Si hay algo que me gusta es recibir a mis
amigos, y que se junten todos (o la mayoría, porque alguno siempre falta) suele
pasar nada más que en los cumpleaños. Esto es porque mis amistades no vienen
todas de un mismo grupo sino que tienen origen en distintos lugares (de la
facu, del secundario, de ingles, de portugués, de la vida). Son siempre los
mismos (mas o menos, unos pocos van variando porque aparecen nuevos en mi vida y
algunos dejan de compartir el camino) y entonces ya se conocen y se ponen al
día de lo que pasó durante ese año en que no se vieron. Es gracioso, porque al
finalizar el evento varios se despiden “hasta el próximo cumple”.
La cuestión es que desde el viernes me puse a
limpiar y organizar todo. Como la casa es grande quería tener todo bastante
adelantado para que el sábado no fuera tanta carga y poder hacer otras cosas
(como ir a la peluquería, etc). Por suerte adelanté bastante ese día y ya el
sábado me quedaron las compras (unos cuantos manguitos dejados en el supermercado.
¡Organizar una fiesta en estos días es bastante oneroso!) y unos detallecitos
finales de limpieza.
Como les contaba, mi hermano me regaló un
atril de dibujo, así que se me ocurrió ponerle un papel y pedirle a mis amigos
que me dejaran ahí un mensaje. La gente se prendió y a mi me quedó un bonito
recuerdo de la reunión (además de unas cuantas fotos que saqué). ¿Qué les
parece mi pizarra de mensajes? ¿les gusta la idea? Muy fiesta de 15, ¿no?
Si bien no hubo asistencia perfecta, la
mayoría de mis invitados vinieron. Eso me pone contenta. En esta época del año
suele haber por los fríos muchos virus dando vueltas y es bastante frecuente
que algunos amigos estén bajo los efectos de alguno de ellos para la fecha de
mi festejo. Este año dos amigas estaban con bronquitis y faringitis
respectivamente, pero las demás que me habían confirmado que venían pudieron
efectivamente hacerlo.
Como no soy de ponerme a cocinar mucho, menos
lo hago para mi cumpleaños. Si bien preparé algunas pizzas, el resto de las
cosas fueron compradas: sándwiches de miga, picadita, snacks, etc. Como mi lema
es “mejor que sobre y no que falte” termino calculando mal las cantidades, y me
pasa como ahora, que tengo la heladera llena de sobras de comida de fiesta (¡por
eso el domingo desayuné, almorcé, merendé y cené sandwichitos de miga!). ¿a
ustedes les pasa? ¿se quedan con muchas sobras luego de una fiesta?.
Lo que también compré fue la torta. Esta
tenía mousse de chocolate, y realmente era riquísima. Quedaron todos
encantados, algunos repitieron porción, y es una de las pocas cosas que no
sobrevivió hasta el día siguiente. Realmente “arrasaron” con ella.
La reunión fue de mucha charla y risas, y
pasé un hermoso momento. Los últimos en irse fueron mi hermano y la novia, con
quienes compartimos un rato mas, cafecito de por medio.
Al día siguiente aproveché a quedarme en casa
y dedicarme a hacer fiaca. Me lo pasé comiendo todo el día (es una tentación
terrible tener tantas cosas ricas en la heladera, ¿no? No podía resistirme a ir
a buscar un sandwichito a cada rato) y empecé a leer uno de los libritos que
mis padres me habían regalado.
En conclusión, ¡un bonito fin de semana!