lunes, 28 de diciembre de 2020

Despidiendo el año

Llego a dejarles un saludo antes de fin de año, un pequeño post para desearles que empiecen el 2021 con nuevas energías y esperanzas. ¡Creo que la mayoría está esperando con ansia que el 2020 sea historia! Es cierto que de un día para otro las cosas no cambian, pero ojalá todo el aspecto pandemico de este año vaya pasando, de la mano de vacunas, del cuidado de todos, o de un milagro. Pero que mejore el planeta y haya una vuelta a la normalidad, por lo menos en gran parte. Es el gran anhelo de todos en estos días.

Mientras tanto por acá hemos hecho micro festejos. Nunca somos muchos en las fiestas porque mi familia es pequeña, pero aún así hemos fraccionado las juntadas para poder respetar distanciamientos y poder cuidarnos. La noche buena y navidad fue vivida igual con gran ilusión. La primera con la nena, y con reencuentro con mis padres, hermano y cuñada. ¡No habíamos estado todos juntos desde marzo!

Diciembre también tuvimos unos días para pasear ya que mi media naranja tuvo vacaciones. Aprovechamos a pasar un par de tardes junto al río en Vicente Lopez. Muy lindo porque en la semana realmente casi no había gente, escogimos un lugar bajo unos árboles para poner una mantita. Lo pasamos tan bien que volvimos allí al día siguiente. 

También fuimos por Puerto Madero, caminamos por ahí, tomamos un cafecito. La idea es acostumbrar a la chiquita a pasear.



También hubo un poco de tiempo destinado a dormir siestas y disfrutar la tranquilidad de la casa. En diciembre hasta llegué a leer un libro. ¡Todo un logro! Este año venía muy lector pero por obvias razones los últimos meses poco de esto hubo.

¡Disfruten la última semana del año, y comiencen el 2021 con todo!

¿Cómo estan pasando las fiestas? ¿Se reunieron? ¿Adaptaron los festejos?


 

domingo, 13 de diciembre de 2020

Se va yendo el año, yo estoy con poco tiempo pero no desaparecí.

Hace rato de mi ultimo post. Sepan disculpar, pero la maternidad me tiene bastante ocupada. La beba ayer cumplió dos meses de vida, y se lleva mucho de mi tiempo.

No me borré del mundo blogger, sigo leyendo los blogs amigos, aunque a veces con retraso y no ando dejando tantos comentarios como a mi siempre me gustó hacer. Pero sigo por aquí y cuando tengo un ratito me entretengo con sus espacios.

Hoy aprovecho una mañana de domingo tranquila, donde el retoñito y su padre duermen a pata tendida pero yo me desvelé luego de la ultima toma de teta de la pequeña. Ni caso seguir dando vueltas en la cama. Así que con la casa en silencio y unos mates que me acompañan me pongo a escribir.

A pesar de la falta de tiempo que he comentado, estoy muy feliz y ya mucho más organizada que al principio. Yo estoy todavía de licencia maternal, y lo estaré un tiempo más puesto que al terminarse los tres meses legales voy a hacer uso del derecho al periodo de excedencia. Tomaré esos seis meses de licencia, que aunque sean sin ingresos vale la pena porque la niña es muy chiquita. ¡Realmente no podría separarme de ella en un mes!

Hay días en que siento que no pude hacer mucho más que ocuparme de ella. Con suerte llego a hacer alguna cosa en casa, o alguna comprita, pero no mucho más. ¡Vaya que llevan tiempo los bebés! Porque aunque duermen mucho en esta etapa hay que estar disponible 100% para atenderlos. A Emilia le gusta estar en bracitos, la verdad es que si bien se queda en su cuna muchas veces no quiere saber nada de ella. Los brazos de mamá o papá son el mejor lugar para ella. Y aunque a alguno le pueda parecer que asi se malcría, para mi es mostrarle el afecto, darle seguridad, calor, contacto. Así que en esos ratos la tengo a upa y poco puedo hacer más que ver alguna serie.

Sobre otras actividades estoy con poco que comentarles. De leer casi nada. Pensar que mi gusto por los libros me hacía leer de tres a cinco por mes. Desde que ella nació solo atiné a terminar uno que llevaba empezado y a leer otro sobre crianza respetada.




 De paseos poco y nada tampoco, pero aquí la culpa la tiene más el covid que la pequeña. Si bien hay mucho más permitido que antes, la pandemia sigue y hay que cuidarse. No se puede bajar la guardia, aunque algunas cosas hemos relajado. De a poco vemos a algunos amigos, pero siempre en grupos pequeños. Nos juntamos con una pareja amiga, otro día con otra. Lo máximo hemos sido cinco y en un parque, manteniendo distancias y protocolos. Los afectos se extrañan pero sabemos que lo mejor para todos es seguir siendo cautos.

Se vienen las fiestas y este año está todo muy diferente por lo dicho recién. Lástima porque es el primero con nuestra niña, razones de festejo no nos faltan. Pero en la familia hemos decidido que las reuniones serán también muy pequeñas. Máximo cuatro personas, turnandonos en las fechas. Es lo que hay. Habrá que conformarse con ello. Mientras tanto he realizado una sesión de fotos navideña, puse a mis modelitos (padre e hija) a posar y me divertí editando el resultado. Aquí les dejo una de mi pequeña duende. ¿No es preciosa?

Supongo que podré pasar por aquí antes de que se acabe el año para dejarles mis buenos deseos. Pero si no fuera así, sepan que espero que tengan unas excelentes fiestas. Que puedan compartir y no olviden cuidarse. Ojalá el próximo año llegue con vacunas listas y una solución definitiva a este tema. El mundo lo necesita. Que todos podamos volver a la normalidad, y que haya salud. 

domingo, 8 de noviembre de 2020

Mamá

Hace casi un mes que me convertí en mamá. Mi beba nació el 12 de octubre, un poquito antes de lo previsto. El parto fue buenísimo. Ella venía de cola así que ya con mi médico habíamos estado hablando de una cesárea, la cual iba a ser a la semana siguiente. Pero ella quiso llegar antes. Luego de un domingo con varias actividades me fui a acostar, y en eso sentí un líquido que salía. Me levanté y fui al baño. Había roto bolsa, no había duda. Era como una catarata que no se podía parar, y sin ningún dolor. Eran las 00:30 de un lunes feriado. Enseguida llamamos a la partera de turno, pusimos las últimas cosas en el bolsito, y nos fuimos al sanatorio. Relajados y riéndonos, así fue nuestro trayecto en el auto. Llegué a la recepción, donde ya me estaban esperando. Pasamos a una sala en donde me vestí para el quirófano, me tomaron la presión, me pusieron una vía en la vena, y de ahí ya subimos para la cesárea. Todo fue muy rápido, sin ninguna contracción, y a las 02:16 hs de la mañana llegó mi pequeña al mundo.

