Hoy vengo a contarles
un sueño que tuve hace ya un tiempo. Es un post muy personal ya que ha sido
para mi una especie de mensaje, algo que he sentido como especial desde esa
vez, y que vengo atesorando en mi corazón sin haberlo compartido demasiado (ni
en la vida real ni en este espacio). Ha sido de esas cosas que he guardado para
mi.
Hoy sigue siendo un
sueño y espero que se cumpla cuando sea su momento. Sé que el Universo tiene
sus tiempos y que todo se da cuando debe darse, que debemos confiar en ello y tener
paciencia. He sentido sin embargo la necesidad de compartirlo, de ponerlo en
palabras por este espacio. Tal vez para darle más fuerza, para hacerlo más
presente. Tal vez como forma de decirle al Universo que me siento lista para
eso, para atraerlo a mi vida.
Me remonto entonces a
una noche hace año y medio atrás. Recuerdo bien la fecha porque era el día que
con mi novio cumplíamos nuestro primer año juntos. Curiosamente el horario del
sueño fue más o menos el mismo que para cuando nos habíamos dado nuestro primer
beso. Estábamos de vacaciones en la ciudad de Mendoza, y durmiendo en ese
momento. Muchas veces pasa que no se recuerdan los sueños al despertar. Pero
este fue tan vívido, tan especial en como lo sentí, que lo tengo patente en mi
mente. La situación fue así:
Yo me encontraba
acariciando las patitas de un bebé. Solo veía sus piernitas, y tenía puesto un
pantalón de un color rosa intenso, casi fucsia. Sentía mucha ternura cuando lo
hacía. En un momento yo le decía “te dejo ahora, me tengo que ir porque todavía
no es el momento”. Ahí entonces me percato que hay un hombre cerca que me dice
“Como vos quieras, pero sabe que ya está aprobado”. Yo me quedaba como
sorprendida y le preguntaba “¿Ya está aprobado?”. “Si, ya está aprobado”, fue
su respuesta. Y ahí me desperté con una sensación de mucho amor. Muy difícil
explicar en palabras, pero sentía que ese sentimiento me llenaba toda, que el
amor me inundaba.
Mi novio estaba
durmiendo al lado mío. Lo abracé feliz, porque sabía que eso era una especie de
mensaje. Así yo lo interpreto, para mi no fue un simple sueño, fue demasiado
real.
Fueron pasando los
meses. Yo no le conté este sueño hasta hace bastante poco, en un momento en que
nos planteamos el tema hijos. Antes no quise comentárselo porque sentía que podía
ser una especie de presión, que todo tenía que seguir su curso, fluir
naturalmente. Creo que también fue un tiempo en el que yo fui madurando la
idea, en que evocaba ese sueño y de a poco el deseo de verlo cumplido iba
aumentando.
Cuando estuvimos de
vacaciones por el sur a comienzos de este año él me planteó el tema, y nos
decidimos a buscar un bebé. Han pasado cuatro meses ya y si bien todavía no ha
llegado tengo confianza en que se dará. Mi sueño ha sido muy real y siento que
es algo que de alguna manera está destinado, sea cuando deba ser. Aunque claro
que a veces la impaciencia parece querer filtrarse, sé que no está en mi decidir
los tiempos.
Yo creo en la ley de
atracción, en lo poderoso de nuestros pensamientos, en visualizar las cosas
para que se cumplan. Es por eso que hoy les cuento esto, a la vez que le pido a
la gran fuerza de la creación que haga llegar este regalo a mi vida. Mientras
tanto seguiré disfrutando y agradeciendo todas las cosas lindas que tiene para
darme.
Estoy a días de
cumplir mis 35 años (este domingo!) y cuando apague las velitas ya sé cuál será
mi deseo.