jueves, 28 de febrero de 2013

Refugio Laguna Negra


En este post les voy a contar una de las excursiones que más disfruté de la parte del viaje compartida con mi amiga: el ascenso al Refugio de Laguna Negra.

Luego de algunos días bastante tranquilos, en los que paseamos por la ciudad, dormí siestas, aproveché a leer, etc, ya estaba con ganas de mover de nuevo mis piernitas. Se entiende que el ritmo que venía haciendo con el grupo no era el mismo que llevaría en esta segunda parte del viaje. No esperaba eso ni mucho menos ya que acá estaba compartiendo con una familia. Pero debo confesar que ya estaba con ganas de hacer trekking, subir montañas y todo eso.

Por suerte contamos con la ayuda de la mamá de Sol y su amiga, que nos cuidaron a la pequeña Emma para que nosotras pudiéramos hacer esta caminata. Para mi amiga era todo un reto ya que era la primera noche que iba a pasar lejos de su niña. Los padres y madres que me leen seguramente entenderán la mezcla de emociones que ella sentía. De todos modos, ¡allí fuimos!

El refugio Manfredo Segre (más conocido como “Laguna Negra”) del Club Andino Bariloche, fue inaugurado en 1969 y está ubicado a orillas de la laguna Negra y del cerro homónimo, a 1650 m. sobre el nivel del mar. Los alrededores del mismo constituyen un verdadero nudo de montañas de oscuras rocas - de allí su nombre- que posibilitan variadas travesías hacia otros refugios e incursiones de escalada por paredes de la zona. Manfredo Segre fue un italiano enamorado de las montañas de Bariloche que, a su muerte, dejó un legado destinado a la construcción de un refugio de montaña.
En el punto de partida (14 km por delante) / Caracol visto desde arriba
Para mi este refugio es uno de los más lindos que conocí por la zona, y además es muy especial porque es el primero que visité, 9 años atrás. Fue justamente con mi amiga Sol que habíamos ido, por lo que volver ahí luego de todo este tiempo y con ella fue muy lindo. De alguna manera nos hizo pensar en esos años transcurridos, en la cantidad de cosas que nos pasaron a cada una en el medio (muchas buenas, otras no tanto), y como nuestra amistad sigue siempre fuerte.

El camino que nos llevó hasta allá tiene 14 km. Cargadas con nuestras pesadas mochilas (por lo menos la mía se sentía bastante así) empezamos la marcha. El sendero parte de Colonia Suiza, y son unas cinco horas de marcha. Se va bordeando la mayor parte del mismo al Arroyo Goye, el cual tiene frescas aguas en las que cargar la cantimplora o refrescarse.

El camino nos adentra en un bosque bastante tupido, por lo que uno disfruta de sombra gran parte del tiempo. Se encuentran algunos claros, algún mallín, y finalmente se llega a la parte más exigida de la caminata: el temido caracol. Quien haya ido aquí sabe a lo que me refiero cuando digo “temido”. No es nada imposible, pero si una parte exigente, de mucha subida, de intenso sol y prácticamente ningún lugar donde refugiarse, sin el consuelo del arroyo, y ya con ganas de llegar. Atravesarlo lleva unas dos horas, así que llega un momento en que uno desea que se acabe. Yo debo decir que tengo mucha resistencia y no me asustan estos desafíos, pero a más de uno desmotiva un poco esta parte.

Cansadas pero felices, llegamos a una parte de piedras, que está ahí nomás del refugio. Lo que tiene es que uno no lo va viendo de antemano, sino que directamente llega un momento en que se topa con este y con la impresionante laguna. Ese momento es genial, de pura felicidad, con la sensación de haber llegado a la meta.

Dejamos las mochilas en el refugio (que estaba bastante vacío, supongo por la altura del año) y nos fuimos directo a disfrutar la laguna. Ahí metí mis pies, agradecidos por la sensación de frescura del agua. Y ahí estuvimos un buen rato, en silencio y contemplando todo. Impresionante el brillo del sol en la laguna, que poco a poco empezó a irse ocultando.