Acercamientos con el michi
Le hicieron los controles de rutina. Casi en semana 38 de gestación, con un buen peso, no tuvo problemas para regular temperatura ni ningún otro temita. Así que enseguida nos fuimos los tres a la habitación. A empezar a conocernos, a ser familia.

En el sanatorio estuvimos tres días y medio. La habitación tenía una pequeña ventana pero daba a una especie de aire luz que no dejaba ver mucho si era de día o de noche. Igual esto se nos desdibujaba. Perdimos total noción de los horarios. Pasamos mucho tiempo despiertos.

Nadie nos pudo venir a visitar por el tema de la pandemia. Y siendo sincera, eso lo agradezco profundamente. Fue lo mejor que podía pasarnos. Porque aunque uno quiere compartir con la gente querida también es un tiempo sumamente importante para conectar con el nuevo ser, de aprendizaje, también de dolores. Con la herida de la cesárea reciente, con la iniciación en la lactancia, es todo un desafío. Un tiempo íntimo, importante. Si teníamos la atenciones constantes de enfermeras, nurses, puericultoras. O me venían a ver a mi o a la bebé. 

La llegada a casa ese jueves fue bastante caótica. Un caos dulce, así lo llamo. El comienzo de un mundo nuevo, hermoso pero desconocido y desafiante. Como la pequeña había descendido de peso un 12% (el límite que consideran normal es 10%) nos habían indicado leche de fórmula para reforzar. Con mis hormonas de madre puerpera a pleno, mi llanto y angustia no podía controlarse. Ahora me río, pero en ese momento se me caía el mundo. Porque yo estaba poniendo todo de mí en eso de la lactancia, algo que desde el comienzo no me fue fácil pero que se que es lo mejor (y por suerte vamos ya más encaminadas). Pero que duele, no es tan instintivo ni tan natural. Es algo que una lee pero que cuando está en la situación la atraviesa completa.

Llegamos entonces con la bebé a casa, el padre se fue a comprar la leche a la farmacia, teníamos a un gatito que parecía deprimido y nos miraba como temeroso, y yo pretendía desarmar los bolsos, ordenar unos regalitos que mis padres nos habían dejado sobre la mesa, atender a la niña. Una locura si lo pienso. Me obligué a bajar el ritmo.

Asi fueron pasando los primeros días. Con visita en casa de una puericultora que me dio algunos consejos (dejamos atrás el complemento, ahora es solo pecho). Con noches sin mucho dormir, otras mejores. Con mi atención puesta en ella, atendiéndola. Recordando canciones de niños, tratando de calmar llantos, dando muchos besos, sosteniendo en brazos. Tratando de darme algún que otro tiempito para mi. Aprendiendo juntos a ser familia. Nos vamos organizando.

Mi marido pudo tomarse tres semanas de vacaciones, ha sido genial. Ya ha comenzado a trabajar pero desde casa. Otra cosa que la pandemia trajo y que en este momento nos viene bien.

La nena es preciosa. Nos tiene embobados.

Una siesta juntos
Quería contarles la buena nueva, se me hacia difícil encontrar el tiempo. Ahora escribo este post con una mano, con la otra la sostengo a ella. Me puse al día con la lectura de blogs amigos, dejé pocos comentarios, sepan comprender.


 

lunes, 5 de octubre de 2020

Estos días..

Hace mucho que no paso por acá. Comenzó octubre y estoy transitando el último mes del embarazo. Todavía trabajando, así que me mantengo bastante activa dentro de todo. Hay días en que igual termino la jornada cansada, y aprovecho a recostarme un rato. Son esos momentos en los que el michi me acompaña, muchas veces se acomoda arriba mío, y hasta pone sus patitas sobre la panza. Muero de ternura cuando hace eso. Me da esperanzas de que luego se comporte bien cuando llegue la bebé. Como saben quienes me siguen hace rato, el gato tiene su carácter bastante especial, así que este tema de cómo reaccionará nos preocupa un poco. Sabemos que vamos a tener que estar bien atentos a su conducta. 



Ya creemos que tenemos todo preparado. El bolsito para la clínica lo tenemos armado hace dos semanas. Hemos colocado unos estantes en el cuarto de la pequeña, también un lindo vinilo en una pared.

Mientras tanto por acá comenzó la primavera. Eso invita a comer cosas más frescas como estas frutas. Pero no se dejen engañar, los dulces me están pudiendo, al igual que las harinas. 


La que se llenó de flores es la entrada de casa. Las macetas que ahí tenemos en una pared medianera (y que cuida el vecino, hay que admitirlo) se han llenado de color. Es lindo verlas. El clima comienza a ser más agradable, y cuando podemos aprovechamos a dar alguna mini vueltita por el barrio. Con todos los cuidados porque seguimos en cuarentena por estos lados, pero intentamos ver algo de verde por lo menos en los fines de semana.


¿Cómo están pasando ustedes estos días?

 

viernes, 18 de septiembre de 2020

Los libros de agosto

 

Durante agosto seguí incursionando en autores nuevos. De hecho, ya para fines del mes comencé a incorporar alguna lectura relacionada con la crianza, atenta a los cambios que están por venir en mi vida.

 

Inés y la alegría, de Almudena Grandes.

Este libro me produjo ciertas ambivalencias. Hay capítulos que son más históricos y que me aburrieron un poco. Por otro lado, los más novelados y donde los personajes interactúan me han gustado.  

La acción ocurre durante los años de guerra civil en España. Nos relata como un grupo de comunistas exiliados quieren invadir España para instaurar un gobierno republicano. Inés es hermana de un falangista y vive recluida y vigilada en su casa, pero su vida cambia cuando apoya la causa republicana, logra huir y unirse a la resistencia.

 

La casa de modas: hijas de la libertad, de Julia Krön.

Esta novela me gustó. Está contada desde la perspectiva de tres mujeres, diferentes generaciones de la misma familia, unidas por una casa de modas. Cada una debe enfrentar retos diferentes acordes a la época que le ha tocado vivir.

