Ya ha
comenzado el año hace rato. Casi terminando febrero y recién mi primer post del
2022.
Lo empezamos muy bien. Reunidos en familia, también con algunos amigos. Con bastante trabajo, con algunas salidas, y con nuestras primeras vacaciones con la nena.
Nos tomamos
una semanita a fin de enero y fuimos a Tandil, una localidad que nos pareció
buena idea porque no es tan lejos de Buenos Aires (en auto fueron seis horas
para la ida, un poquito menos para la vuelta), y además cuenta con bonitos
paseos que se podían hacer con una niña pequeña. Fue una gran elección, lo
pasamos muy bien.
Es un sitio
al que cada tantos años vuelvo, y cada vez tiene algún atractivo nuevo que le
han sumado, ciudad que encuentro siempre muy cuidada y que invita a recorrer.
Esta vez tenía esa novedad del viajar con un ser pequeñito, de adaptarnos a sus
horarios, de poder pasear pero sabiendo que el ritmo iba a ser diferente a lo
que solían ser nuestras vacaciones.
La primera
gran decisión fue alquilar una casita, lo cual nos permitió cocinarnos. Esto
fue clave dada la edad de nuestra hija. Estaba ubicada en las afueras, lo que
le sumaba el plus de la tranquilidad. Tenía un amplio jardín, y todos los días
venía un grupo de ovejas a pastar junto a la puerta. También vimos gallinas y
caballos. Muy cerca igual teníamos el centro, tomando el auto en quince minutos
estábamos en cualquier lado.
Desde el jardín de la casita |
El día
arrancaba por lo general temprano. Desayunábamos tranquilos y salíamos a eso de
las 9hs o 9:30hs. Hacíamos algún paseo que dependía del día, y luego al mediodía
por lo general volvíamos a la casa, almorzábamos y dejábamos que la nena
durmiera una siesta. Y luego a recorrer nuevamente.
La ciudad
tiene mucho para ofrecer. Tiene sierras, paisajes rurales, amplios parques,
zonas de juegos, esculturas, miradores, un lago, y una rica gastronomía.
La pequeña
se lo pasó bárbaro. Trepaba de lo más contenta, lo cual me maravillaba dado que
no hacían ni tres meses de sus primeros pasos. Pero así chiquita hizo a pie
casi todo el via crucis (que cuenta con un camino de piedra en el medio de un
bosquecito).
La casa que
alquilamos tenía una galería amplia y allí contábamos con una mesita y sillas,
por lo que mis desayunamos por lo general los tomaba ahí. Mientras el resto
dormía yo disfrutaba del solcito matinal, unos mates y algo de lectura. También
hicimos un asado que nos duró algunos días, y compartimos alguna que otra
cervecita a la caída de la tarde.
En los
parques fuimos recorriendo espacios de juegos. Toboganes y hamacas diversas,
con un paisaje natural de fondo.
Mirando el lago de la mano de papá |
La novedad
que encontré esta vez fue el Parque del Origen, con esculturas de dinosaurios
en tamaño real emplazadas en el verde. Este no lo conocía. Y otros paseos
fueron un reencuentro con el lugar, como el Cerro Centinela, la Piedra
Movediza, el Cristo de las Sierras, las esculturas del Quijote y Sancho Panza con esas vistas
maravillosas del lago.
Unos días
disfrutados y que quedaran en nuestro recuerdo.
¿Cómo los
está tratando a ustedes el 2022?