Ahora si puedo decir
que en mi proceso de orden terminé la parte relativa a la ropa. Llevó tiempo,
eso no puede negarse. Pero estoy muy contenta con el resultado, realmente es un
cambio notable.
Dejé registrado el
“antes” de placares y cajones, para poder comparar con el estado actual. Me
alegra haberlo hecho ya que cuando veo estas imágenes contrastadas con el
“después” veo espacios más amplios, todo más organizado. Y esto le ha dado más
energía al ambiente, hay como un aire renovado.
La semana pasada les comentaba
sobre el libro “La magia del orden”, de Marie Kondo, y el método que ella
proponía. De alguna manera lo seguí, aunque la ropa la fui haciendo por
subcategorías. Por ejemplo, sacaba todos los pantalones y los ponía sobre la
cama para hacer el proceso de selección, eliminación y guardado. Luego las
remeras, luego sweaters, etc. Me resultó práctico hacerlo por grupos, ya que
todo junto hubiera sido mucho más titánico y agotador. Y así durante toda la
semana iba haciendo avances, todos los días un poquito, culminando la tarea este
fin de semana.
El “antes” del placard
del cuarto no es algo de lo que pueda sentirme muy orgullosa. Más bien es de
esas fotos para esconder. El tener muchas cosas había hecho que estuviera todo
apretado, que se hubiera descontrolado completamente. Realmente sentía que se
me venía encima. Los sweaters eran los que estaban hechos un lío tremendo, y al
tener dos hileras terminaba usando siempre algunos de los delanteros, dejando
al resto olvidado.
Las cosas que estaban
colgadas estaban apretadas y se dificultaba sacar algo. Terminaba por lo tanto
usando siempre lo mismo, lo que quedaba mas a mano. Algunas cosas hasta se
habían caído y estaban juntando mugre atrás de unas cajas de zapatos.
Un punto importante
fue sacar esas cajas de ahí y agrupar todos los zapatos en otro placard que
tengo, el cual ya contaba con algunas divisiones prácticas para ello (de esas
con visor adelante transparente). Pero como terminaba usando mayormente lo que
tenía en el cuarto los demás quedaban medio olvidados de todos modos. Ya no
será así, ahora me obligo a ir adonde puedo verlos todos, y estos días empecé a
variar más el calzado.
Me tomé en serio lo de
eliminar aquellas cosas que ya no usaba o que no me hacían feliz. Armé nueve
bolsas de consorcio medianas para donar. También dos bolsas con cosas que
pretendo llevar a alguna feria americana.
En este proceso
también identifiqué objetos que tenían que ser reparados. Llevé a cambiar el
cierre a dos carteras, cosí un par de prendas y mandé a arreglar el taco de un
par de zapatos.
También se generaron
algunas bolsas de papel y cartones para reciclar (aunque este punto dentro del
orden todavía no lo completé). El sábado fuimos a llevarlo a un puesto de
reciclado que tenemos cerca de casa.
La ropa en los cajones
ahora sigue el método de doblado sugerido por Marie Kondo. De esta manera todo
queda a la vista y queda muy prolijo. Creo que va a ser fácil de mantenerlo
así, se ve todo genial. Hasta hice una clasificación por colores, separando lo
más claro de lo más oscuro.
Redescubrí muchas
prendas de las que me había olvidado completamente. Les puedo dar ahora una
nueva oportunidad. La paradoja es que reducí el guardarropa pero en realidad
siento que lo amplié de esta manera.
Estoy feliz, se ve
todo más liviano, hay otra energía.
Aproveché este fin de
semana también para llevar al lavadero una manta pesada (el invierno por fin
parece haberse ido) y de esa forma dejarla en condiciones hasta la nueva época
invernal. También lavé cortinas que hace rato lo necesitaban.
Estoy desprendiéndome,
dejando ir cosas. Se siente bien.
¿Qué opinan del cambio
en los placares y cajones?