Mostrando entradas con la etiqueta vacaciones. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta vacaciones. Mostrar todas las entradas

martes, 3 de marzo de 2020

Fin de semana largo en la costa

 Hace rato que tenía ganas de armar el post con el relato del fin de semana largo que pasamos en la costa, pero venía con poco tiempo para hacerlo.

Aprovecho un ratito libre y les cuento de esta escapada tan linda, algo improvisada pero que vino muy bien para cambiar de aires. ¡Salir de la ciudad siempre es lindo!
La playa de Pinamar
El sábado nos levantamos temprano y ya a la 7 am estábamos en la ruta. Pensábamos llegar apenas pasado el mediodía, pero un accidente produjo caos y largas demoras, así que terminamos tardando nueve horas en llegar. ¡De terror! Prácticamente el doble de lo que debería haber sido. Por momentos los autos estaban parados directamente, o iban a paso de hombre. Por momentos era desesperante.
Pasado ese temita, llegamos finalmente a destino a media tarde. El hotel estaba en Pinamar, muy cerca de la playa (una cuadra) y muy cerquita también de la calle principal. Dejamos todo ahí y nos fuimos a ver el mar.
 A pesar de que era fines de febrero, el clima estaba algo fresco. Con una campera ligera ya se estaba bien, pero no era tan veraniego. De todos modos metí los pies en el agua, y aprovechamos a caminar por la playa. Qué lindo que es pisar la arena, dejar que las olas nos acaricien, disfrutar la brisa.
Tomamos una merienda en un parador frente al mar, la vista era muy agradable, y un cafecito vino bien a esa hora del día. 

Relax en un parador
 El domingo nos levantamos temprano, desayunamos algo en el hotel, y nos fuimos a Cariló, una localidad cercana. La particularidad de esta zona es que tiene un hermoso bosque, y las casas son realmente grandiosas.
El bosque de Cariló
Paseamos por allí y nos fuimos a aprovechar de un día de playa. Había un poco de viento, pero igual era agradable estar allí.
 Al mediodía almorzamos en un centro comercial a cielo abierto, muy lindo puesto también.
El almuerzo.. rico!
El día lo terminé en la piscina del hotel. Mi marido no quiso meterse, pero yo tenía ganas de aprovechar las instalaciones así que disfruté un rato del agua templada.

 El lunes feriado fue otro día hermoso de playa, pero esta vez alquilamos una sombrilla en un balneario. Ambos nos habíamos quemado medio desparejos el día anterior (en mi caso porque me olvidé de aplicar la pantalla solar en parte de la pierna, y la tenía bastante enrojecida). Poder escapar un poco al sol era importante. Aprovechamos a leer, probar unos ricos churros rellenos, meternos al mar.
El martes ya estábamos emprendiendo el regreso luego de desayunar en un parador. Un vistazo último a la playa y de nuevo en la ruta. Por suerte estuvo mucho más fluido no tuvimos gran demora.
¡Que lindo fin de semana de carnaval!
¿Se fueron a algún lado? ¿Hubo escapadas o festejos?
  

miércoles, 27 de noviembre de 2019

El Paseo de los Colorados

Luego de haber pasado la mañana en las Salinas Grandes nos dimos el tiempo de recorrer el pueblo de Purmamarca. Es pequeñito, pero tiene muchos negocios de artesanías bien coloridos, una simpática plaza, y el privilegio de estar al pie del Cerro de los Siete Colores.

Lo que más me gustó igual fue el paseo que nace justo detrás del pueblo, conocido como “los colorados”.

Es justamente este color el que se aprecia todo alrededor. En muchas tonalidades distintas, es un paisaje conmovedor.

Paisaje mágico
Se puede hacer caminando ya que tiene solo 3 km, y recorrerlo lleva alrededor de una hora o menos. Nos paramos a contemplar los cerros, y nos subimos a un par de miradores que tenían vistas preciosas. Naturaleza en estado puro.

El sendero pasa por detrás del Cerro de los Siete Colores, zigzaguea y siempre se presenta plano, sin desniveles. Es de ripio, árido y con poca o escasa vegetación rastrera.

En uno de los miradores. El viento me volaba el gorro
Es un camino precioso, accesible, y que vale la pena disfrutar.
Miren el tamaño de la gente en el camino, en comparación con el paisaje. Pequeños en la inmensidad roja.
Luego de la caminata paramos a tomar un refresco en el pueblo, y nos dedicamos a seguir paseando por allí. Fue un buen cierre para la semana norteña, una escapada que nos ayudó a renovar energías para lo que queda del año.



Esta es desde un mirador, atrás el Cerro de los Siete Colores.

jueves, 21 de noviembre de 2019

Las maravillosas Salinas Grandes

Hoy les traigo un rinconcito del norte que realmente me gustó mucho. Había ido allí hace diez años, pero en esta ocasión lo disfruté mucho más.

Las Salinas Grandes quedan cerca de Purmamarca, pueblo en el que estábamos parando. Se trata del tercer salar más grande de Sudamérica con una extensión mayor a las 12 mil hectáreas a cielo abierto. 

Vistas de la Cuesta del Lipán
El trayecto nos hace atravesar pequeños caseríos, llegando a la sinuosa Cuesta del Lipán. Por allí se asciende hasta los 4.170 metros sobre el nivel del mar, para luego volver a descender y llegar a las salinas. 
El camino en sí nos regala hermosas vistas. Sobre todo me gustaron los miradores desde los que se veían las curvas y contracurvas ya recorridas. 

