Ayer estaba en un día
en que me sentía medio triste. Últimamente me pasa en cierto momento del mes, o
mejor dicho del ciclo, cuando la evidencia me indica que los sueños se siguen
postergando y tengo que llenarme de paciencia y confianza en que todo llega.
De todos modos, el
post de hoy no vengo a hablar de esto. De hecho, es una entrada de alegría y
optimismo, de encontrarse. Las primeras líneas son nada más una introducción a
como un día que puede haber empezado con ese estado de ánimo cambió a otro mucho
más luminoso tan solo de una charla profunda con una amiga. Una charla en la
que yo supuestamente la estaba ayudando escuchándola y dándole consejos ante
una situación de vida complicada que está viviendo. Pero así como yo la ayudé a
ella, también lo hice conmigo misma. Es así, un dar y recibir al mismo tiempo.
Recordándole cosas que si bien para mí son una forma de ver la vida también por
momentos me las olvido, me las recordé a mí misma.
Ella me hablaba de
algunas ideas que le habían marcado en una sesión de terapia. De cómo
necesitaba cambiar algunas actitudes, de cómo estaba muy enojada con la vida y
debía cambiar la forma de ver las cosas, aceptar otras, dejar ir temas a los
que se aferraba. En fin, evolucionar, aprender, crecer, darse cuenta, ser consiente.
Estuvimos hablando
casi cuatro horas sin parar, en esas charlas que desnudan el alma y sacan lo
mejor de cada uno. Esas en las que por momentos uno se emociona y los ojos se
enrojecen un poco porque se tocan temas difíciles. Pero también de las que uno
sale fortalecido, porque como he leído una vez “hay que abrazar las propias
sombras como paso para iluminarse”.
Y así como le iba
dando ideas y consejos para estar bien, en la medida en que le iba dando tips
que a mí me servían, yo me fui sintiendo llena de luz. Así como le iba
recomendando mantras, así como le decía de ejercicios para ver todas las cosas
lindas de la vida por las que uno tenía que agradecer, mi corazón se llenaba de
amor.
La estaba ayudando a
ella, pero también fue una experiencia maravillosa para mi.
Le hablaba de
visualizar lo que quería, y me emocionaba al hacerlo. Le indicaba como cuando
uno tiene una meta debe verla clara, debe sentirla cerca, darle forma con el
pensamiento. Debe llenarse de sentimiento, percibirla, darla como un hecho.
Le hablé de escribir
todos los días tres cosas por las que agradecer. Cosas pequeñas o grandes. No
importa realmente, porque pueden ser sencillas, pero sin embargo tan
maravillosas. Y empecé a enumerarle. Y me salían sin parar todo tipo de ideas.
Simples, mágicas. Desde disfrutar de un café con algo rico, escuchar la lluvia
desde la ventana, que el viaje al trabajo haya sido fluido, haber terminado un
buen libro, juntarse con una amiga, disfrutar de los juegos con un animalito,
haber escuchado una linda canción, estar
emocionado con un hobbie, haber hecho algo lindo por alguien, haber reído,
tomar una ducha relajante, cocinar algo que nos guste, salir a caminar, sentir
el sol en el rostro, ver las flores que se abren, disfrutar los colores del otoño,
etc.
Me decía ella como
veía los días domingo como una tortura, como se deprimía invariablemente y que
se ponía mal tal vez anticipándose a lo que tenía que afrontar en la semana. Le
di ideas sobre cómo convertirlos en días
mágicos. Actividades diferentes, un montón de opciones para que los viva como algo
especial. Porque así deberían ser, porque uno debería vivir con alegría, ese
día y todos los demás.
Le hablé de la carta de los deseos.
Hablamos de proyectos.
De animarse. De dar pasos. De seguir el camino, de permitirse confiar, de
ilusionarse. De amistad, de perdones, de amor. De hijos, de padres. De vida y
de muerte (porque esta es parte de la vida, nos gusté o no), de espiritualidad,
de las múltiples manifestaciones de Dios. De cómo no estamos solos, de almas
que trascienden. De comprensiones. De aceptar, de dejar ir. De soltar, de
fluir. De meditaciones, respiraciones, oraciones, dar gracias, el poder
curativo de un buen llanto, la magia de una buena risa.
