San Martin de los Andes

Después de haber pasado un tiempito corto en Junin de los Andes (ver relato aqui) nos fuimos a otra ciudad cordillerana cercana: San Martín de los Andes. La misma está situada a orillas del hermoso Lago Lacar, y dentro del Parque Nacional Lanín.

Llegamos a la ciudad en un breve respiro de lo que venía siendo unos días de tormentas bastante fuertes. Si bien estaba bastante nublado, por lo menos no estaba lloviendo al momento de buscar alojamiento. No teníamos nada reservado pero yo contaba con un listadito de algunos hostels de la zona. Dejé unos minutos a mi novio en la terminal de micros cuidando los bolsos y crucé a un quiosco que había enfrente, en donde un pibe que atendía me dio gentilmente indicaciones de cuales de estos hostels quedaban cerca.

Así fue como llegamos al “Hostel Rukalhue”, apenas a unas cuadras de la terminal, y muy cerca de la costanera. El mismo es sencillo, pero realmente muy bueno el ambiente. De hecho me pareció muy piola el como integraban a la gente. Les cuento que incluía la tarifa la cena, y para ese momento armaban unas mesas largas en las que todos los viajeros terminaban sentándose juntos y conversando. Después de cenar se organizaban algunos juegos. Claro que la participación era opcional, pero fue una hermosa manera de irse integrando con los demás de manera mas que natural.

Por ejemplo, la primera noche se organizó un “digalo con mímica” (para quien no conozca las reglas, la idea es representar una situación, o el nombre de una película, sin usar palabras, solo a través de mímica. Pasa un participante de un equipo, y los demás deben adivinar de que se trata. De acertar siguen jugando, sino pasan al otro equipo, y se va calculando el puntaje de cada uno). De más está decir que fue una situación de lo mas graciosa. Lo que también me resultó interesante fue que los grupos se formaban de manera muy democrática. Se cortaron papelitos con nombres de árboles, animales, y lagos de la zona (muy didáctico como verán) y luego se juntaban todos los que habian agarrado papel de la misma categoría (araucarias con cohiues, cipreses y arrayanes, etc).

Volviendo entonces al momento de nuestra llegada, nos instalamos en el hostel y después de almorzar emprendimos una pequeña caminata por la zona. El cielo estaba mas que cubierto, sabíamos que podían caernos algunas gotas en cualquier momento, pero igualmente encaminamos hacia el Mirador Bandurrias.

El comienzo del camino está ahí nomás, al final de una calle. Al cruzar una tranquera se entra en tierras de la comunidad mapuche, y enseguida se convierte en una senda ascendente que ingresa en el bosque.

Entre los árboles surgen varias sendas, aunque ya nos habían indicado que debíamos escoger siempre la de la derecha. Confieso que en un momento del paseo medio que nos perdimos un poco, pero luego retomamos, y finalmente la senda desemboca en el camino principal (por donde hay acceso vehicular). Luego de pagar una escasa suma en concepto de entrada al mirador, se llega a un lugar en donde hay una sorprendente vista de la ciudad, del Lago Lacar, el muelle y la ruta que va camino a “siete lagos”.

De ahí se puede continuar el paseo hacia una playa llamada “la islita”. Como había comenzado a llover no llegamos a ir ahí sino que emprendimos el descenso.  Nos contaban que la playa tiene arenas blancas, y que a metros tiene una isla rocosa a la que se puede llegar nadando. Decidimos que quedaría para otra ocasión.

Debido a las inclemencias del tiempo, ocupamos la tarde paseando un poco por el centro, y yendo a tomar una rica merienda en una casa de te de la zona.

Fue un lindo primer día en la ciudad, y a pesar de la lluvia pudimos apreciar una vista por demás fabulosa.

(to be continued)