La noche que pasamos aquí fue bastante cálida. Con una remera de manga larga y un sweater fino ya estaba bien, aun estando a la intemperie. Y realmente estaba para estar afuera, contemplando las estrellas. Con otras personas que conocimos ahí, gente de varios lugares del mundo, formamos un grupito y nos quedamos charlando de la vida, con un vinito compartido entre todos y la vía láctea como techo.

Con mi amiga habíamos llevado unas empanadas para cenar, pero unos chicos que conocimos ahí prepararon pastas y nos convidaron. ¡Muy rico todo!

El refugio es bastante rústico (de ahí para mí su encanto), y no tiene electricidad (por lo que de noche se ilumina con velas). En el piso de arriba se encuentra la habitación que funciona de dormitorio, en donde hay colchones sobre los que uno puede extender una bolsa de dormir o una frazada. Fueron poquitas las horas que dormí, pero de un sueño bien profundo.

Al día siguiente nos levantamos bien temprano, con la intención de ver la salida del sol en la montaña. Mate y galletitas en mano, nos sentamos sobre unas rocas cercanas. De a poquito Febo fue despertando de su sueño y nos iluminó con sus rayos. El cielo se fue tiñendo de colores anaranjados y amarillos, hasta que finalmente se tornó más azul.

Tuvimos inclusive la compañía de un pequeño zorrito, que se ve estaba acostumbrado al contacto humano porque se acercaba a escasos metros de uno. Precioso animal, le saqué unas cuantas fotos.

Aprovechamos a bajar temprano, para que la parte del caracol estuviera más en sombras. Fue bueno que así fuera, hizo esa parte del trayecto mucho más fácil.

La bajada nos llevó igualmente unas cinco horas, ya que fuimos parando unas cuantas veces. Habíamos sumado como compañera de descenso a una chica que estaba sola y quiso sumársenos.

Finalmente llegamos al punto de partida, y allí tomamos un colectivo local que nos llevó hasta la cabaña. Una buena ducha y una buena siesta nos dejaron como nuevas para seguir disfrutando nuestras vacaciones.

 
(continuará..)

miércoles, 27 de febrero de 2013

A orillas del Nahuel Huapi - Villa La Angostura - Bahia Manzano

A estas alturas del relato de mi viaje al sur, se da comienzo a lo que considero fue la segunda etapa del mismo. Dejé ya atrás al grupo, y me encontré con mi amiga, su nena (que es una pequeña de dos años y tres meses), su madre y una amiga de la madre. Como verán, un contexto mucho más familiar para estos días.

Tuve sin embargo unas cuantas horas para mi sola antes de encontrarme con ellas (lo cual se dio finalmente cerca de las cuatro de la tarde). Aproveché a seguir dando vueltas por el centro, y a acercarme a la orilla del lago Nahuel Huapi y quedarme horas contemplándolo. El día estaba fantástico, así que sus aguas eran de un azul intenso. Realmente lindo de ver, estuve rato largo mirándolo, metida en una especie de meditación conmigo misma y con el entorno.

Para cuando mi amiga Sol me avisó que estaban llegando me fui hacia la cabaña que habíamos alquilado. El lugar bellísimo. A unas diez cuadras del centro, era un espacio amplio y adornado con un gusto exquisito. Esos lugares que uno disfruta estar, en los que le gustaría vivir. Todos los detalles estaban cuidados, hasta los más mínimos. Un lugar más que confortable, y que encima tenía un amplio jardín con parrillas y asientos para disfrutar.
 



 El primer día (o lo que quedaba de este) fue para acomodarnos allí, y dar algunas vueltas por el centro. Fuimos a una conocida heladería de la zona, donde probamos unos helados riquísimos. Ellas estaban algo cansadas luego del largo viaje, y a mí no me venía mal empezar a bajar un poco el ritmo, así que nos acostamos relativamente temprano.

Al día siguiente si salimos de recorrida. Como contábamos con vehículo, aprovechamos y nos dirigimos a Villa La Angostura. La misma se encuentra a 70 km de Bariloche y ya en la Provincia de Neuquén. Es una zona de mucha belleza, con lagos, montañas. Ni bien llegamos fuimos a una de las playitas, en donde nos quedamos un buen rato. Ahí por supuesto me metí al agua, y hasta hice castillos en la arena. Fue divertido porque hace rato no hacia uno, pero con la pequeña Emma tenía la excusa perfecta. Así que con la palita y las manos fuimos haciendo un foso y la muralla al castillo. Yo disfruto con estas cosas más que un chico, mi niña interna adora jugar.

