domingo, 31 de diciembre de 2017

Feliz año

 Una entrada cortita, para desearles un muy feliz año nuevo.
Que terminen muy bien el 2017, y que den una gran bienvenida al 2018. Que les traiga muchas alegrías, que sea de sueños cumplidos.
¡Que sean muy felices! 


miércoles, 27 de diciembre de 2017

Carta de los deseos 2018 (y algunas reflexiones de fin de año)

 Algo que tiene de bueno mi blog es que se convierte en una especie de diario de vida que puedo releer cada tanto. Allí están plasmados pensamientos y sentimientos, es un poco la foto de quien era en el momento en que lo escribí. Que estaba pensando en ese momento, que estaba esperando.

Con intenciones de escribir sobre la “Carta de los deseos 2018”, ejercicio que hice hace un par de días, me remití al post quehice el año pasado. Allí les contaba de lo que esperaba que fuera el 2017, de como quería que transcurriera. A pocos días estoy de leer aquella carta (la idea es abrirla el 31/12), pero ya el solo hecho de leer lo que había puesto en el post me gustó. Es que aunque no se tiene la bola mágica, creo que hay cosas que uno puede establecer con su intención. Por lo menos el cual va a ser la actitud de uno ante lo que se presenta, el plantearse objetivos para cumplirlos.

Les transcribo algo de lo que puse en esa ocasión:
Esta vez hablé de un tiempo de crecimiento, de haber aprendido a soltar y a dejar fluir las cosas. De haber dejado actuar al Universo, de haber disfrutado con lo que teníamos. De prosperidad y abundancia, de amor a montones, de compartir, de viajar y descubrir nuevos lugares, de maravillarme con la vida, de tranquilidad laboral, de poner lindo el hogar, de compartir con la gente que uno quiere, de salud perfecta, de felicidad, de sorprenderse, de hacer algo por los demás, de sentirse uno con el Universo, de confianza, de bendiciones.

En algunas cosas tal vez fui menos precisa o descriptiva que en la carta anterior. Pero ha sido deliberado, ya que he pedido que llegue lo que tenga que llegar. He pedido aceptación por lo que es en cada momento. He querido soltar un poco algunas cosas, quitarles el foco y dejar que el Universo actúe. Si algo tiene que ser para mi en un momento, va a encontrar su camino. Creo que esto es lo más importante que pienso hacer este año, dejarme llevar y estar bien con lo que traiga. No ponerme mal por lo que no hay, sino estar llena de gratitud por lo que si tengo. Y eso es mucho.

He delineado un gran año. Confío en que así será.”

Me alegra ver que estos propósitos los he cumplido en gran medida.  Sobre todo en cuanto a la actitud de dejarme llevar y estar bien con lo que el Universo traía, sin ponerme mal por lo que no estaba sino apreciar las cosas buenas.

Quienes me leen hace rato saben que uno de mis deseos es convertirme en madre, y que llevo casi tres años sin lograrlo. Por temas médicos en parte, y supongo que en gran medida porque los tiempos que Dios tiene no son los nuestros y eso hay que aceptarlo. Las cosas tienen su momento para suceder, y uno tiene que tener esa esperanza pero no querer forzarlo. La cuestión es que durante 2016 siento que sufrí bastante por esto. Derramé más lágrimas por algo que en definitiva no estaba a mi alcance cambiar. Y yo quise cambiar la actitud, ante la misma situación tomarla de otra manera. Darme cuenta de que si así son las cosas por algo será, que no tengo que perder la fe pero que de nada vale sufrir en el mientras tanto. El dolor es real pero el sufrir es opcional. Que hay tantas otras cosas bonitas por las que agradecer y ser feliz, que tenía que dedicarme a disfrutarlas.

Así fue como nos imaginamos nuestro primer viaje a Europa y lo hicimos realidad. La parte de viajes del año creo que con eso está más que cubierta, aunque también hemos hecho algunas pequeñas escapadas cercanas, de esas que hacen tan bien para cambiar de aires. Agradezco a la vida por esto, por los lugares conocidos, las experiencias vividas. Me he maravillado y disfrutado, y eso es lo que yo quería.