Fanny en los dorados años veinte quiere comenzar una nueva vida en París como diseñadora, cansada de las anticuadas prendas que se venden en los almacenes de su familia en Alemania.

A su hija Lisbeth le toca lidiar con los años de guerra y posguerra, en una ciudad asolada por los bombarderos.

Rieke será quien a principios de la década del 70´deba tomar decisiones importantes cuando la empresa familiar se vea enfrentada a la ruina.

 

Comer, amar, mamar. De Carlos Gonzalez.

Aquí se compilan tres libros de este pediatra, quien habla sobre la crianza natural del bebé. Ya comienzo a tratar de aprender de estos temas, para prepararme a la llegada de la niña. El libro me gustó porque me pareció muy humano, y también apuntado a todo lo natural. Habla sobre lactancia, el cuidado del bebé, la posterior alimentación sólida. Todo muy encarado desde el cariño, el apego, el no dejarlos llorar. Es interesante como analiza el comportamiento de diferentes culturas, y también como compara muchas cosas con lo que ocurre en el mundo animal.

 

¿Han estado leyendo este tiempo? ¿Recomendaciones?

martes, 15 de septiembre de 2020

Cruzando la General Paz para ver el río

Con la pandemia y la cuarentena (que ya está cumpliendo seis meses por estos pagos) es muy poquito lo que hemos salido de casa.

Los últimos fines de semana hemos aprovechado a dar alguna vueltita por el barrio, para tomar algo de aire y ver un poco de verde. Todo con cuidados, usando el tapa bocas, manteniendo distancia social, y todos esos menesteres. Porque somos conscientes de que tenemos que cuidarnos nosotros y al prójimo, que esto depende de la responsabilidad individual de cada persona, así que hay que respetar estos temas, aunque uno esté cansado del encierro.

A pesar de estar bastante cerca de la zona de Vicente Lopez, pudiendo ir caminando desde casa, no nos habíamos animado a cruzar la General Paz y adentrarnos en la Provincia de Buenos Aires. Nos manteníamos dentro de los límites de la capital y en un radio bastante acotado.

El sábado pasado decidimos caminar hasta allí para ver el río, sentir un poquito de naturaleza, del viento en la cara. Para ingresar al vial costero había personal que tomaba la temperatura a cada uno. Y recién ahí se entraba a la zona lindante al río.

Había bastante gente, eso hay que decirlo. En general vimos a la mayoría con su barbijo, eran realmente muy poquitos los que no lo tenían puesto. Algún grupito de adolescentes divisamos en esta situación, algún niño pequeño, pero la mayoría acataba.

Había algunos grupos con mantas en el pasto, charlando tipo picnic. Varios andando en bicicleta o roller. Los juegos para los niños siguen sin poder usarse y los sanitarios públicos tampoco.


 Estuvimos un ratito cortito. La verdad que el paseo consistió más que nada en la caminata hasta allí, en sacar un par de fotos de la panza con el río de fondo, y volver a casa.

Nos sentamos en un banco por unos minutos, pero estaba un poco fresco, enseguida nos pusimos en movimiento nuevamente para entrar en calor. En casa nos esperaba una tarta de peras que mi marido había cocinado y unos mates calentitos.

La verdad es que hizo bien salir un poco. Muchos días entre cuatro paredes.

¿Ustedes están dando alguna vuelta? ¿Cómo se respeta la cuarentena por donde viven?

Si esta ya está levantada, ¿notan que igual la gente se cuida?

Ojalá todo esto pase pronto.

miércoles, 2 de septiembre de 2020

El curso de preparto

Ya estamos a unos dos meses de la fecha probable de parto, parece mentira como ha ido pasando el tiempo.

Es por eso que andamos de a poco preparándonos para el momento, y una de las cosas que teníamos pendiente de empezar era el curso de preparto. Veníamos esperando que nos confirmaran las fechas desde el centro donde me hago los controles.

Con el tema de la pandemia todo esto es ahora virtual. Cuatro clases de manera online, con mucho para aprender.

Por suerte se hace en fin de semana, lo cual permite estar más tranquilos porque es más fácil manejar los horarios.


 

Lo comenzamos el sábado que pasó. La primera clase duró cuatro horas y fue bastante interesante porque implicaba saber cuestiones organizativas, como el saber quienes son las parteras, que horarios está de guardia cada una y por lo tanto saber a quién recurrir llegado el momento, donde encontrarse en el sanatorio, que cosas incluir en el bolso. También todo un repaso por las situaciones de alarma que hacen que uno deba llamarlas. Como identificar si las contracciones ya son de trabajo de parto o no, qué hacer ante rotura o fisura de bolsa. Un poco saber que esperar, y como cambia de acuerdo a la semana del embarazo que se está cursando.

La segunda clase fue el domingo y estuvimos viendo como es todo el proceso de parto, tanto por vía natural como por cesárea. Qué condiciones deben darse para un caso u otro, como debe ubicarse el bebé, etc.

El próximo finde seguiremos, esta vez con clases dedicadas a la lactancia y al cuidado del recién nacido.

Una amiga me preguntaba si era como en las películas, donde les hacen hacer ejercicios de respiración en pareja. Por ahora de eso no hubo, pero no puedo asegurar que no haya algo de eso. Supongo que si hubiera sido presencial tal vez la dinámica era diferente, hay que adaptarse a las circunstancias.

Lo cierto es que de a poquito vamos entrando en tema, siendo más conscientes de lo que se está por venir en no tanto tiempo. Yo no estaba pensando mucho en el momento del parto, pero con los días es inevitable empezar a sentirlo más cercano. Lo que espero es que salga todo bien, que no duela tanto. Sé que el esfuerzo y todo valdrá la pena.

lunes, 24 de agosto de 2020

Si de descansar se trata..

Si vamos a hablar de descanso el gato es un campeón. Sabe cómo disfrutar de siestas larguísimas, cualquier sitio le viene bien. Un sillón, una cama, un almohadón frente a la estufa. 

Con su amado muñeco

A veces da envidia, sobre todo cuando como en los últimos meses me está costando dormir por la panza que es más voluminosa. Encontrar posición a los siete (¡casi ocho!) meses de embarazo no es sencillo. Doy vueltas y vueltas, muchas veces miro el reloj y son las tres de la mañana y sin poder caer en brazos de morfeo.