Almorzamos unas empanadas ahí, y luego nos dirigimos a un sitio cercano llamado Bahia Manzano. Ahí funciona un hotel que tenía un bar al que cualquiera podía acceder, así que fuimos a tomar algo ahí. Desde la mesa observábamos la bahía, la cual estaba realmente muy linda.

Habiendo estado un buen rato por estos lados, emprendimos el regreso a la bella ciudad de Bariloche.

 

(Continuará..)

martes, 26 de febrero de 2013

Cerro Piltriquitrón - El Bolsón

Aca estoy de nuevo con la continuación del relato de las vacaciones. Esta vez tengo para contarles de la excursión que hicimos con el grupo al Cerro Piltriquitrón, ahí nomás de El Bolsón.

Este lugar es base de unas cuantas actividades de aventuras, como vuelos en parapente, travesías 4 x 4, recorridos en cuatriciclos. Nosotros no hicimos nada de esto, sino que emprendimos un bonito trekking hasta llegar al bosque tallado.

¿Qué es el bosque tallado? Es una iniciativa que surgió en 1997, en donde diferentes artistas se encargaron de tallar árboles que habían sido quemados por un incendio en la zona. De esta manera dieron vida a unas cuantas esculturas (según internet son 50, yo no recuerdo haber visto tantas), las cuales son bien diferentes entre si.

Mientras uno mira las obras, está siguiendo un senderito dentro de la montaña, que cuenta con muchos sitios con sorprendentes vistas del pueblo y alrededores. Es un recorrido lindo de ver.

Siguiendo un poco más se puede llegar a un refugio. Yo a este no fui, ya que estaba un poquito cansada (tal vez fruto de dormir pocas horas y tener tanta actividad) y me sentía sin muchas fuerzas para seguir subiendo. Aproveché igual ese tiempo para quedarme con algunos más en los inicios del bosque tallado, contemplando el paisaje.

Al día siguiente ya nos quedaba un último recorrido por el pueblo, y luego emprender el regreso. Aprovechamos a pasear por la feria artesanal, en donde había muchos puestos de artesanías y otros tantos de comidas típicas. Como yo tenía por delante otra semana más por el sur (ya no con este grupo, sino en compañía de mi amiga) es que no compré más que un recuerdito del lugar.

Fuimos a almorzar a un restaurante de la zona, y pedí una de las especialidades de la casa: trucha al limón. Venía acompañado de unas papas asadas muy sabrosas, y fue un rico plato.

Ahora sí, estábamos prontos a la despedida. Un micro nos llevó a Bariloche, y ahí todos volvían para Buenos Aires. Fue un hermoso viaje compartido, conocí gente muy buena onda (ya hemos hecho a estas alturas un par de reencuentros, todos muy divertidos). Yo me quedé entonces en esta ciudad del sur. Como me encontraba con mi amiga y su familia al día siguiente, esta noche me hospedé en un hostel. No era nada del otro mundo el lugar, pero yo solo lo quería para dormir allí, asi que sirvió para su propósito. Aproveché a dar una vuelta por el Centro Cívico (bellamente iluminado), y recorrer las calles principales, las cuales tenían bastante movimiento.

Me esperaba la segunda parte de este viaje, más tranquilo, más familiar, y también muy lindo.

 

(continuará..)






lunes, 25 de febrero de 2013

Hoy compartimos.. algo que quiero trasmitir


Ha llegado nuevamente el día de quedada de blogs. Ya he participado en unos cuantos “Hoy compartimos”, y como siempre es un placer hacerlo. En este día nos ponemos de acuerdo con otros blogs amigos de diferentes partes del mundo, y posteamos sobre un tema en común. Lo bueno es que surgen enfoques tan diversos y distintos como participantes somos. Cada uno le da su sello particular, y es genial ir descubriéndolos.