La parte de ir poniendo lindo el hogar también la hemos cumplido en parte. De a poco porque todos los ambientes juntos no se puede, pero hemos pintado la cocina a mediados del año y ha quedado bonita. También arreglado un poco la decoración del living, con un collage de portarretratos que me encanta y un nuevo sillón que por suerte anda escapándose a las uñitas de mi gato. También hemos hecho algunas reformas en nuestro cuarto.

Ha habido tiempo de compartir, de juntadas con familia y amigos, de sentirse querido.

En fin, no puedo quejarme. Creo que el 2017 se ha portado bien conmigo.

Ahora sí, vuelvo al tema del ejercicio de escribir la “carta de los deseos”. Implica hacerla en presente como si las cosas se hubieran dado, y agradecer por ellas. Es una descripción de esas cosas que queremos que estén presentes en ese tiempo. Con un sobre bonito, con un papel también que nos guste. Y a fin del año, el 31/12, leerla.

Me tomé un rato para ir a un bar y escribirla. No fue muy larga esta vez, pero en definitiva hablé un poco de continuar con esta actitud, de seguir viajando, de estar bien, de crecimiento, de sorprenderse con la vida, de estar abierto a recibir bendiciones. He decretado que el 2018 va a ser un año feliz. Esa es mi intención.

¿Han hecho alguna vez este ejercicio? ¿Les gustaría intentarlo?
Les deseo un gran año, lleno de alegrías.







martes, 26 de diciembre de 2017

Los últimos días del año

 Los últimos días del año suelen ser intensos. No suelo tener agenda ni anotar los compromisos porque mi memoria es bastante buena para eso, pero estos días tomé un papel y  registré las salidas programadas. ¡Se podría decir que la agenda está completa hasta el 2018!
Por supuesto que no me quejo porque todas son reuniones con amigos o familia, y todas con propósito de celebrar y despedir el año.

Como es lo propio en estas ocasiones, la comida es lo que sobra. Uno come de más y sabe que luego tendrá que hacer un gran esfuerzo para bajar ese par de kilitos que acompañan a las fiestas, pero aún así es fácil ceder a las tentaciones y dejarse arrastrar por tanto festejo. A mí me pasa así, la fuerza de voluntad me flaquea un poco.
El fin de semana largo ha estado muy lindo. El viernes cenando con un grupo de amigos, y el sábado reunidos con otros. Ese día lo pasamos especialmente bien, éramos un grupo grande y nos divertimos mucho. Había dos cumples que celebrar, así que a los pan dulce y turrones sumamos torta. Pero lo que hubo de sobra fueron risas. Un excelente día.

El domingo 24 hicimos con mi marido unas compras y limpiamos la casa, ya que nosotros éramos anfitriones. Una reunión familiar que resultó muy bien, una bonita nochebuena.

Ayer, día de Navidad, hacía mucho calor por estos lados. Un día para descansar, dormir siesta, ver alguna serie y leer un libro. Más tarde una visita a mis padres y a buscar al michi que se pasó allí dos semanas de inquilino. Primero por unos arreglos que estábamos haciendo y que iban a tener a obreros yendo y viniendo, y luego para que no se estresara en las fiestas con la visita de las tres perritas de mis suegros. La cuestión es que ayer lo fuimos a buscar y lo trajimos de regreso al hogar. ¡Que olfato sensible que tienen los animales! Enseguida se dio cuenta de que habían estado las intrusas perrunas, olía con cara de desconfianza los sitios por donde ellas habían estado. Su andar era cauteloso, como reconociendo nuevamente el terreno. Lo dejamos hacer, tiene que acostumbrarse nuevamente a su espacio.

Esta semana pinta calurosa y llena de actividades. ¡Se nos acaba el 2017! No sé a ustedes, pero a mí se me ha pasado rápido. Creo que el balance es positivo. Me había propuesto fluir y preocuparme menos por algunos temas, y creo que lo he conseguido. Me encuentra hoy tranquila y con ganas de que el próximo año traiga cosas buenas para celebrar.

