miércoles, 30 de enero de 2019

Los libros de enero

 Enero ha sido un mes realmente fructífero en cuanto a lecturas. ¡Una maravillosa forma de empezar el año lector!

Estuve bastante entretenida, con autores e historias que me han atrapado. Muchas de ellas relativamente cortas.
Siempre estoy atenta a conocer escritores que no tenía en cuenta y dejarme sorprender, este mes para mi ha sido un acierto acercarme a la obra de Marc Levy, a quien llegué medio de casualidad.

Aquí entonces les comento un poco:

Las cosas que no nos dijimos, de Marc Levy.
Este tiene tal vez un tinte demasiado fantasioso para mi gusto, pero igual me entretuvo. Habla de segundas oportunidades y recuperar el tiempo perdido. El padre de Julia, poderoso empresario pero que ha sido en su mayor parte una figura ausente para su hija, ha muerto unos días antes de su boda. Ella se ve obligada a cambiar de planes para dedicarse al entierro de su padre. Al día siguiente recibe un extraño paquete que encierra una última sorpresa de parte de su progenitor, la cual la lleva a una experiencia bastante extraña pero que le permite conocer un poco más a quien fue su padre.

El primer día, de Marc Levy.
Este libro me encantó. Tiene un poco de aventura, otro tanto de romanticismo, invita a la reflexión sobre el origen de la humanidad. En fin, lo disfruté y “devoré sus páginas”.
Habla del encuentro entre una arqueóloga que busca al primer hombre, y un astrólogo que busca la primera estrella.
Un misterioso objeto se encuentra en un volcán inactivo cambiará para siempre la vida de Adrian y Keira. Juntos se embarcan en una aventura extraordinaria, que les lleva desde las orillas del lago Turkana en el corazón de África a las montañas de China. Tratan de revelar los secretos ocultos del objeto y responder a la vieja pregunta: ¿cómo empezó la vida?

La primera noche, de Marc Levy.
Este es el desenlace de la aventura que comenzó en el libro anterior. Era por lo tanto una continuación bastante obligatoria y que disfruté tanto como el primero. Por momentos nos mete en una especie de conspiración global por ocultar los indicios sobre el origen de la vida en la tierra, y hasta que la teoría expuesta te hace pensar que no es demasiado loca y hasta bastante plausible.

Kamtchatka, de Marcelo Figueras.
Este libro me lo pasó mi hermano, y la historia yo la había visto en una película argentina hace unos cuantos años. La tenía igual bastante olvidada, y estuvo bien leerla. El tema es duro pero es interesante el cómo está contado, los detalles en los que se centra.
Narra la historia de un hijo de desaparecidos por la dictadura militar en Argentina. Está contada desde la perspectiva de un niño de 10 años, que ve su mundo y su normalidad dada vueltas cuando sus padres tienen que esconderse, en una época turbulenta para el país.
Kamchatka es un país imaginario que aparece en un juego de mesa (Tácticas y estrategias de guerra). En él se refugia Harry para sobrevivir al horror. Sucede en el Buenos Aires de 1976. Harry trata de recordar cómo fueron esos años. Intenta recuperar su identidad. Es ahora un hombre de 40 años. Para él, recordar es reaprender las cosas que había olvidado.

La caja negra, de Michael Conelly.
Esta es una novela policial en donde aparece el personaje de Harry Bosch, un viejo policía que se dedica a investigar asesinatos y crímenes.
Aquí busca desentrañar una muerte del pasado que ha quedado sin resolver, usando como pistas una conexión con el presente.
Un poco de suspenso e investigación siempre viene bien.

La niña alemana, de Armando Lucas Correa.
Está inspirada en un hecho real, que fue la negativa de Cuba y otros países a recibir a judíos que huían de la Alemania nazi a bordo del trasatlántico St. Louis.
Nos cuenta sobre la vida de Hannah, una niña que disfrutaba de su infancia en Alemania hasta que su familia es desposeída de sus bienes y los judíos dejan de ser bienvenidos en los lugares que antaño frecuentaban. La partida hacia Cuba les proporciona una chispa de esperanza a ella y su familia, quienes tras ardua gestión logran obtener los visados para embarcar. Enseguida los rumores de no ser recibidos allí parecen transformar lo que iba a ser una salvación en una sentencia de muerte.
Varias décadas después, la pequeña Anna Rosen recibe un paquete de Hannah, la abuela que nunca había conocido. Le siguen un emotivo encuentro y reconstruir historias.