El tema de hoy es: “algo que quiero trasmitir”.

Quiero enfocarlo desde dar un mensaje que tiene que ver con mi actitud hacia la vida (por lo menos la que intento aplicar siempre que puedo), y el cual creo que es a veces la diferencia entre una existencia feliz y una no tanto.

Me refiero a ver el lado positivo de las cosas. Aunque a veces nos pasen situaciones que nos prueben, que nos pongan tristes, que nos hagan tambalear un poco (e inevitablemente a todos nos suceden a cada rato), si uno trata de sacar de ellas el lado positivo seguramente les quita un peso importante y logra volver a sonreír más rápidamente.

 En todo lo malo hay algo de bueno (así como en todo lo bueno hay algo de malo). Esto es ley en la naturaleza. Saber encontrar lo que cada situación tiene para enseñarnos creo es la clave. Aceptar que las cosas pasan por algo. Que a veces no entendemos las razones en el momento, pero luego con el tiempo uno va entendiendo. Que a veces que algo termine es necesario para que nos llegue algo mejor. O perder algo nos hace que valoremos más ciertos aspectos de la vida. Que algo nos cueste también contribuye a ello.

En todo caso, saber ver las oportunidades que la vida nos da. De crecer, de perdernos para luego encontrarnos, de salir fortalecidos. Comprender que siempre nos da la vida motivos para ser felices, que muchas veces estos están en las pequeñas cosas. Que cuando uno le sonríe a la vida, esta nos devuelve más sonrisas.

Así lo veo yo, así trato de vivir mi existencia. Esto es lo que quiero entonces trasmitirles hoy: escojan ser felices.

Les dejo unas bellas palabras sobre la vida, las cuales no son mías, pero es como si lo fueran:

La vida es una oportunidad, aprovéchala.

La vida es belleza, admírala.

La vida es beatitud, saboréala.

La vida es sueño, hazlo realidad.

La vida es un reto, afróntalo.

La vida es un deber, cúmplelo.

La vida es un juego, juégalo.

La vida es preciosa, cuídala.

La vida es riqueza, consérvala.

La vida es amor, gózala.

La vida es un misterio, devélalo.

La vida es promesa, cúmplela.

La vida es tristeza, supérala.

La vida es un himno, cántalo.

La vida es un combate, acéptalo.

La vida es una tragedia, domínala.

La vida es una aventura, arróstrala.

La vida es felicidad, merécela.

La vida es la VIDA, defiéndela.



Ahora sí, vayan a visitar a los otros blogs que participan en la quedada. Y recuerden que tenemos un sitio en común: http://hoycompartimoselblog.blogspot.com.ar/

viernes, 22 de febrero de 2013

Reto de las 52 semanas - Foto Nro. 8

Ha llegado el viernes, y una nueva foto para mostrarles dentro del reto de las “52 semanas”.

La misma no la saqué yo (de lo contrario mi reflejo difícilmente hubiera salido en la foto) pero es retrato de un momento muy lindo vivido en las sierras de Córdoba. Perteneces a las vacaciones del año pasado, en que tuve oportunidad de visitar la ciudad de Mina Clavero y alrededores.

Una de las excursiones que hice (muy linda, y de la cual pueden leer el relato acá) fue yendo a la montaña de noche. Hicimos una excursión nocturna, en donde fuimos a visitar a una familia que vivía allí en el medio de la sierra. Vimos un genial atardecer, animales de granja, compartimos un fogón, cantos y chistes. No faltó el cielo estrellado para maravillarnos.

La foto que hoy les presento la sacó el guía cuando pasamos por un charco de agua que había en el camino. Me pareció genial eso de sacarle al reflejo. En el post al que les remití recién podrán ver otras fotos de esa salida, incluyendo la que utilizo en el perfil, que fue de ese imponente amanecer. No es casualidad que elija esa foto para representarme, sin duda fue un momento mágico.

 Que tengan un fantástico viernes, y un excelente fin de semana. ¡Disfruten de la vida!

