese momento. Muy lindo hallazgo.
Además mi mamá me mostró
algunas cosas mías que habían encontrado en un armario (que era una especie de
juntadero de trastos). Había zapatos y carteras que nunca me había llevado (le
terminé diciendo que eran todas para donar, la verdad es que ninguna me
interesaba para rescatarla). Y en eso encontramos unas agendas que yo tenía.
Una era del año 1993, que es cuando terminé la primaria. Ahí cada día anotaba
cosas que me habían pasado (a mis ojos de ahora eran todas nimiedades y cursis,
pero como decía mi mamá eso en su momento eran cosas que para mí eran
importantes). Lo mismo encontramos otra agenda que era de 1998 (año en que
terminé el secundario, y también con anotaciones parecidas). También había
papelitos e infinidad de recuerdos de salidas que hice, de espectáculos a los que
fui, de gente que ya no está en mi vida (como mi primer novio, a quien hacía
referencia en cada página). Son los únicos dos años en que llevé agenda.
Supongo que porque fueron momentos que implicaban fines de ciclos, vaya a saber
que me motivó. Leí por ejemplo lo que había anotado el día de finalización de
las clases del secundario. ¡Cuántas vivencias, cuanto tiempo el transcurrido!
Las volvimos a guardar donde estaban, quien sabe cuándo serán desempolvadas
nuevamente para traer ecos de tiempos lejanos.
Mi mamá me preguntaba
si después de eso había llevado algún diario. La respuesta fue no. Pero ahora
que lo pienso, ¿no es acaso este blog una versión 2.0 de eso? De alguna manera
hay relatos de momentos que no quiero perder, fotos de ciertos instantes
pequeños y cotidianos. Es también un compartir y un ida y vuelta que no tenían
esas agendas del pasado, pero si cumple con lo de ser una especie de bitácora
de este viaje de la vida. También en él hay personas que ya no están, cosas que
sin duda releyéndolas con el tiempo me produzcan un poquito lo que sentía
revisando estos papeles.
Aquí está, para que mi
yo del futuro lea estos post, pedacitos de mi esencia actual.
¿Llevaban agendas así?
¿Qué escribían? ¿Encontraron alguna después de muchos años?