La cuna, el adorno en la pared, y el gato feliz durmiendo

Pero el michi como les decía no tiene esos problemas. Les dejo unas fotitos en donde se lo ve tan contento. De paso les muestro la cuna que hemos comprado para el cuarto de la bebé. De a poco va tomando forma con pequeños detalles como el adornito que colgamos en la pared (¿verdad que es precioso?). 

 

miércoles, 12 de agosto de 2020

Los libros de julio

Durante julio leí tres libros. La cuarentena sigue dejándonos sin poder hacer muchos planes, así que leer es una buena forma de ocupar el tiempo. Incorporando algunos autores que no conocía, y géneros diversos.

 

La sonata del silencio, de Paloma Sanchez-Garnica:

Un libro que me gustó bastante, ubicado en un contexto de España de posguerra. En una sociedad de lo más puritana y pacata, donde la mujer está en todo supeditada a su marido y a los hombres en general. Y aun así habiendo algunas que se atreven a salir del molde, a enfrentarse a estas reglas, no siendo nada fácil.

Marta proviene de una familia con dinero y clase, pero ve su vida trastocada luego de un suceso algo turbio, de unas lealtades mal entendidas. Para colmo de males, su esposo cae enfermo. Se pone a trabajar para sacar adelante a ella y a su familia, exponiéndose a las murmuraciones del vecindario y a la indignación de su esposo que se siente humillado en su hombría. Es a través de esto que logra encontrar su lugar en el mundo, y la música siempre la acompaña en sus horas más difíciles. 

 Como el viento de otoño, de Teresa Cameselle.

Nuevamente una historia que nos sitúa en España, esta vez en tiempos de la Segunda República. Enma de Castro es joven, con título de maestra y la ilusión de ejercer su profesión. Debe alejarse de su Madrid natal para ir a un pequeño pueblo gallego, en donde se hace cargo de la escuela. Allí se encuentra a una población rural, y luchando contra los recelos hacia sus novedosos métodos de enseñanza. Iniciará también una escuela de adultas, ganándose la amistad y confianza de las mujeres. Ve cuestionada su decisión de no formar familia propia cuando se cruza en su vida Miguel, un campesino viudo de pocas palabras. Mientras tanto la Segunda República se tambalea.

 

No hay luz bajo la nieve, de Jordi Llobregat.

Esta es una novela de intrigas y misterio, en medio de un paisaje nevado, secretos del pasado y asesinatos. Es entretenida para pasar el rato.

La subinspectora Serra es enviada a un lugar alejado en las montañas para investigar sobre la aparición de un hombre asesinado. El cuerpo había sido hallado maniatado, desnudo y con sus párpados cosidos con alambre, sumergido en las aguas heladas de una piscina, durante las obras de una estación de esquí en los Pirineos.

Este es el primero de una serie de crímenes, que tienen que ver con una historia oculta durante décadas. Serra se enfrenta al mismo tiempo a recuerdos de su pasado, que todavía no ha superado.

 

¿Han leído alguno? 


martes, 11 de agosto de 2020

El custodio del nombre

Hace unos días había encargado un cartelito con el nombre que llevará nuestra bebé.

Más que un cartel es un juego de encastre de madera, en el que las letras se insertan en los espacios calados. Claro que para que la nena lo pueda usar va a pasar un montón de tiempo, lo compré porque mientras tanto me gustaba como adorno para el que será su cuarto.

Llegó por correo y lo apoyé momentáneamente sobre una cómoda, sujetado por la pared.

Al día siguiente me lo encontré al gato acostado al lado, y aunque puede que haya sido simplemente una casualidad a mí me produjo mucha ternura. Era como el custodio del nombre, ahí tan plácido.


 No sabemos muy bien que intuye el michi. Suponemos que algo se da cuenta, hay días en que está muy pegote a mí, inclusive que si estoy recostada se pone sobre mis piernas ahí bien cerca de la panza y ronronea. Lo único que esperamos es que después sepa comportarse, ya sabemos que tiene su carácter bastante especial. Habrá que esperar lo mejor y estar muy atentos a sus reacciones.

Mientras tanto les comparto las fotitos que le saqué junto al cartel. ¿Les gustan?

miércoles, 5 de agosto de 2020

Los libros de junio

Nuevamente con retraso en mis post de lecturas, acá les traigo las del mes de junio. Un periodo en que logré engancharme bastante con esto, encontré varios títulos interesantes.

 

Ser feliz era esto, de Eduardo Sacheri.

Me gustó mucho esta novela, que cuenta la historia de encuentro entre un padre y una hija de la que no conocía su existencia. La vida de Lucas cambia cuando le toca el timbre Sofía, una chica de 14 años, que lo ha buscado porque su madre habia muerto y aunque él no lo supiera era el padre. Juntos van aprendiendo a conocerse. Es un tierno relato.

 

A flor de piel, de Javier Moro.

Esta es una historia interesante porque tiene su contexto histórico basado en hechos reales. Nos cuenta de una expedición a principios del 1800 cuyo propósito es llevar la recién descubierta vacuna de la viruela a territorios de ultramar. Una tarea llena de peligros y contratiempos en esa época, donde la travesía por mar era muy riesgosa. Y además fue una misión que tuvo cierta oposición de la iglesia, que tuvo que luchas con trabas burocráticas.

En este escenario se encuentra Inés, encargada de cuidar a los niños mediante los cuales se iba a llevar la vacuna. Única mujer a bordo y que despertó el amor de los dos hombres encargados de la expedición, muy diferentes entre sí.

He leído luego sobre la historia de esta proeza, que permitió realmente salvar muchísimas vidas ya que la epidemia de viruela estaba haciendo estragos en América. Es interesante saber también cómo se descubrió esta vacuna, los rechazos y apoyos que recibió, y como permitió erradicar con el tiempo esa enfermedad tan terrible. Salvando las distancias, me pareció muy oportuna en este momento en que la humanidad está encomendándose a conseguir otra vacuna para volver a la normalidad.

 

Los amantes de Praga, de Alyson Richman.

Un libro que también me gustó mucho. Una joven pareja se ve separada por la segunda guerra mundial. Toda una vida ha pasado, experiencias muy diferentes les ha tocado vivir a cada uno, pero nunca se han olvidado. Y de repente la vida les da una segunda oportunidad, un encuentro fortuito luego de décadas los vuelve a unir.

Es muy conmovedor, estas historias de lucha y supervivencia siempre tienen su parte dura. Y en el medio sin embargo la vida que se abre paso. Recomendable.