 
 

 

jueves, 21 de febrero de 2013

La leyenda del hilo rojo

Otro alto en el relato de las vacaciones (de nuevo las fotos quedaron en la compu de casa, y preparar un post viajero sin ellas no tiene sentido) así que hoy sale tema diferente. Esta vez quiero hacerles llegar una leyenda que vengo viendo por internet últimamente. Me ha llegado de varios lugares (no sé por qué, pero la veo hasta en la sopa), y cuando pasan estas cosas creo que es el universo queriendo decirnos algo, ¿no?

Allí donde estes, el universo se encargará de traerte hacia mi.

Será tal vez por todos los sucesos que me han pasado en los últimos meses, que esta bonita leyenda me ha tocado tanto y que de alguna manera me hace creer en ella, desear que exista.

La vi por primera vez en el blog “Pensando a gritos”, en este bonito post.

Y como les decía, el universo se ha encargado de hacérmela llegar unas cuantas veces más desde ese momento.

 
La Leyenda del hilo rojo:

Cuenta una leyenda oriental que las personas destinadas a conocerse tienen un hilo rojo atado a sus respectivos meñiques. El hilo permanece siempre atado, a pesar del tiempo y la distancia. No importa lo que tardes en conocer a esa persona, ni importa que pases mucho tiempo sin verla, ni siquiera importa si vives en la otra punta del mundo: el hilo se estirará hasta el infinito pero nunca se romperá. Este hilo viene contigo desde tu nacimiento y te acompañará, más o menos tenso, más o menos enredado, a lo largo de toda tu vida.

El origen de la leyenda es chino: allí cuentan que el Abuelo de la Luna sale cada noche a conocer a los recién nacidos y atarles el hilo rojo que decidirá su destino.

Aunque no habla exactamente de amor -hay variantes sobre padres e hijos adoptados, o sobre amigos incondicionales- en Japón la historia se aplica a los enamorados, y el Hilo Rojo ( ellos le llaman Unmei No Akai Ito) viene a ser como Cupido.

Existe una leyenda al respecto, según la cual hace muchos, muchos años el emperador de Japón era un niño joven e impaciente. Quería conocer cuanto antes a la mujer a la que estaba predestinado, y enterándose de la existencia de una vieja bruja que era capaz de ver los hilos rojos de todas las personas, le mandó llamar y le ordenó que siguiera su hilo hasta el final. La vieja obedeció, y emprendió el camino, seguida del joven emperador. Tras un largo y agotador recorrido, llegaron a un mercado de una ciudad lejana, y la vieja señaló a una campesina con un bebé en brazos. El emperador al ver el resultado enfureció, y empujó a la campesina con fuerza. El bebé cayó al suelo y comenzó a llorar a causa de la herida de su frente.

Pasados unos cuantos años, el emperador buscó esposa aconsejado por su corte, y se le habló de una preciosa joven, hija de un general de su ejército. La mandó llamar, y al retirar el velo que le cubría la cara, el emperador quedó impresionado por su belleza, sólo ensombrecida por una fea cicatriz en la frente.

 
En fin, esta es la leyenda. Sé que por ahí andará ese otro extremo de mi hilo rojo, el cual el universo se encargará de hacérmelo llegar en algún momento. Me gusta pensar que así será, que solo es cuestión de tiempo, de visualizarlo.

¿Conocían la leyenda? ¿Qué les parece?



miércoles, 20 de febrero de 2013

Cabeza de Indio y Cascada Escondida


Seguimos con mi recorrido por el sur, ¿quieren?

Habiendo dejado Lago Puelo atrás, el nuevo día nos trajo una visita a “Cabeza de indio”, que queda ahí nomás de la población de El Bolsón.

Cabeza de Indio
Lo primero que hicimos fue hacer una pequeña caminata hasta unos miradores, desde donde disfrutamos de una hermosa vista desde la cual se ven el valle de El Bolsón y el valle del Rio Azul. Nos dirigimos luego a la “cabeza”, que no es otra cosa que una roca erosionada y que mirándola de perfil se asemeja mucho a una cabeza de indio.