¿Cómo han pasado la navidad? 


jueves, 21 de diciembre de 2017

La casa se vistió de navidad (y así quedó el living)

El otro día armamos el arbolito navideño en casa. No fue el 8 de diciembre porque ahí estábamos con un poco de polvo por todos lados debido a unos arreglos en nuestro cuarto (oportunamente mostraré como quedó este ambiente, todavía le faltan algunos detalles).
El living. Lo nuevo son el conjunto de portarretratos en la pared.
Unos días después y ya sin obreros dando vueltas pudimos hacer la limpieza correspondiente (¡que placer volver a sentir habitable el hogar!) y ahí si poner toda la decoración navideña.
El arbolito lo armamos en el living sobre una mesita. Finalmente pudimos también  poner los cuadritos con fotos que yo venía imaginando hace rato. Están arriba del sillón, un conjunto de fotografías en blanco y negro, todas tomadas en el último viaje a Europa. Me gusta cómo quedan, además es un recuerdo muy lindo. ¿Qué les parecen? Yo las miro y sonrío.
En la baranda de la escalera pusimos esta vez unas guirnaldas y moños. Como vamos a pasar la nochebuena en casa quería que estuviera acorde su decoración. 
Va a ser una reunión familiar sencilla.
Para el arbolito este año solo le he sumado un adorno que no se ve en estas fotos porque lo puse después (es un osito blanco con bufanda roja).
Así que lo que ven viene de otros momentos. Cada año me gusta sumarle algún detalle diferente, es una costumbre que viene desde cuando éramos pequeños. En casa de mis padres siempre era una mezcla de bombitas antiguas y cada año alguna nueva.
La galleta de jengibre la tengo desde que me independicé. Fue parte de mi primer arbolito fuera de lo de mis padres.
El cascanueces es de mis preferidos.
Para las navidades pasadas compramos un conjunto de muñequitos de madera que son preciosos. Tienen ese estilo antiguo, pero le aportan mucha vida.

Les dejo un poquito entonces de mi arbolito. ¿Ya han armado ustedes uno? ¿Cómo ha quedado? ¿Tienen alguna costumbre?

Alguna estrella por ahí hay


¿Se nota que me gusta el cascanueces? :-)







Son tan lindos estos muñequitos

Este también es muy simpático


miércoles, 20 de diciembre de 2017

Los libros de Noviembre

Sé que prácticamente se va terminando diciembre (¡parece mentira!) y yo recién me siento a escribir el post sobre mis lecturas del mes pasado. Pero mejor tarde que nunca, así que aquí les cuento sobre los dos libros a los que me dediqué en noviembre.
Como verán sigo algo floja en cuanto al ritmo que venía teniendo a comienzo del año, pero múltiples actividades me han impedido avanzar mucho más.

De los dos que leí, uno me gustó bastante y el otro se me hizo insoportable. Y eso que es de un autor conocido como John Le Carré, pero para mí fue muy tedioso.

La casa Rusia, de John Le Carré.
Es una historia de espionaje y contraespionaje en época de la guerra fría. Un poco de espías, un poco de historia de amor, y con el telón de acero como fondo.
Debo decir que me perdía un poco con los personajes y sus idas y venidas. Lo fui leyendo bastante cortado y se me hizo un poco lento. Hay una película basada en este libro, tal vez esa sea mejor. Tiene sus años ya, la misma es de 1990 y actúa Sean Connery.

En el corazón de los fiordos, de Christine Kabus.
Esta novela si me pareció muy linda y la leí de un tirón. Los paisajes que describe son de ensueño, ya vale la pena solo por leer un poco sobre ellos.
Una exitosa fotógrafa alemana recibe un paquete al morir su madre. Este contiene un antiguo medallón con la foto de una pareja en tiempos de guerra y una carta. Todo eso la lleva a un tranquilo pueblo de Noruega para intentar rastrear y descubrir sobre sus antepasados. Descubre que aquellos fiordos fueron el verdadero origen de su madre, e irá reconstruyendo su historia. Secretos de familia son develados, y ella se encontrará a su vez a si misma.