 

Largo pétalo de mar, de Isabel Allende.

Confieso que había leído uno de los libros más famosos de esta autora hace muchos años y no me había convencido, así que recién ahora le he dado otra oportunidad. Y esta novela si me gustó.

En plena Guerra Civil española, un joven médico y su amiga pianista se ven obligados a abandonar Barcelona, exiliarse y cruzar los Pirineos rumbo a Francia. A bordo del Winnipeg, un navío fletado por el poeta Pablo Neruda que llevó a más de dos mil españoles rumbo a Valparaíso, embarcarán en busca de la paz y la libertad que no tuvieron en su país. Se integrarán en la vida social chilena durante varias décadas hasta que luego del golpe de Estado que derrocó al doctor Salvador Allende se encontrarán nuevamente desarraigados

 

¿Han estado leyendo estos meses? ¿Alguno para recomendar?


lunes, 27 de julio de 2020

Mi cumple de 40

Ayer cumplí 40 años. Me tocó hacerlo en cuarentena, como a tantos otros. Pensar que hace unos meses creía que a esta altura otras serían las condiciones, pero llegó la fecha y seguíamos encerrados.

Tocó entonces un festejo diferente al que había imaginado. Pensaba celebrar la nueva década con alguna reunión a la grande, pero eso quedará para un futuro, otro año con suerte. Esta vez fue imposible organizar la tradicional reunión con amigos, el juntarse con la familia. Igual no faltaron los saludos, los mensajes, los llamados. Las muestras de cariño llegaron igual, y pasé un hermoso día.

Feliz cumpleaños a mi.

Una pareja amiga me envió de regalo un desayuno de esos bien completos llenos de cosas ricas. Mi marido estaba confabulado con ellos así que estaba despierto y vestido para cuando un mensajero tocó el timbre trayendo el envío. Al ser domingo pudimos darnos todo el tiempo para probar un poco de tantas delicias, las cuales tenían además una bonita presentación.

Un poco más tarde llegó otro regalito de parte de mi hermano. Y así se fue pasando el día contestando mensajes y llamados, teniendo algún encuentro virtual, soplando la velita desde este lado de la pantalla.

Como ya conté en el post anterior, este es un año que trajo por otro lado una gran bendición. El mejor regalo que la vida podía hacerme está hoy creciendo dentro mío. Un cumple muy especial por todo eso.

Les dejo algunas fotitos que sacamos en una mini sesión casera. Estas sí actualizadas, aquí se nota ya la panza. ¿Les gustan?

El mejor regalito

jueves, 23 de julio de 2020

Una linda noticia

Hoy les voy a contar una linda noticia, una que hace mucho soñé que se hiciera realidad.

Y es que este 2020 a pesar de que ha traído confinamiento, virus, cuarentena, y unos cuantos etc que lo califican como un año para el olvido, a mí me ha traído también una bendición largamente esperada: estoy embarazada.

Los que me leen hace rato saben que poder estar hoy contando esto es un logro muy grande, que el camino no ha sido fácil. Fueron cinco años de búsqueda, en la que hemos tenido que lidiar con un montón de sensaciones. Finalmente, un tratamiento in vitro nos posibilitó el que hoy este creciendo dentro mío mi dulce niña. Y eso me hace profundamente feliz, me llena de ilusión y amor.


Me esperé un poco para contarlo por aquí, ya que estoy de 26 semanas actualmente. De seis meses para ponerlo en criollo y no obligar a hacer cuentas. Si Dios quiere la nena llegará a fines de octubre o principios de noviembre. La esperamos con todo el amor del mundo.

Tal vez la situación del contexto que ha tocado para vivir este tiempo no es la que hubiera esperado. Llegamos a contarlo en persona solo a la familia más cercana, allá a principios de marzo. Y luego vino la pandemia, el distanciamiento social, el no poder ver a nadie. Así que los demás se han tenido que enterar por vía virtual. Nadie está pudiendo ver el crecimiento de la panza en persona, lo hacen a través de una pantalla. Me hubiera gustado poder compartirlo de otra forma, tanto que nos costó lograrlo. Pero las cosas se dan como se dan y hay que aceptarlas. El punto bueno es que no tengo que trasladarme al trabajo, en ese sentido es bastante cómodo. Como suelo decirme, estoy empollando frente a la computadora. Largas horas, eso sí. Como ya les he contado en otras oportunidades es un home office súper intenso. Pero que en su parte física si contribuye al embarazo creo yo, zafé de tener que lidiar con que me den o no el asiento en un transporte público, no estar expuesta a eso.

Trajo por otro lado que los controles los tenga que realizar sola. En el centro al que voy se pide que solo vaya la paciente, sin acompañante. Así que mi marido se está perdiendo las ecografías. Eso me da lástima por él, es algo que también me hubiera gustado compartir de otra forma. ¡Es tan lindo ver como se mueve allí!

Vengo llevando el tema muy bien, a pesar de que no soy una niña marcha todo bárbaro. No sufrí ni nauseas ni vómitos. Tengo si un poco de reflujo que se vuelve molesto, pero es un mal menor. Los controles vienen dando todos genial por suerte.

Ya hace un tiempito que la siento moverse, también una situación de lo más bonita, y por qué no un poco extraña.

De a poco voy comprándole algo de ropita y algunos accesorios que vamos a necesitar. Todo por internet porque los locales siguen cerrados. Todavía no tengo cuna ni cochecito, ambos temas que me gustaría poder ver en persona. Todavía hay algo de tiempo, mi esperanza es que comience a flexibilizarse la cuarentena de a poco. Y sino serán también compras virtuales, que se le va a hacer.


Ya contaré un poco más del proceso de búsqueda, para que me quede como diario del camino recorrido, también porque a otro le puede ayudar. Siempre hay que mantener la esperanza, aunque no sea fácil. Todo vale la pena después.

Les dejo dos fotos que no son tan actuales, son de hace un par de semanas. La panza salió realmente en los últimos diez días, así de golpe. De a poco comienza a hacerse más visible el estado.

Realmente estoy muy feliz, me alegra poder compartir este momento con ustedes que me leen.

viernes, 17 de julio de 2020

Tiempo sin pasar por aquí


Estoy muy desaparecida de estos lados, casi un mes sin publicar post. Por acá seguimos en cuarentena (hoy son 120 días de encierro) y el home office viene muy intenso. La semana pasada hubo dos días que trabajé hasta las diez de la noche, el resto hasta las ocho. Empezando a las nueve de la mañana o más temprano, son jornadas muy largas. Como se imaginarán terminé agotadísima por el esfuerzo, y no tuve tiempo casi de leerlos, menos de ponerme a escribir.