 
Hay ahí un par de senderitos que se pueden recorrer, y aquí les voy a contar una anécdota de algo gracioso que nos sucedió: resulta que se podía escoger ir por dos lados. El guía nos dijo que tomáramos cualquiera de los dos, ya que luego bajábamos por el otro. Resulta que entonces el grupo se dividió, tomando para lugares diferentes. El grupo con el que iba yo evidentemente en algún punto del camino tomó por un sitio errado, porque en vez de bajar enseguida empezamos a caminar un montón. El camino era muy fácil de hacer, y lo seguíamos convencidos de que en algún momento iba a unirse con el otro camino como nos habían dicho. Y así es como empezamos a caminar y caminar. Y cuanto más caminábamos más nos alejábamos, por supuesto. Llegó un momento en que ya parecía raro que nunca encontrábamos esa unión con el punto de partida. De todos modos hasta que tomamos la decisión de regresar por donde habíamos venido pasó un rato bien largo. Uno de los chicos tenía celular y se comunicó con el resto del grupo (que hace rato había regresado al punto de partida y nos estaban esperando un poco preocupados).

La cuestión es que nosotros (los perdidos) estábamos bien y éramos unos cuantos (como 12), así que nunca nos preocupamos. Pero los demás estaban un poco nerviosos porque no aparecíamos, que mandaron llamar a la policía de montaña. En un determinado punto nos dijeron que nos quedáramos donde estábamos que nos venían a buscar. Y así fue como nos sentamos (en un punto que cómicamente luego supimos quedaba a solo 200 mts de nuestro destino) y al ratito apareció una motito con dos policías que nos traían agua y venían a “rescatarnos”. Fue una experiencia divertida (porque realmente ahí no podía pasarnos nada, por mucho que nos hubiéramos alejado horas era cuestión de dar marcha atrás y volver) que nos quedó de anécdota. Eso sí, la coordinadora de la agencia no estaba tan divertida como nosotros con la situación. ¡Comprensible también!

Pasada esta situación nos fuimos a pasar lo que quedaba de la tarde en Cascada Escondida, un sitio muy cercano y donde como su nombre lo indica uno encuentra ahí una cascada y un sitio donde pasar el rato, mojar los pies en el arroyo y descansar.

A la noche nos fuimos a tomar cervezas artesanales a un sitio muy conocido de la zona. Pedimos varias jarras así que degustamos distintos sabores de esta bebida. Terminamos la noche con más cantos y risas (yo no, pero algunos un poquito entonados también).


(continuará..)

martes, 19 de febrero de 2013

Un día en Lago Puelo


Ahora sí, continúo contándoles sobre mis vacaciones y el viaje al sur. Terminé el post anterior de la crónica comentándoles que luego del ascenso al Cerro Lopez emprendimos viaje hacia la localidad de El Bolsón (ubicada en el extremo suroeste de la Provincia de Rio Negro). Fue un viaje en micro que nos llevó un poco más de dos horas, y en el que la mayor parte del grupo aprovechamos a dormitar (todo el trekking nos había dejado bastante agotados).

Llegamos entonces al albergue en donde nos alojamos. Este quedaba a 7km de la población, y era un lugar muy agradable. Contaba con un gran jardín, pileta, cancha de vóley, juegos infantiles, zona de fogón, un amplio comedor, etc.

Como llegamos ya tarde, nos instalamos en las habitaciones (yo compartía una con diez chicas más) y cenamos algo. Los propietarios del lugar eran los encargados de preparar la comida, y resultaron unos cocineros excelentes. Todo lo que nos hicieron fue riquísimo, y hasta incluía postres con detalles de la zona (usaban por ejemplo frutos típicos del lugar: frambuesa, sauco, moras, etc).

Como les contaba, el lugar contaba con un espacio para hacer fogones, y esa primer noche lo aprovechamos. Era un lugar en forma redonda, con asientos que completaban una ronda, y en el medio el sitio donde se prendía el fuego. Hicimos juegos, cantamos canciones, y pasamos un momento muy divertido.

A la mañana temprano, luego de un rico desayuno con dulces caseros y tostadas, emprendimos viaje hasta Lago Puelo. Este lugar es asombrosamente lindo, y queda a algunos kilómetros de El Bolsón, pero ya dentro de la Provincia de Chubut.

