Estas navidades han
sido diferentes a otras. Por un lado porque implicaron un viajecito, y por el
otro porque las pasé con la familia de mi novio. Estuvieron muy bien, ya que el
destino era la ciudad de Córdoba, en el centro de Argentina. Y además porque me
sentí muy bien recibida e integrada.
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Arbol de navidad por el centro |
Salimos el sábado
alrededor del mediodía. Éramos cinco en el auto (mi novio, sus padres y su
hermano), pero a pesar de estar un poco apretados el viaje fue bastante cómodo.
Tardamos un poco más de seis horas en llegar. Paramos en un hotel por el
centro, descansamos un par de horas y ya después nos fuimos a la casa de sus
tíos para cenar. A ellos no los conocía porque viven en esta ciudad. Pusieron
la mesa en un pequeño jardín trasero, en donde estábamos bastante bien. Por
suerte aunque hacía mucho calor (nos acompañaron temperaturas entre 35º y 40º
en todos el viaje) allí se estaba más fresquito, al resguardo de los árboles.
Al otro día nos
invitaron a la casita que tienen en la localidad de Bialet Masse. Chiquita pero
acogedora, con una pileta que disfrutamos, y nos recibieron con un rico asado.
De más está decir que pasamos un bonito día allí. Se nos habían sumado un par
de primos con sus respectivos hijos, así que éramos unos cuantos.
El lunes aprovechamos
a ir a las sierras. Seguimos el camino de Altas Cumbres, donde tuvimos una
linda vista de la naturaleza. Estuvimos todo el día en el auto, pero el paisaje
era bonito de apreciar. Esa noche fuimos a cenar solos con mi novio, y
aprovechamos a caminar un poco por el centro. En una de las plazas principales
había un pesebre viviente, también un arbolito iluminado de manera muy
navideña. Me gustó lo que conocí, con construcciones bastante coloniales. Era
un mundo de gente, muchos haciendo compras de último momento, con negocios
abiertos hasta tarde previendo eso. Algo que me gustó mucho fue el “Paseo del
buen pastor”. Un sitio muy iluminado, y donde pudimos ver un show de aguas
danzantes. ¡Fue precioso!
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El paseo del buen pastor. precioso! |
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Show de aguas danzantes |
El mismo martes 24/12
aprovechamos el día para ir de paseo. Otra vez nos subimos al auto y fuimos
hasta La Falda. En un alto en el camino pudimos sacar bonitas fotografías de la
ciudad vista desde arriba. Recorrimos sus calles, almorzamos una parrillada al
costado de la ruta, y llegamos a tiempo al hotel para descansar un poco y
prepararnos para la noche buena. Esta fue compartida nuevamente con todos los
familiares, en el mismo jardincito donde nos habían recibido la primera noche.
Habían preparado muchas cosas ricas (todos los manjares que comí explican el
kilo de más que me traje del viaje). Había regalos para todos, y fue bonito el
momento después del brindis cuando los fuimos a abrir. El más emocionado era el
más chiquito, un niño de ocho años hijo de uno de los primos de mi novio.
Recibió un camión que se dirigía a control remoto y con el que enseguida empezó
a jugar. También un pececito (su madre no estaba tan contenta con el regalo,
que implica ahora dedicarle cuidados) con una carta de Papá Noel en donde le
indicaba como alimentar y cuidar al nuevo integrante. Yo recibí un libro y un
set de maquillaje, y también una planta para la casa. Pasamos una hermosa
noche.
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Desde la ruta este bonito paisaje |
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Vista de "La Falda" |
Al otro día ya después
de desayunar emprendimos el camino de regreso. Otra vez unas cuantas horas en
la ruta, hasta que llegamos a casa. Estábamos cansados y sufriendo un poco el
calor, pero contentos por haber pasado unos lindos días.
Les dejo unas poquitas
fotos de este viaje.
¿Cómo lo pasaron
ustedes?