viernes, 21 de febrero de 2020

Terminando la semana

 Acá estoy reportándome, finalizando la semana y en la previa de un fin de semana largo con motivo de los carnavales.

Como les contaba en el post anterior, estamos ya viviendo un poco el cambio en la oficina por la nueva jefa, que entró el lunes. Pero en realidad todavía muy palpable no es ya que salvo la reunión oficial en la que la presentaron, no he tenido todavía contacto. Se ha comenzado a reunir con los niveles gerenciales, con auditores contables, pero yo todavía no he cruzado más palabras que las de bienvenida.

Por lo pronto parece agradable, espero que luego de conocerla mejor esa siga siendo mi impresión. Todavía hay algunos temas que sigue cerrando la persona que se fue, aunque ya desde su casa. Así que he estado ocupada, pero sin ver realmente los efectos del cambio de gestión. Habrá que seguir esperando.

Sobre otras cosas, hoy es el cumpleaños de mi mamá asi que toca festejo familiar. ¡Y luego a aprovechar el fin de semana! A último momento nos decidimos a tomarnos esos días para una escapada a la costa. Son poquitos, pero otros aires son siempre bienvenidos.
Como fue bastante sobre la hora nos encontramos con que no había mucha oferta de hotelería. En los buscadores ya salía todo reservado, se ve que va a ser multitudinario el tema. Conseguimos igual un hotel, no a un precio muy barato que digamos, pero ahí nos vamos igual. Lo importante es poder ver el mar, caminar por la playa, compartir en un sitio agradable.
¿Tienen planes de escapadas para estos días? ¿Cómo lo van a disfrutar?

jueves, 13 de febrero de 2020

Tiempo de cambios


Hace dos semanas nos dieron en el trabajo una noticia bomba: el director del sector  se está retirando de la compañía. Esta persona es para quien yo trabajo directo desde que entré a la empresa (ocho años atrás), si bien en el organigrama hay una gerente de por medio. La realidad es que mi trabajo estaba estrechamente vinculado a esta persona que se va, por lo que se vienen tiempos de cambio.
Era algo que no me esperaba, y a mis compañeros los dejó también en bastante shock. La noticia la tuvimos un viernes a última hora, imaginen como funcionó mi cabeza ese fin de semana, no dejaba de carburar.

No es que fuera una persona super querida, pero lo cierto es que ya estábamos acostumbrados a sus mañas, y ahora habrá que volver a empezar. Así que si bien el cambio puede ser positivo, por ahora hay una expectativa bastante grande.

Este lunes entra una mujer en su reemplazo. Así que aquí estamos expectantes a saber cómo es, a su forma de manejarse, a posibles cambios en estructura o en forma de trabajar. Nos estamos haciendo a la idea de que puede venirse un cambio en los sistemas entre otras cosas. Por ahora hay mucho de especulación. Se imaginaran como corren los rumores, la imaginación de todos está por las nubes. Lo cierto es que habrá que esperar y ver que pasa.

A mí los cambios no me gustan especialmente, aunque claro que los termino aceptando.
Aquí ando entonces, medio revolucionada con todo esto, esperando que termine siendo algo positivo.

¿Cómo toman ustedes los cambios así? ¿Les gustan? ¿Les producen incomodidad?

lunes, 10 de febrero de 2020

Los libros de enero

Hace rato que no escribo, y vengo a inaugurar febrero con post sobre los libros del mes anterior.

Esto es lo que leí en enero, un período bastante fructífero:

Malaherba, de Manuel Jabois
Está contado desde la perspectiva de un niño de diez años. Descubre a su padre tirado en la habitación, y gracias a este suceso cercano a la muerte es que llega a la casa de unos vecinos. Allí conoce a Elvis, un nuevo compañero de clase, con quien comienza una amistad. El libro trata sobre descubrimientos de la niñez, el surgimiento de emociones a las que no se sabe poner nombre. Es bastante ameno y corto.