Esta semana fue más normal, aunque igual ajetreada. Así que así estamos, pegada a planillas de Excel, sistemas y reuniones. Y confinada en casa, lo cual también ya conlleva cierto cansancio mental. Afuera hace mucho frío, este invierno tampoco invita mucho al paseo. Aunque se extraña cambiar de aires, y por supuesto el ver a los afectos.

Quería pasar por acá a dejarles un saludo, no me olvidé de este espacio, y espero volver pronto con energías. Que tengan un hermoso fin de semana.

lunes, 22 de junio de 2020

Los libros de mayo


Hace poquito les conté de los libros leídos durante abril, hoy les traigo los de mayo. Un mes en que me pude concentrar más con la lectura y encontré historias de lo más interesantes a la vez que autores que no conocía. Les comparto:

Mariela, de Yolanda Guerrero.
Una historia que me gustó mucho, en la que la joven Mariela se abre camino como enfermera en el contexto de la primera guerra mundial y la terrible pandemia de gripe española. Debe luchas contra esta enfermedad, con la cual tiene una especie de cruzada personal desde que se lleva a algunos seres queridos. Un mundo todavía muy machista en que las mujeres deben abrirse camino.
Es una novela muy interesante. Tal vez en algunas cosas bastante actual si uno piensa en un mundo atacado por un virus implacable y la lucha contra este.

El hospital de los pobres, de Tania Juste.
Nuevamente con un libro en que las enfermeras tienen un rol protagónico, al igual que los médicos, arquitectos y artistas.  Con un contexto histórico interesante. Recrea la construcción del emblemático hospital de Sant Pau i la Santa Creu de Barcelona, un icono del modernismo.
La vida de los personajes se desarrolla mientras se levantan los pabellones para hacer realidad una mejor atención para los pobres de la ciudad.
Como dato de color, busqué luego de terminar de leer este libro imágenes de este hospital, y son ciertamente maravillosas. Una obra de arte en sí mismo, muestra de un estilo arquitectónico único, el cual puede visitarse y admirarse.

Las tres heridas, de Paloma Sanchez-Garnica.
Ernesto, un escritor siempre a la búsqueda de su gran obra, encuentra una antigua caja de latón que contiene la fotografía de una joven pareja, Mercedes y Andrés, junto con unas cartas de amor. Comenzará a indagar en la historia de la pareja a través de los datos que obtiene de las cartas. La intrigante imagen, tomada el día que empezaba la guerra civil en España, y el posible destino de sus dos protagonistas le ayudarán a escribir su gran novela mientras se convierte en testigo de las heridas del amor, de la muerte y de la vida.
Un libro que también disfruté mucho, descubriendo las vidas de estos protagonistas y como se relacionan con el presente de Ernesto. Muy recomendable.

Lo mucho que te amé, de Eduardo Sacheri.
Otra novela que me gustó y disfruté mucho. Transcurre en Argentina, durante la década del 50´y 60´. Una época en donde sobran los mandatos familiares y sociales, sobre todo en lo relativo a las mujeres. Un tiempo de ciertos cuestionamientos en los roles de género. Allí Ofelia es una joven que se atreve a romper algunos de estos mandatos, pero lo hace en gran parte en silencio y con culpa. Ella debe irse dando permisos para vivir según su propia libertad y sentimientos.

Realmente todas novelas que me engancharon y gustaron mucho. Buenas lecturas para un mes en que seguimos por acá encerrados en cuarentena.

martes, 16 de junio de 2020

Los libros de abril


Vengo retrasada con los post sobre mis lecturas, así que hoy les voy a traer las del mes de abril.


Papeles Perdidos, de Alfredo Abarca.
Este lo tenía en formato papel, y realmente hace mucho que no dejaba el ebook para volver al formato tradicional de siempre. Lo tenía hace rato en la biblioteca esperando su turno, y debo decir que fue una lectura entretenida.
En la novela el personaje principal encuentra por error una serie de papeles que hablan de una maniobra de corrupción, junto al pago de una coima. Se ve tentado a tomar ese dinero y dejar su vida atrás, pero no contaba con que grupos poderosos comenzarían a rastrearlo, trastocando a su paso la vida de él y su gente conocida.

La niña que miraba los trenes partir, de Ruperto Long.
Está basada en hechos reales, y nos cuenta sobre la pequeña Charlotte, una niña belga de ocho años, que huye con su familia de su ciudad al ser ocupada por los nazis. Lo que le toca vivir durante ese exilio no es fácil, una época de persecución, guerra e injusticias.
La forma en que está narrado no terminó de convencerme, son extractos de diferentes personajes que han tenido contacto con ella, y se va reconstruyendo la historia a partir de estos fragmentos.

La vida empieza hoy, de Douglas Kennedy.
La novela habla sobre el descubrimiento de un amor en plena madurez. Habla de personas viviendo por inercia, sin atreverse a pensar en lo que realmente quieren y necesitan, y como un acontecimiento simple pone las cosas patas arriba y los obliga a reflexionar y tomar decisiones.
Es un lindo libro para pasar el rato.

Todos estos autores eran nuevo para mi, es bueno darse la oportunidad de conocer diferentes escritores.
¿Conocían a alguno? ¿Los leerían?

jueves, 11 de junio de 2020

Por aquí seguimos encerrados y con mucho trabajo


Hace rato que no paso por acá.

Nuevamente estoy en una vorágine de trabajo que no me deja mucho tiempo para otras cosas. Jornadas largas y cansadoras, un home office que está resultando bastante intenso.

Así que ni tiempo de escribir, aunque trato de pasar a leer los blogs amigos si tengo un ratito.

Por lo demás, seguimos en cuarentena en Argentina. Por lo menos en capital y el Gran Buenos Aires, las zonas con más concentración de gente del país. Los casos de coronavirus siguen subiendo, y son muy pocas las actividades nuevas que se han permitido, la apertura y vuelta a la normalidad se ve distante por estos lados.
Así que acá sigo encerrada en casa, saliendo poquísimo y nada, solo para lo más indispensable. Se sigue extrañando a los afectos, sobre todo el poder juntarse con la gente querida. Mientras tanto se intenta suplir con reuniones virtuales, un pobre consuelo, pero algo es algo.