Muñecos de sal
Para ingresar a las salinas se debe ir acompañado de un guía de la localidad. Por un precio económico se suben con uno al vehículo, dan una explicación interesante sobre la formación de la sal, la extracción de este mineral, y otras curiosidades del lugar. También hacen un poco de fotógrafos, permitiendo guardar un bonito recuerdo del paso por este sitio.
Por los vientos había algo de tierra cubriendo el suelo de la salina, pero nos contaban que luego de la época de lluvias estas se vuelven completamente blancas. De todos modos el paisaje es muy especial, son kilómetros de extensión de sal. Algo bastante único de ver.
Vimos las piletas de extracción, y también unos ojos de agua turquesa.
Se recomienda usar sombrero y lentes de sol para proteger la vista.
Nos quedamos un rato sacando fotos y disfrutando del paisaje. Luego volvimos por el mismo camino y nos dedicamos a recorrer el pueblo de Purmamarca, famoso por su cerro de siete colores.

¿Han estado por la zona? ¿Les gustaría conocerla?

martes, 5 de noviembre de 2019

Tilcara y Humahuaca

Retomo el blog luego de unos días de ausencia, y lo hago adentrándome en la pintoresca Quebrada de Humahuaca. Este fue el destino al que nos dirigimos luego de recorrer la zona de Cafayate, en la provincia de Salta.

Después de algunas horas de viaje en auto llegamos a Tilcara, en la provincia de Jujuy. Aquí almorzamos un plato típico de la zona y dimos una recorrida rápida.
Es un pueblo pequeño pero creo que ha crecido bastante desde la última vez que estuve allí, unos diez años atrás. Llegamos enseguida a la plaza principal, que es donde funciona una feria artesanal de lo más colorida. Muy cerca de allí se encuentra la iglesia Nuestra Señora del Rosario. En los alrededores hay un par de museos, y varias tiendas y restaurantes.

A tan solo 1 km del pueblo se encuentra el Pucará, que es un yacimiento arqueológico muy importante.

El pucará fue una defensa y asentamiento de los habitantes precolombinos de la quebrada. Fue instalado en una zona estratégica por el cruce de antiguos caminos, desde donde se podía vigilar y controlar los accesos a diferentes regiones del noroeste.

Lo visitamos acompañados de un guía de la zona, que nos dio explicaciones muy detalladas e interesantes. Fue lindo recorrer las ruinas, algunas de ellas reconstruidas. Y también aprender sobre la historia y la cultura de sus habitantes de antaño, pero también de su población actual. Nos llamó la atención conocer como algunas costumbres siguen vigentes aún en estos días.


El paisaje es lindo de ver, en elevación se cuenta con unas vistas maravillosas, en donde predominan los cardones.

Muy cerca del pucará se encuentra el jardín botánico, que tiene una amplia colección de plantas que crecen las alturas de los cerros y La Puna. 

Iglesia de Tilcara
De allí nos dirigimos a Humahuaca, otro típico pueblo de la Quebrada. Se encuentra cerca de los 3.000 metros de altura, rodeado de cordones montañosos.
Llegando a Humahuaca
Uno de los atractivos es el Monumento a los Héroes de la Independencia, construido para conmemorar a los pobladores del norte que lucharon en la guerra por la independencia. El monumento está compuesto por una larga escalinata de piedras que culmina en el grupo escultórico de bronce. Desde el monumento se aprecia una hermosa vista del pueblo.
Otros de los lugares muy visitados es el mercado artesanal donde se ofrecen diferentes productos como recuerdos, prendas de lana, productos regionales, etc…
Vista desde el monumento
De aquí nos dirigimos a Purmamarca, pueblo en donde teníamos reservadas dos noches en una preciosa hostería.



viernes, 18 de octubre de 2019

Cafayate: tierra de vinos y cerros colorados

Después de haber pasado un hermoso día en el pueblo de Cachi nos dirigimos hacia la ruta del vino yendo a conocer Cafayate, dentro de la provincia de Salta.
Cafayate es zona de viñedos
Desandamos el mismo camino que habíamos hecho el día anterior, para luego sumarle el tramo de la ruta 68 que nos llevaba a destino. Fueron varias horas de manejo, se las bancó todas solo mi media naranja. Decidimos que todas las paradas de la Quebrada de las Conchas las íbamos a dejar para el día siguiente, ya que queríamos llegar a la hora de almuerzo.

Bodega donde paramos a almorzar
Nos dirigimos a una de las bodegas de la zona para comer algo y descansar del viaje. Estuvo genial la elección, ya que nos pudimos sentar en una mesa al aire libre, bajo los árboles y con vistas a las viñas y a las montañas. Nos pedimos una picada y una copa de vino cada uno, y nos quedamos un rato disfrutando del paisaje.

Chin chin con esta bella vista
Finalmente pasamos por el hotel, y luego recorrimos un poco el pueblo. No es grande, tiene por supuesto la plaza principal, y una zona con tiendas de artesanías y restaurantes.

La noche estaba animada, con música que salía de los locales.

Al otro día ya si en el camino de vuelta hicimos todas las paradas que nos habían quedado pendientes. Hay varios caminos para caminar entre cerros colorados, y formaciones rocosas interesantes.





Por ejemplo la de “el obelisco”, y “el sapo”.



Las que más me gustaron sin embargo fueron “El Anfiteatro” y la “garganta del diablo”.
En el primero la acústica es realmente asombrosa, y algunos músicos locales lo aprovechaban. Un hombre con su guitarra en mano nos deleitó con algunas interpretaciones de canciones conocidas. Fue muy lindo.

Ya de ahí nos fuimos a la ciudad de Salta, donde hicimos noche.

¿Qué les pareció este recorrido?