¿Qué han estado leyendo ustedes?


lunes, 18 de diciembre de 2017

Zaanse Schans: molinos de Holanda y un bello lago

 En el post anterior les mostré el bonito pueblo de Edam, cerca de Amsterdam.
Zaanse Schans
Ahora le toca el turno a otra localidad típica holandesa, igual o aún más linda: Zaanse Schans.
Que carrito tan romantico
Aquí se destacan los molinos originales, muchos de ellos aún funcionando,  y un bonito lago. Todo parece de cuento y vale la pena de ver.
Para llegar usamos la misma tarjeta de pase diario. Nos tomamos un bus y en un ratito estábamos bajándonos en el pueblo.
Cruzamos un puente y comenzamos a recorrer una de las orillas del lago. Allí nos encontramos enseguida con el museo del calzado de madera. Había suecos de todos los colores y tamaños. Los tradicionales de fiesta, los de uso diario, algunos con un maravilloso trabajo artesanal, otros más rústicos. Con videos explicativos sobre las costumbres de su uso y detalles de la fabricación, y luego con una surtida tienda de suvenires.

 También había otra instalación con animales de granja y venta de quesos artesanales.
Otras tiendas con objetos típicos de decoración, que realmente tenían cosas muy lindas y variadas.
 


Llenos de objetos lindos
Este rincon me encantó. Me quedé con ganas de comprar un conejito.

Cuidadisimo el pueblo

Daba para sentarse aca un rato


Preciosa calle.

Una casa mas linda que la otra


 En el perfil del lago se destacan los tradicionales molinos. Muy bien mantenidos, muchos pueden ser visitados por dentro.



 Caminando un poco más en las calles y dirigiéndonos a la otra orilla se encuentran unas casitas preciosas. Todo muy cuidado y pintado, es un placer caminar por la zona. Jardines, puentecitos, es muy agradable de ver.




De esas casitas para dejar y llevarse un libro.

¡Que jardines!
 Algo que nos llamó la atención es una iglesia que ya no funciona como tal, y que su nuevo uso contempla viviendas. O sea que uno entraba a la iglesia pero en lugar de encontrarse el altar y bancos había un hall, y allí las entradas a los departamentos. Uno de ellos tenía las cortinas descorridas asi que podíamos ver un hermoso living, más allá la cocina, y hasta al dueño de casa leyendo un libro en el salón.
Dentro de esta iglesia habia viviendas. Todo se aprovecha.
Si uno subía unas escaleras se llegaba al campanario. Y había carteles que contaban un poco sobre estos proyectos de recuperación de espacios que antes se usaban con fines religiosos pero que han cambiado su uso con el tiempo. Parece que allá es bastante común. Yo nunca había visto algo así y me pareció curioso.
 
Subiendo al campanario

¿Ven las casas de la gente? Esto es dentro de la iglesia.
 Para volver al otro lado nos subimos a una barca en lugar de regresar caminando. Se subía una bocha, se tocaba un timbre, y un cartel decía que enseguida vendría un barco para cruzar por tan solo 1 euro. Nos pareció divertido, así que así lo hicimos. El señor con su barca apareció enseguida y hasta nos tomó fotos durante el recorrido.
Aca se llamaba a la barca para cruzar el lago.
 Realmente adoré la visita a este pueblo. Muy pintoresco, muy tranquilo y muy bien cuidado. Muy cerca de la caótica Amsterdam pero con un perfil totalmente diferente.
Muy rural la zona
Tan lindo todo ♥
Fue una buena manera de despedirnos de Holanda. Al día siguiente partiríamos bien temprano hacia la bella Roma.
¿Qué les pareció el pueblo? ¿Les gustaron los molinos? ¿Lo conocían?