Con celular nuevo (pero no todo ha sido fácil!)

Ya les conté alguna vez que tardo un poquito en llegar a las nuevas tecnologías. Nunca estoy con lo último de lo último (ni muero por estarlo). Soy la que cuando salió el discman se estaba comprando el walkman (que antigüedad, ¿no? ¿Se acuerdan de esto?), o la que cuando empezaron a hacer furor los televisores Led recién se compró el LCD. Del mismo modo, si bien hace rato que se pusieron de moda los smarthpones, yo me mantenía con mi viejo celular, el que solo servía  para llamar y mandar mensajitos de texto.

La verdad es que siempre dije que no necesitaba que el teléfono hiciera nada más, así que ¿para que comprar uno nuevo?. Pero hace poco les conté que estaba cambiando de opinión. ¿Recuerdan? Fue en el post de las confesiones. Y como les decía, cuando empiezo a darle vueltas en la cabeza a un asunto termino haciéndolo. Así que el viernes pasado fui a mi operador telefónico y compré el nuevo aparatito.

Ya tenía mas o menos visto el modelo cuando llegué a la tienda. Tuve varios asesores sobre que buscar dentro del mundo real y el virtual (gracias Alone in the moon por tus explicaciones detalladas). Es algo intermedio (porque realmente pagar un dineral para tener lo último no me convencía) pero es una tecnología totalmente diferente a la que venía acostumbrada.

La cuestión es que salí de ahí con mi telefonito, y toda contenta en casa empiezo a ver como configurarle las distintas cosas:

·        Mail: Ok, toma los mensajes.

·        Internet: todavía no tengo activado el plan, pero toma el Wi Fi de casa. Ok.

·     Aplicaciones: todavía ni se ni que son así que esperar a preguntarle a alguien que la tenga mas clara (porque el cartelito a cada rato que dice algo así como “ojo que algunas aplicaciones tendrán costo para usted” no me gusta nada)

·   Mandar mensajito de prueba a mi novio (que lo tenía al lado): Enviando…. Enviando…. Enviando… Enviando… Sin red, intente nuevamente. What!!!???

Y estaba sin red nomás. Aparecía un cartelito de “solo emergencias” (lo cual por otro lado no entiendo, porque si hubiera estado en una emergencia y necesitando usar el teléfono ¡justamente no podía hacerlo!). Empecé a ponerme ansiosa. Primero pensé que era un tema de señal que no le llegaba en casa (pero si con el celu viejo tenía, ¿Cómo que con este nuevo no?). Sacaba el chip y se lo volvía a poner (y momentáneamente tomaba la red, luego la perdía). Mi novio mas calmado me decía que no me preocupara, que seguramente tenía que darle un tiempo a que se active bien todo.

A la mañana siguiente seguía sin red, así que llamé a atención al cliente (desde el celular viejo, del otro por supuesto no podía hacerlo). Y ellos, que no son ni simples ni claros por más que se empeñen en decir lo contrario, me dijeron que era porque no estaba habilitado todavía el teléfono, que tenía que esperar 24 hs.

Me quedé mas tranquila con eso. Era solo cuestión de tiempo. Y pasó el sábado. Pasó el domingo, luego el lunes, luego el martes. Y el teléfono igual. Otra vez reclamándoles, y la respuesta que temía: vaya a la sucursal donde lo compró, a nosotros nos figura como que no está habilitado y desde acá no podemos hacer nada.

Así que el miércoles después del trabajo salí corriendo para allá. Por suerte llegué a tiempo, cerquita de que cerraran porque la atención es hasta las siete. Pero llegué. El chico que me atendió me dijo:

-        -  Me figura todo habilitado, está todo bien -.

-    - Pero no está todo bien, porque ahora está tomando la red - (ley de Murphy, cuando uno quiere mostrar que algo no funciona, esto funciona) – pero hace un rato estaba en “solo emergencias”.

-      - Entonces debe ser el chip, porque el que tenés es viejo y por ser otra tecnología debe estar interfiriendo –

Aclaro que esto último fue dicho con tonito medio sobrador de “¿Cómo no cambiaste el chip?”. Será porque nadie me había dicho que necesitaba ser cambiado, ¿no?

-        - Ok, cambiemos el chip, nadie me avisó que tenía que cambiarlo.

Y así fue que me fui con chip nuevo, y el teléfono desde ahí está andando bien. Así que supongo sería eso. Empezamos con el pie izquierdo, pero ya nos estamos amigando con mi Smartphone.

Lo que viene ahora es aprender a usarlo. Y aunque se que es cuestión de costumbre no puedo evitar sentirme un poquito apabullada por el telefonito. Algo que seguramente a un niño pequeño no le pasa (y claro, ¡si son nativos tecnológicos!).

Por ejemplo, lo compré con el teclado Qwerty físico (porque me pareció que era mejor que el virtual), y está lindo, pero… ¿Por qué las teclitas son tan pequeñas? Siento que mis dedos son de gigante al lado de ellas. Y si el Qwerty en la compu lo manejo rapidísimo, ¿Por qué tardo diez minutos en escribir un mensaje?. Claro que exagero con estos comentarios, pero realmente tengo que acostumbrarme, me siento tortuga escribiendo con esto.

En fin, la cuestión es que no se debe luchar contra las nuevas tecnologías sino incorporarlas de a poco.

¿ustedes como se llevan con la tecnología? ¿son de tener o querer las últimas novedades?