Las hijas del capitán, de Maria Dueñas.
Esta novela me gustó mucho, y habla de la inmigración. Emilio Arenas, un español que se ha trasladado a Nueva York durante la década del 30’, ha decidido abrir un negocio de comidas. A puro pulmón y endeudándose para hacerlo intenta dar forma al emprendimiento. Traslada un poco a la fuerza a su mujer y sus tres hijas veinteañeras, quienes atraviesan el océano a bastante disgusto. La trágica muerte de Emilio obliga a las muchachas a tomar las riendas del negocio, a la espera del cobro de una indemnización. 
El camino no les es fácil, deben luchar en una ciudad que les es hostil, con reglas e idioma que se les hacen ajenos. Una aventura en la que se van convirtiendo en mujeres mientras salen adelante.

La bailarina de Auschwitz, de Edith Eger.
Esta fue una lectura que me pareció muy emocionante y conmovedora. A pesar de haber vivido una experiencia de lo más traumática como haber sido prisionera en un campo de concentración, la autora ha sabido transformarla en una fuente de inspiración para otros, ayudando a sanar cicatrices emocionales. Es una historia de superación sobre la capacidad del ser humano para sanar y vencer la adversidad.
Tiene frases que invitan a reflexionar, es muy inspirador.

En clave de sol, de Alma Flor Ada.
Este libro me gustó, aunque no me deslumbró.
Un triple asesinato en la Cuba de los años cincuenta cambia para siempre las vidas de seis jóvenes que nunca volverán a ser las mismas. Separadas, dispersas por el mundo, se asirán a lo único que las une: un secreto compartido que prometieron no revelar jamás.
Nos trae un contexto histórico interesante, y habla sobre  las realidades y emociones de los cubanos en el exilio.

El idioma de los recuerdos, de Antonio Gomez Rufo.
Tiene una mirada nostálgica y nos trae los recuerdos de un hombre hacia el final de su vida.
Un hombre en el ocaso de su vida pasa un último verano frente al mar. Durante esos días de soledad, recuerda aquel otro verano en que su vida cambió para siempre: el de 1939. Fue en los meses siguientes a la entrada de las tropas nacionales en Madrid, en una ciudad derrotada que luchaba desesperadamente por abrirse de nuevo a la vida, cuando el protagonista, entonces un adolescente hermano de un alto cargo de Falange, se enamoró de la hija de un anarquista fusilado.

El año del desierto, de Pedro Mairal.
Un libro que me gustó mucho, me pareció novedoso por la forma de ser contado.
Transcurre en Buenos Aires, y es la historia de una amenaza: la intemperie. Un desierto que avanza y va cercando la Capital, lo que obliga a su población a tener que adaptarse a las nuevas circunstancias. Una amenaza que no es solo climatológica, sino que se verá agravada por la violencia generada por las bandas de la Provincia, que tratan de entrar en la Capital, y la respuesta también violenta del ejército. Lo que sucede lo vemos a través de los ojos de la joven veinteañera María, quien vive con su padre. El novio de María desaparece en una manifestación, es obligado a colaborar con su país tras ser alistado contra su voluntad en el ejército y finalmente acaba desertando y desapareciendo del mapa. A medida que la intemperie avanza todo se complica; aumentan las dificultades y surgen las tensiones. María pierde a su padre y sin ningún familiar cerca, le toca buscarse la vida. María debe reciclarse; como ella son muchos los que a consecuencia de la intemperie han perdido sus trabajos y sobreviven como pueden trabajando en lo que se les ofrece, así María, que encontrará empleo haciendo de enfermera en un hospital hasta que le obligan a marcharse a fin de no contraer la enfermedad, limpiando luego camas en hangares de un puerto, oficiando de cantante y barragana en un lupanar, en manos de un Obispo despótico, una María siempre en movimiento, dejando más tarde la Capital, rumbo hacia Luján y finalmente a la deriva ante un horizonte azul monocromático: solo agua y cielo alrededor.

¿Qué han estado leyendo ustedes?
¿Cómo han estado estos días?