¿Cómo siguen ustedes? ¿Confinados o disfrutando de alguna apertura? ¿Cómo los viene tratando la pandemia?

lunes, 18 de mayo de 2020

Siguiendo con el post anterior

Sigo con la temática del post anterior, en la que hablaba de un cierto aburrimiento que me está agarrando con la cuarentena. Creo que la mejor definición que estoy encontrando es que me ha agarrado una cierta apatía últimamente.

Esto en mi es bastante raro porque soy de hacer muchas cosas, de embarcarme en proyectos con entusiasmo. Pero supongo que el encierro y la situación de incertidumbre me están causando esas ganas de nada.
O sea, si me siento aburrida no es porque no encuentre cosas para hacer y ocupar mi tiempo. Pero me pasa que no estoy teniendo tantas ganas de hacerlas, o no las estoy disfrutando tanto.

Soy muy lectora y sigo leyendo, pero me cuesta engancharme con lo que leo. Y no es que sea porque justo encontré libros malos, sino porque aun teniendo el tiempo para dedicarme me da fiaca sentarme en casa a hacerlo. Voy de a ratos, luego dejo y me pongo con otra cosa, y así. Como una falta de concentración.

Veo películas y series. Pero tampoco es que me gusta pasármelo frente a la tele todo el día, ya estoy expuesta a suficientes pantallas.

Estoy escuchando música, y trato de poner canciones divertidas, de esas que me hacen bailar un poco, que me meten ritmo al caminar, aunque sea dentro del espacio reducido del living.

Limpio y ordeno la casa, aunque estas no son actividades a las que yo llamaría precisamente super disfrutables. Lo mismo con la cocina, que no es una de mis pasiones. Mi marido se entretiene más preparando cosas ricas, las cuales luego yo pruebo y disfruto.

Conseguí un curso de Photoshop online a precio razonable, y estuve un rato con eso, aunque es un poco básico hasta ahora.
Hace mucho no dibujo, me mamá ayer me incitaba a eso por teléfono. Pero me pasa que no me siento inspirada para agarrar lápiz y papel. La fotografía que tanto me gusta también está como en un impasse ahora que el único escenario es mi casa.

Pensé en que sería útil repasar algo de idiomas, los cuales siempre me gustaron y tengo algo oxidados por falta de práctica. Pero es lo mismo, una cosa es pensarlo y otra sentarme a hacerlo.


Así me encuentro, y francamente espero que se me pase pronto. ¡Que vuelvan las musas!

viernes, 15 de mayo de 2020

Un día muy igual al otro


Supongo que me está pasando como a casi todas las personas del planeta: la cuarentena me va cansando.

Llevamos en Argentina dos meses en nuestras casas y por supuesto que creo que es una medida apropiada para protegernos de la pandemia y hay que respetarla, pero no quita que tenga ganas de que termine de una vez por todas. Que se encuentre una vacuna, que haya tratamientos eficaces, que el maldito virus desaparezca y que la vida vuelva a la normalidad. O por lo menos a una cierta normalidad.
Hay muchas cosas que evidentemente no volverán a ser las mismas. El impacto lo veremos realmente con el tiempo, pero está claro que vendrán cambios aun cuando podamos volver a salir.

Mientras tanto los días son todos muy parecidos. Durante la semana laboral dedicada a eso, por suerte con jornadas más regulares y menos intensas. Y luego aprovechando a leer un poco, ver alguna película o serie, cocinar algo, hablar por teléfono con mis padres o alguna persona amiga, y no mucho más. Hay días en que siento que me aburro un poco.

Sé que podría ponerme a hacer alguna actividad más creativa, pero ni sacar muchas fotos puedo. Ya me cansé de fotografiar al gato durmiendo. Me está faltando motivación.

Extraño ver a la familia y amigos, poder salir a la calle, pasear, simplemente disfrutar del día al aire libre.

La llegada del frío tampoco ayuda. En el patio que tenemos en casa no da el sol, así que tampoco dan muchas ganas de estar afuera. Por suerte para este fin de semana se estima tiempo más lindo, podremos aprovecharlo un poco.

Aquí me encuentro entonces, un poco cansada de esta cuarentena, tratando de no caer en el desánimo porque evidentemente va para bastante tiempo.

¿Cómo lo van llevando ustedes? ¿Qué hacen para no aburrirse?

jueves, 7 de mayo de 2020

Me tocó tomar un transporte público después de tantos días de encierro


Hoy me tocó salir a la calle y tomar un transporte público, después de cincuenta días sin hacerlo.

En la empresa donde trabajo están haciendo campaña de vacunación antigripal, y la verdad es que aunque ir a recibir la dosis me implicaba una hora de ida y otra de vuelta me convenía porque es muy difícil encontrarla en otros lados. Ya había consultado sin éxito en farmacias y en algunos centros de vacunación. Es todos estaba agotada, sin disponibilidad.


Ayer me habían otorgado un turno para presentarme, así que estaba mentalmente preparándome para salir a la calle. Es raro todo esto, lo que hacíamos de forma habitual y cotidiana hoy genera cierta ansiedad. Allí me fui hoy temprano, con mi barbijo y abrigo porque han comenzado los primeros fríos.
Me encontré en la recepción un par de compañeros con los que charlamos un ratito de la situación, a una buena distancia social, claro. Llegó el turno del pinchazo, y luego a volver para casa.
Antes fui hasta mi escritorio a buscar un par de cositas. Que raro era ver toda la oficina vacía, es una situación de lo más extraña, y hasta triste.

Se veía algo de gente en la calle. Sobre todo haciendo compras en algún comercio de alimentos, o haciendo fila en bancos. Angustiante era ver la avenida comercial que suelo recorrer de punta a punta en el trayecto con tantos locales de persianas bajas.
Ya volveremos a una cierta normalidad, mientras tanto fue bueno regresar a la seguridad de casa. Tiempos locos que están tocando vivir.

miércoles, 6 de mayo de 2020

Si toca cumplir en cuarentena


El otro día anduvimos de cumpleaños en casa, le tocó a mi media naranja cumplir en cuarentena. Realmente algo diferente, con muchos saludos virtuales.
Recibió muchos mensajitos, e hicimos videollamadas con familiares y amigos, los cuales le cantaron a través de la pantalla. No es como estar presencial, pero el afecto igual llega.