En fin, salí de allí
sintiendo mi alma tranquila. ¡Habiendo reafirmado y recordado tantas cosas!
Como nada es
casualidad, si alguno que me lee siente que algo de lo que acá escribí le tocó
o fue grato recordar, pues bienvenido sea.
La vida es hermosa, no
importan las cosas contra las que tengamos que lidiar. Si están ahí es porque
necesitamos aprender de ellas. Sepamos aprovechar la experiencia, confiar. Agradezcamos
siempre.
Que tengan un hermoso
día.
Preciosa entrada, las imágenes-frases son todas estupendas, el optimismo ayuda siempre, hay que ser positivo y buscar la parte buena o menos mala y en una conversacion con una miga se puede encontrar paz y visión optimista. Un abrazo y mi cariño
ResponderEliminarSi, ha sido una linda conversación, la verdad es que nos hizo bien a ambas..
EliminarSiempre que uno mire la vida con optimismo es mejor! beso
Que bonito! me hace falta una charla así...
ResponderEliminarBesotes
Son buenas esas charlas profundas.. hacen mucho bien! besito
EliminarQué lindo esos encuentros, qué importantes...
ResponderEliminarMe hacía falta leer algo así, y esos cartelitos tan lindos.
¡Gracias por compartirlo, Estrellita!
Abrazos y adelante :)
Me alegra que te hayan servido las frases y los pensamientos positivos..
Eliminarbeso
Tu amiga tiene mucha suerte por tu apoyo.
ResponderEliminarY tú tienes mucha riqueza interior.
Besos!
Gracias! Trato de ser positiva, de ver las cosas con alegría.. la charla sirvió para recordarme a mi misma unas cuantas cosas.. abrazo
EliminarTotalmente de acuerdo. La vida es maravillosa y de todo se aprende. Hay conversaciones que sanan el alma. Un besote!!!
ResponderEliminarSi, uno aprende de las experiencias, y es bueno descubrir todo lo bueno que hay siempre para agradecer, no importa cuales sean las circunstancias.. beso
EliminarQ bella reflexion muchas frases bonita me gustaria tener una amiga para contarles mis cosas me ha pasado muchas cosas me aferro a Dios q me de fuerza y fortaleza para seguir hechando para adelante
EliminarQ bella reflexion muchas frases bonita me gustaria tener una amiga para contarles mis cosas me ha pasado muchas cosas me aferro a Dios q me de fuerza y fortaleza para seguir hechando para adelante
EliminarQué hermoso post has escrito!
ResponderEliminarEs exactamente así como debe ser una excelente sesión de psicoterapia: dando y recibiendo porque somos espejos unos de otros.
Ese compartir de alma a alma con tu amiga fue sanador para ambas.
Pidiéndote ayuda te ayudó a ti a recordarte cosas, actitudes en las cuales debes perseverar.
Qué lindo!!!! QUIEN AYUDO A QUIEN?
Me encantó leerte!!!!!!
Un super abrazo colombiano.
Hola! Pues si, nos hemos ayudado ambas creo yo.. por eso ha sido una charla de lo mas fructífera, de recordar muchas cosas importantes. Sobre todo a ser agradecido, a ir para adelante.. saber que hay que confiar..
Eliminarabrazo
voy a tener que ponerlo en práctica todo!
ResponderEliminarClaro que si!!!! abrazo
EliminarHola Estela! Que lindo leerte. Y asi es, como decis, todo llega cuando tiene que llegar. Asi te digo que llegue aqui, porque me escribiste en mi blog...Tanto tiempo! y es que me esta costando la regularidad de leer blogs como antes, cuando tenia mas tiempo (no era mama). Y extraño no solo eso, sino escribir en mi propio blog! Pero bueno este post me vino al pelo, porque leo de vos cosas que se, pero me olvido de decirme a mi misma. Gracias!!
ResponderEliminarHola! Si, hace rato que no escribis, pero se entiende que otras responsabilidades te quiten ese tiempo.. tu niño es tan lindo!! Me gustó la torta que le hiciste jaja.
EliminarQue bueno haberte ayudado a recordar estas cosas.. es cierto que una las sabe, pero a veces se las olvida un poco, en lo frenético de la vida y las multiples ocupaciones..
Y si, hay que confiar en que todo llega cuando es su momento.. beso