The Buenos Aires Affair, de Manuel Puig.
Había leído otras historias de este autor que me habían gustado más. Esta la odie bastante. Hay que reconocer que es bastante novedosa la forma en que está escrita, cada capítulo tiene un estilo totalmente diferente. Pero los personajes son horribles, lo que le sucede es espantoso, tiene mucha violencia, hay escenas bastante depravadas, obsesiones sexuales de todo tipo. En fin, no me gustó para nada. Por suerte era bastante corto, pero estuve a punto de abandonarlo unas cuantas veces.

Los hijos de la libertad, de Marc Levy.
Esta novela me conmovió en gran manera. Me emocionó, por momentos me entristeció porque está basada en una historia real (le ocurrió al padre y al tío del autor) y es muy dura. Sin embargo creo que es bueno no olvidar estos capítulos negros de la humanidad, para que nunca se repitan. Es una historia de lucha y de supervivencia. Me movilizó bastante y la recomiendo.
En la Francia ocupada por los nazis, dos hermanos adolescentes de origen judío se unen a la Resistencia en la 35ª brigada de Toulouse. La clandestinidad, el hambre, las ejecuciones y los actos de sabotaje pasarán a formar parte de sus vidas cotidianas, pero también conocerán la solidaridad, la amistad y el amor, además del valor supremo de la libertad. Mientras esperan la llegada de los aliados, ellos y sus compañeros cruzarán Europa a bordo de un tren de deportados a los campos de concentración. 

Hasta aquí llegó enero. Espero que febrero traiga más lecturas interesantes.
¿Leyeron alguno? ¿Les interesa alguna de estas temáticas?

jueves, 24 de enero de 2019

Recorriendo pueblitos: Suipacha y Mercedes

El domingo pasado nos levantamos temprano y nos fuimos a recorrer algunos pueblitos cercanos. Viene genial un cambio de aires, y de paso conocer otros lugares.

El primer sitio al que nos dirigimos fue Suipacha, que queda a 126 km de la ciudad de Buenos Aires.
La plaza principal
El pueblo es chiquito, de casas bajas. Se recorre enseguida la verdad. Cuenta con la típica plaza principal, en donde se emplaza la iglesia y otros establecimientos municipales.

Lo que nos había motivado a ir allí era lo que se conoce como “Ruta del queso”, que es un paseo en donde lo llevan a uno a recorrer diferentes establecimientos de elaboración de productos regionales, con su posterior degustación. Sin embargo, una vez allí nos enteramos de que esta actividad no se realiza durante los meses de verano, y además debe ser coordinada con anticipación. Nos quedamos con la información, así que esto quedará para otra oportunidad.

Tuvimos que contentarnos con dar una vuelta por los alrededores. Llegamos así a la estación de tren, que es pintoresca, y a un negocio cerca de la entrada en donde se pueden comprar quesos y otros productos.







Decidimos que no había mucho más para hacer por ahí y nos trasladamos a Mercedes, una localidad a unos 30 km de donde estábamos. Es considerablemente más grande, y nos pareció muy pintoresca.
Llegamos también a la plaza principal, en donde estaba la catedral, de estilo neogótico. 
También alrededor de la plaza se encuentra el Palacio Municipal, y hay una serie de restaurantes y bares. 

Era el horario ya de almorzar, así que decidimos pedir una típica picada de la zona, sentados en una mesa en la esquina de la plaza. Hacía calor pero igual estaba agradable. De más está decir que estaba muy rico todo.


Salimos luego a caminar un poco por sus callecitas, desiertas a esa hora que era la de la siesta. Se sentía el silencio y una quietud a la que uno no está acostumbrado.

En el camino encontramos lindos murales (uno artístico en particular me encantó), unos gatitos durmiendo tranquilamente, árboles con flores.

Llegamos a la iglesia de San Patricio, pero estaba cerrada así que solo la contemplamos por afuera.





Antes de volver pasamos por la puerta de una famosa pulpería, tradicional por lo antigua (data de 1830). Sigue en funcionamiento y sirven bebidas y comidas tradicionales. Nos limitamos a sacar unas fotitos porque ya habíamos almorzado.
Emprendimos el regreso a casa, contentos de haber visitado estos lugares y haber pasado un día al aire libre.

¿Conocen alguna de estas localidades?

viernes, 18 de enero de 2019

Angina saboteadora


Hace casi diez días que no paso por acá.