Lo primero que uno ve al llegar al lugar es el imponente lago, de aguas totalmente azules, y las montañas que lo enmarcan. Es bellísimo este sitio. Caminamos un poquito hasta una zona en donde hay una hermosa playa (con arena y todo), en la que nos instalamos, dispuestos a pasar un día de completo relax.

Si bien los lagos del sur tienen agua bien fría, uno podía meterse tranquilamente. Así que nadamos y chapoteamos en el agua de lo lindo. Algunos más valientes fueron hasta unas rocas altas desde donde uno se podía tirar de clavado al agua. Otros aprovecharon a andar en kayak por el lago.

También aprovechamos a tomar algo de sol (siempre con protector solar, ya que nuestro amigo Febo está fuerte y no es cuestión de dañar la piel).

Luego de pasar un día completo en el lugar, volvimos al albergue, en donde volvimos a tener una noche de fogón y risas varias. Ya tarde nos fuimos todos a dormir, porque un nuevo día de aventuras nos esperaba.



(continuará..)

lunes, 18 de febrero de 2013

Cinco cosas que me han hecho feliz esta semana (V)

Como tuve un fin de semana bastante movidito, no alcancé a subir las fotos para continuar con el relato del viaje, las cuales tengo en la computadora de casa. Por eso hoy el post sale con una temática diferente (¡pero en breve les sigo contando de las vacaciones! ¡No se pierdan los relatos!).

Me pareció oportuno volver a la serie de “5 cosas que me han hecho feliz esta semana ”, ya que la última actualización de esta se las hice en diciembre.

Por suerte la vida me está dando muchos motivos para ser feliz (una prueba de que aunque pasemos momentos no tan buenos y pruebas difíciles, luego vuelve a salir el sol, volvemos a reir, e infinidad de cosas lindas nos pasan).
Las mas rudas tormentas de la vida prueban la fuerza de nuestras anclas

Aca van entonces cinco motivos de sonrisas, escogidos al azar y como llegan a mi mente:

1 - Vine de las vacaciones con una energía increíble. Ver las fotos y contar del viaje me hace revivir todo lo que disfruté allá, y eso me sigue cargando las pilas. La vuelta a la rutina todavía no se hace sentir, de alguna manera sigo enganchada en esos maravillosos lagos y montañas, en los cielos estrellados, en los amaneceres, en la salida de la luna.

2 - Parte de todo lo mágico del viaje tuvo que ver con la buena onda del grupo con el que fui. Y lo lindo es que el viernes nos juntamos para un reencuentro. Salida que incluyó ir a bailar, lo cual hace rato no hacía, y que disfruté muchísimo. Lo pasamos tan lindo que la salida incluyó hasta desayuno grupal por la zona. Hace rato que no llegaba a casa con el sol ya salido hace rato en el cielo, y me hizo sentir muy bien.

3 - El fin de semana siguió de manera intensa. Con pocas horas dormidas me fui el sábado a conocer el nuevo departamento de una amiga. Es genial que se mudó cerca de casa (apenas a 10 cuadras) así que eso promete que nos veamos bastante seguido. Compartimos un rico almuerzo, y jugamos con su pequeño (que tiene menos de un año). Lo llevamos a la plaza, y por supuesto que me subí a las hamacas. Lindísima la sensación de volar.

4 - A la noche del sábado tuve otro reencuentro, pero esta vez con algunas de las chicas con las que compartí el curso de meditación. Éramos seis, y nos juntamos en la casa de una de ellas. Todas prepararon comida vegetariana, que estaba realmente sabrosa (y todo muy sanito, con muchas verduras). Pasamos un hermoso momento, charlando como si nos conociéramos de toda la vida.

5 - El domingo no se quedó atrás en salidas. A la tarde fui con una amiga a pasear por Palermo, y tomamos una merienda en un lugar muy agradable de la zona. Pedí una tarteleta de frutos rojos que era una delicia. Más tarde me encontré con otra amiga con la que fuimos a comer una pizza y a ver una película al cine. ¡Día completísimo!

Como verán, un fin de semana genial, que me dio mucho más de cinco motivos para ser feliz.
Lo mejor está todavia por venir

¿Cómo pasaron ustedes su fin de semana?