lunes, 18 de mayo de 2020

Siguiendo con el post anterior

Sigo con la temática del post anterior, en la que hablaba de un cierto aburrimiento que me está agarrando con la cuarentena. Creo que la mejor definición que estoy encontrando es que me ha agarrado una cierta apatía últimamente.

Esto en mi es bastante raro porque soy de hacer muchas cosas, de embarcarme en proyectos con entusiasmo. Pero supongo que el encierro y la situación de incertidumbre me están causando esas ganas de nada.
O sea, si me siento aburrida no es porque no encuentre cosas para hacer y ocupar mi tiempo. Pero me pasa que no estoy teniendo tantas ganas de hacerlas, o no las estoy disfrutando tanto.

Soy muy lectora y sigo leyendo, pero me cuesta engancharme con lo que leo. Y no es que sea porque justo encontré libros malos, sino porque aun teniendo el tiempo para dedicarme me da fiaca sentarme en casa a hacerlo. Voy de a ratos, luego dejo y me pongo con otra cosa, y así. Como una falta de concentración.

Veo películas y series. Pero tampoco es que me gusta pasármelo frente a la tele todo el día, ya estoy expuesta a suficientes pantallas.

Estoy escuchando música, y trato de poner canciones divertidas, de esas que me hacen bailar un poco, que me meten ritmo al caminar, aunque sea dentro del espacio reducido del living.

Limpio y ordeno la casa, aunque estas no son actividades a las que yo llamaría precisamente super disfrutables. Lo mismo con la cocina, que no es una de mis pasiones. Mi marido se entretiene más preparando cosas ricas, las cuales luego yo pruebo y disfruto.

Conseguí un curso de Photoshop online a precio razonable, y estuve un rato con eso, aunque es un poco básico hasta ahora.
Hace mucho no dibujo, me mamá ayer me incitaba a eso por teléfono. Pero me pasa que no me siento inspirada para agarrar lápiz y papel. La fotografía que tanto me gusta también está como en un impasse ahora que el único escenario es mi casa.

Pensé en que sería útil repasar algo de idiomas, los cuales siempre me gustaron y tengo algo oxidados por falta de práctica. Pero es lo mismo, una cosa es pensarlo y otra sentarme a hacerlo.


Así me encuentro, y francamente espero que se me pase pronto. ¡Que vuelvan las musas!

viernes, 15 de mayo de 2020

Un día muy igual al otro


Supongo que me está pasando como a casi todas las personas del planeta: la cuarentena me va cansando.

Llevamos en Argentina dos meses en nuestras casas y por supuesto que creo que es una medida apropiada para protegernos de la pandemia y hay que respetarla, pero no quita que tenga ganas de que termine de una vez por todas. Que se encuentre una vacuna, que haya tratamientos eficaces, que el maldito virus desaparezca y que la vida vuelva a la normalidad. O por lo menos a una cierta normalidad.
Hay muchas cosas que evidentemente no volverán a ser las mismas. El impacto lo veremos realmente con el tiempo, pero está claro que vendrán cambios aun cuando podamos volver a salir.

Mientras tanto los días son todos muy parecidos. Durante la semana laboral dedicada a eso, por suerte con jornadas más regulares y menos intensas. Y luego aprovechando a leer un poco, ver alguna película o serie, cocinar algo, hablar por teléfono con mis padres o alguna persona amiga, y no mucho más. Hay días en que siento que me aburro un poco.

Sé que podría ponerme a hacer alguna actividad más creativa, pero ni sacar muchas fotos puedo. Ya me cansé de fotografiar al gato durmiendo. Me está faltando motivación.

Extraño ver a la familia y amigos, poder salir a la calle, pasear, simplemente disfrutar del día al aire libre.

La llegada del frío tampoco ayuda. En el patio que tenemos en casa no da el sol, así que tampoco dan muchas ganas de estar afuera. Por suerte para este fin de semana se estima tiempo más lindo, podremos aprovecharlo un poco.

Aquí me encuentro entonces, un poco cansada de esta cuarentena, tratando de no caer en el desánimo porque evidentemente va para bastante tiempo.

¿Cómo lo van llevando ustedes? ¿Qué hacen para no aburrirse?

jueves, 7 de mayo de 2020

Me tocó tomar un transporte público después de tantos días de encierro


Hoy me tocó salir a la calle y tomar un transporte público, después de cincuenta días sin hacerlo.

En la empresa donde trabajo están haciendo campaña de vacunación antigripal, y la verdad es que aunque ir a recibir la dosis me implicaba una hora de ida y otra de vuelta me convenía porque es muy difícil encontrarla en otros lados. Ya había consultado sin éxito en farmacias y en algunos centros de vacunación. Es todos estaba agotada, sin disponibilidad.


Ayer me habían otorgado un turno para presentarme, así que estaba mentalmente preparándome para salir a la calle. Es raro todo esto, lo que hacíamos de forma habitual y cotidiana hoy genera cierta ansiedad. Allí me fui hoy temprano, con mi barbijo y abrigo porque han comenzado los primeros fríos.
Me encontré en la recepción un par de compañeros con los que charlamos un ratito de la situación, a una buena distancia social, claro. Llegó el turno del pinchazo, y luego a volver para casa.
Antes fui hasta mi escritorio a buscar un par de cositas. Que raro era ver toda la oficina vacía, es una situación de lo más extraña, y hasta triste.

Se veía algo de gente en la calle. Sobre todo haciendo compras en algún comercio de alimentos, o haciendo fila en bancos. Angustiante era ver la avenida comercial que suelo recorrer de punta a punta en el trayecto con tantos locales de persianas bajas.
Ya volveremos a una cierta normalidad, mientras tanto fue bueno regresar a la seguridad de casa. Tiempos locos que están tocando vivir.

miércoles, 6 de mayo de 2020

Si toca cumplir en cuarentena


El otro día anduvimos de cumpleaños en casa, le tocó a mi media naranja cumplir en cuarentena. Realmente algo diferente, con muchos saludos virtuales.
Recibió muchos mensajitos, e hicimos videollamadas con familiares y amigos, los cuales le cantaron a través de la pantalla. No es como estar presencial, pero el afecto igual llega.

Para celebrarlo pedimos un brunch en un lugar cerca de casa que hace unas cosas riquísimas. Por delivery nos trajeron unos sándwiches muy sabrosos, un scon dulce, un alfajor de almendras y hasta una porción de torta con la que pudo soplar las velitas.

En una de las pocas salidas que hice en el último tiempo aproveché a comprarle un perfume en una farmacia. Había ido a averiguar por la vacuna para la gripe (imposible de conseguir en estos días) y le compré el regalito.

Son tiempos raros, pero se hace lo que se puede.

¿Les ha tocado cumplir en cuarentena? ¿O festejarle a algún conocido? ¿Qué tal ha sido la experiencia?