Antes que nada, ¿notaron que hay cambio de look en el
blog? Hace rato que tenía la otra plantilla (desde que lo abrí) y me dije que
era momento de cambiar un poquito la estética. Elegí algo bastante tranquilo,
con un fondo blanco que permite una fácil lectura. ¿Les gusta?
Pasando a otro tema, y tal vez un poquito a modo de
catarsis (o de búsqueda de aliento, o consejos para ir sobrellevando el tema)
les cuento que en el trabajo andamos pasando por unos días un poco raros, y que
eso me está afectando un poquito el ánimo. Yo trato de que no sea así, de no
hacerme la cabeza con pensamientos pesimistas, pero a veces cuesta porque estoy
en un entorno donde el malhumor y ansiedad está a la orden del día últimamente.
Esto es motivo de una situación especial (ya que este
lugar siempre se caracterizó por ser un sitio muy agradable, con buena onda,
con un hermoso grupo de gente, etc) y tiene que ver con que la compañía se
vendió, y todos los cambios que eso va a traer.
Ya veníamos con el proceso de venta hace rato largo. Y
finalmente se llegó a la instancia en donde apareció el comprador y se llevó a
cabo la operación. El tema es que como en muchos procesos de este tipo, la
información sobre el futuro de los que aquí trabajamos y las condiciones que
tendremos no es clara.
Ya sabemos por ejemplo que nos tenemos que mudar a la
brevedad, en el transcurso del próximo mes. Eso significa dejar el edificio
actual, que es muy cómodo, lindo, bien ubicado (a mí me queda super cerca), con
un hermoso comedor. E implica irnos a otras oficinas que no conocemos, pero de
las que ya escuchamos que son más chicas (o sea que estaremos más apretados y
juntos), que son de espacio abierto (al mejor estilo call center, o sea
perdiendo cualquier tipo de intimidad). En cuanto a distancia a mí no me
quedarían tan mal, aunque implicaría duplicar el tiempo de viaje según mis
estimaciones. Y lo de la falta de intimidad no me gusta nada, sobre todo pensar
que mi monitor puede quedar muy expuesto a la vista de cualquiera (de ser así
calculo mi actividad blogueril bajaría bastante).
Lo otro que no sabemos es si vamos a quedar todos los
que estamos. Al principio nos dijeron que la idea era respetar la estructura,
que contaban con nosotros. Pero parece que eso ya no está tan claro, así que
imagínense las dudas que en todos trae. No saber si se conservará el puesto, ni
de ser así en qué condiciones, o con que funciones, o reportando a quienes.
En este momento estamos en una especie de nebulosa,
donde no sabemos mucho, pero se especula demasiado. Estas todos convencidísimos
de que los grandes perdedores vamos a ser los trabajadores, que veremos
empeoradas cualquier condición actual. La realidad es que no lo sabemos, que si
bien es una posibilidad puede que no sea tan así. O que haya algunos aspectos
de retroceso pero otros que no. La cuestión es que se habla mucho, se ven caras
largas, se siente una atmosfera pesada. Y eso por supuesto repercute en el día
a día. Trato de no pensar así, de no hacerme problemas antes de tiempo. Pero
admito que a veces cuesta.
Me digo a mi misma que en cualquier crisis hay una
oportunidad, que todo en la vida es cambio, y que eso no tiene por qué ser
malo. Que venga algo diferente puede ser un desafío, un aprender, un seguir
creciendo.
También me digo que no tengo que tener miedo, que hay
que esperar y ver cómo se desarrollan las cosas. Que hay que dar tiempo al
tiempo, pensar que lo que venga es lo que tiene que venir (algo así como “las
cosas pasan por algo”). Que no hay que sufrir de antemano, por algo que puede o
no darse, y que tengo que acallar esos pensamientos cuando vengan a torturarme,
que tengo que ser positiva.
En fin, en eso ando. ¿Les pasó vivir una situación
así? ¿Cómo la enfrentaron? ¿Los cambios finalmente fueron buenos?