Para celebrarlo pedimos un brunch en un lugar cerca de casa que hace unas cosas riquísimas. Por delivery nos trajeron unos sándwiches muy sabrosos, un scon dulce, un alfajor de almendras y hasta una porción de torta con la que pudo soplar las velitas.

En una de las pocas salidas que hice en el último tiempo aproveché a comprarle un perfume en una farmacia. Había ido a averiguar por la vacuna para la gripe (imposible de conseguir en estos días) y le compré el regalito.

Son tiempos raros, pero se hace lo que se puede.

¿Les ha tocado cumplir en cuarentena? ¿O festejarle a algún conocido? ¿Qué tal ha sido la experiencia?


martes, 28 de abril de 2020

Los libros de marzo


Sigo poniéndome al día con los post de las lecturas, esta vez con lo leído en el mes de marzo.

La última carta de amor, de Jojo Moyes.
El libro nos alterna entre la década del 60´y el 2003. En la primera tenemos la vida de Jennifer, quien despierta en un hospital sin recuerdos del accidente que la ha llevado allí, ni su marido ni su nombre. Una vez en su casa encuentra una carta escondida, y comienza a recordar al amante por el que estaba dispuesta a arriesgarlo todo.
Ya más adelante en el tiempo se trata de la historia de Ellie, quien es periodista y encuentra en los archivos del periódico una vieja carta en la que un hombre le pide a su amante que abandone a su marido. Así es como comienza una investigación del pasado, decidida a conocer la suerte de esa historia de amor.
Es una típica novela rosa, en la que las historias de ambas protagonistas tienen varios puntos en común. Para pasar el rato está bien.

Plata Quemada, de Ricardo Piglia.
Esta novela cuenta una historia real. Se trata de un caso de la crónica policial que tuvo como escenarios Buenos Aires y Montevideo en 1965. En septiembre de ese año una banda asalta un banco en San Fernando, provincia de Buenos Aires. En la huida, los maleantes deciden traicionar a sus socios y escapar con toda la plata. Hay una persecución implacable.
Me gustó el libro. A veces el lenguaje es bastante tumbero cuando tiene que ver con los delincuentes. Pero es interesante de leer y bastante corto.

La astronauta, de S. K. Vaughn.
Un libro de ciencia ficción que me atrapó bastante. Ambientada en el año 2067, en una nave espacial que viaja a la deriva por el espacio.
En su interior, la capitana May Knox se despierta de un coma y trata de ponerse en contacto con la Tierra. Parece ser la única superviviente de la desastrosa primera misión tripulada a Europa, una de las lunas de Júpiter, aunque no recuerda nada del accidente.
La única persona que puede ayudarla es su exmarido, Stephen, el científico de la NASA que encabezaba el proyecto hasta que ella le rompió el corazón. Aunque está a millones de kilómetros, solo la voz de Stephen, viajando a través de la oscuridad del espacio, le dará esperanzas de volver a casa.

¿Alguno de estos títulos les llama la atención? ¿Los leerían?

sábado, 25 de abril de 2020

Un año atrás


Mi celular me recordaba el otro día que hace un año estábamos de viaje por España.

¡Que tiempos aquellos! No solo porque fue un recorrido soñado, una alegría haber podido visitar tantos lugares bonitos, sino porque en épocas de cuarentena cualquier cosa que represente recorrer mundo parece mágica.

Me traía imágenes de Granada, ciudad que adoré. Así que me vi trasladada a su barrio de callecitas laberínticas, a sus construcciones árabes, al aroma de los naranjos. Por un ratito dejé volar mi imaginación y recorrí jardines llenos de flores y escuché el taconeo en un tablao.

Este año habíamos pensado tomarnos unos días de vacaciones en abril o mayo. Eso era antes de que una pandemia global nos obligara a encerrarnos. No había idea del destino, habíamos hablado de que fuera dentro del país por un tema de costos. Ahora ni pensar en ir ni a la esquina.

Es lo que hay, ya volverán los viajes y escapadas (¡eso espero!).

Mientras tanto queda el recuerdo de los lugares que hemos visitado alguna vez.

¿A qué sitio les gustaría trasladarse ahora?

viernes, 24 de abril de 2020

Los libros de febrero


Aprovecho este período de tranquilidad para ponerme al día con los post de mis lecturas.
Les traigo entonces lo que estuve leyendo en febrero, un tiempo en el que tenía los viajes al trabajo que eran aprovechados para avanzar con este tema, y en donde vivimos la escapada a la playa que también me permitió relajarme frente al mar disfrutando una buena historia.

Trampa mortal, de Lee Child.
Aquí nos trae nuevamente al personaje del ex militar Jack Reacher. Este se encuentra en Florida cuando un desconocido comienza a husmear a su alrededor, haciendo muchas preguntas. Cuando aparece muerto Jack sale a la búsqueda de respuestas, lo que lo lleva a Nueva York. Se vincula con una mujer que lo lleva a su pasado, y deben luchar contra un ser poderoso y sin escrúpulos.
Es una novela de suspenso que tiene sus momentos. Solo para pasar el rato.

La casa de la caridad, de Ulrike Schweikert.
Esta novela me gustó bastante. Está ambientada en Berlín, durante la epidemia de cólera de 1831. Dentro de un avanzado hospital tres mujeres combaten la enfermedad mientras luchan con sus propios asuntos personales.
Es interesante leer sobre como los médicos y enfermeras daban lo mejor de si para frenar la epidemia y lograr bienestar para los pacientes. En un momento en que muchas cosas de la salud eran desconocidas, como por ejemplo la importancia de lavarse las manos.
Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia, ¿verdad?. Realmente que casi dos siglos después estemos recordando como este simple acto puede ayudarnos a mantenernos sanos da que pensar. También es para agradecer el que tengamos hoy tantos más conocimientos y herramientas para poder salir victoriosos contra los virus.

La viuda negra, de Daniel Silva.
Una novela de suspenso e intriga internacional. Habla de la lucha contra el terrorismo, y de cómo los servicios de inteligencia de varios países aúnan esfuerzos para acabar con el fanático que se hace llamar Saladino.
Con la ayuda de una enfermera que logra infiltrarse muy cerca del enemigo se llegará al corazón del ISIS, para desmantelar planes de guerra y destrucción.
Es interesante y bastante actual.

¿Han estado leyendo últimamente? ¿Qué títulos recomiendan?