Les cuento que los primeros los pasé bien motivada con el tema de la caminata diaria. Mantuve una buena rutina, casi todos los días hice el trayecto completo del trabajo a casa a pie. O sea, unos 6 km asegurados. Me la banqué bastante bien, y hasta les podría decir que para el fin de la semana ya mi cuerpo me estaba pidiendo más movimiento y menos sedentarismo. ¡Una genialidad!

Pero luego vino una angina que me tuvo a mal traer. Así que lejos de moverme mucho, me lo pasé tirada en una cama y sin fuerzas para nada. Lo comencé el lunes, en el que me obligué a levantarme e ir a trabajar a pesar del malestar. Un suplicio, llegó una hora en que tuve que pedir permiso para retirarme porque la verdad no podía conmigo misma, me dolía todo. Ese día levanté fiebre, tuve chuchos de frío.

Y a todo eso le siguió reposo por 48 hs, antibióticos, y una mejoría aunque todavía ando con menos energía que de costumbre.

Esperando entonces que pase esta angina saboteadora y pueda retomar con mi propósito de vida más activa.

Por ahora sin muchos planes para el fin de semana, esperando un poco a ver como me voy sintiendo.
¿Ustedes en que anduvieron?

miércoles, 9 de enero de 2019

Volver a empezar

 En agosto del año pasado escribí post con  mis claras intenciones de comenzar a cuidarme con las comidas y bajar algunos kilitos.

En septiembre hasta hice un update con los avances, los cuales habían sido muy positivos. Un buen comienzo claramente.
¿Cómo siguió la cosa? Pues no tan bien.

Excusas hay miles. Que nos fuimos de vacaciones una semana a Perú y ahí descontrolamos un poco. Que luego no hice nada por volver al ritmo de mesura anterior. Que luego vinieron las fiestas y las reuniones varias. Que la caja navideña y sus productos ricos y altísimos en calorías. En fin, una combinación de varias cosas, que hizo que en los tres meses últimos del año recuperara lo bajado.
Me da un poco de bronca realmente, porque cuesta mucho cuidarse. Pero no queda otra que volver a empezar, hacer mea culpa con los excesos y hacer algo por volver a encaminarme.
Además que luego de fin de año necesito realmente desintoxicar mi organismo de tanto pan dulce, turrones y almendras.

Estos días comencé a controlar lo que como. Y también me propuse caminar un poco más.

Soy anti gimnasio, la verdad es que nunca me gustó, asi que lo descarto y me propongo lo que sé que puedo lograr. Caminar me gusta y puedo hacerlo. Otra cosa sería una utopía, me conozco.

Ya van dos días que hago la caminata de regreso desde la oficina a casa. Unas sesenta cuadras más o menos. Todavía llego cansada, supongo que tengo que estoy fuera de ritmo y es cuestión de tiempo para que lo internalice y sea más llevadero.

No es el paisaje que tengo en la caminata, pero ilustra la actitud que quiero :-)
Así que aquí estamos, volviendo a empezar con los cuidados en este 2019. ¡Espero ver resultados! Y tener la paciencia y constancia que se requiere.
¿tips o consejos?


lunes, 7 de enero de 2019

Renovando plantas con el nuevo año

Quería cerrar el año comprando algunas plantitas nuevas como para renovarme. Por una u otra cosa esto no lo pude hacer antes de terminar el 2018, pero me di una vueltita por un vivero cercano hace unos días.
Miren que flores tan lindas tiene
No soy lo que se dice una excelente jardinera, pero quería algunas nuevas tanto en el interior como en el patio.

Una de las que elegimos es colgante y la hemos puesto afuera en un sitio donde nunca hubo nada, sobre una pileta. Tiene unas pequeñas florcitas que se abren y cierran durante el día. ¡Son muy bonitas!
También escogimos una planta que parece un cactus pero en realidad no lo es (creo!). Supuestamente necesita sol y poca agua. La maceta naranja tiene unas pequeñas suculentas para completar el conjunto.
Y por otro lado una de interior, la que tuvimos que traspasar de maceta. Aproveché entonces que tenía una muy bonita, casi de decoración, que me había regalado mi hermano hace algunos meses. Le pusimos tierra y allí fue a parar la nueva adquisición del año.
La nueva planta es la de la mujercita de ceramica
El conjunto de interior, en la cocina
No se cuánto duraran, como les decía no soy muy buena jardinera. Pero ojala sobrevivan y se mantengan lindas. Algunas lo han logrado muy bien a lo largo de los años, y algunas han quedado en el camino.

¿Les gustan? ¿Se dan maña con estas cosas?

¿Cómo los viene tratando el 2019?