Experiencia nocturna en la montaña

Siguiendo con la idea de hacer excursiones y conocer nuevos lugares en este lugar tan lindo de Córdoba donde estoy pasando mis vacaciones, me anoté en una experiencia nocturna en la montaña.

A mi todo lo que sea turismo aventura, trekking, y lo que tenga que ver con montañas y naturaleza me encanta, asi que sabía que este paseo me iba a encantar. Y así fue, realmente una de las excursiones mas lindas que hice desde mi llegada.

Nos juntamos en la agencia a las cinco de la tarde. Formamos un grupo de 18 personas, incluidos el guia con su hijo. El guia era un baqueano de la zona, que según nos contó vivía en el medio de la montaña, a una hora a caballo. Un montón de anécdotas nos relató a lo largo del camino, relativas a su forma de vida. Muy diferente por cierto a la que lleva un habitante de la ciudad como yo, así que fue super interesante.

La combi nos dejó en un punto de la ruta de Altas Cumbres. De ahí empezamos una caminata por el medio de las sierras. El paisaje era bellísimo. Grandes rocas y verde prado. Parecía pastito recién cortado (nos explicaron que está así porque el ganado lo va comiendo). Me llamó la atención el intenso verde que tenía, lo prolijito que se veía todo. La naturaleza sin duda es la mejor jardinera. En este caminar vimos vacas pastando, una vertiente en el camino, rocas de formas extrañas.

Luego de unos cuarenta minutos de caminata llegamos a la casa de una familia que vivía ahí, en el medio de la nada, y que nos recibió amablemente para compartir esta bonita experiencia. Para ellos cotidiana, para nosotros única.

La casa muy pintoresca, con techo de paja, con cueros de animales colgando, y unos cuantos animalitos dando vuelta. Había gallinas, chanchitos, un burro, algunos caballos, vacas y toros, perros, etc.

El dueño de casa nos enseño a jugar a la taba. Para quien no conoce este juego acá hay mas información al respecto: http://es.wikipedia.org/wiki/Taba

A medida que iba pasando el tiempo comenzó a atardecer, brindándonos un espectáculo precioso. Les dejo unas fotos de este mágico momento del sol poniéndose sobre las sierras.

Se hizo luego un fogón. Hipnotizante el fuego. El guía sacó una guitarra y nos brindó un par de canciones, en su mayoría folkloricas. Algunas que la gente sabía se cantaron, hubo anécdotas y algunos chistes.

Mientras tanto un chivito se iba cocinando a fuego lento, y llegado el momento nos invitaron a pasar al comedor de la familia (un lugar bien sencillo, apenas adornado por unas fotos de esas antiguas, con los rostros de los abuelos del dueño de casa). Compartimos una agradable cena, y después de otra ronda de canciones emprendimos el descenso.

La vuelta la hicimos con linternas, ya que era de noche para ese momento. Lo impresionante era ver la via lactea en todo su esplendor, lo cual ciertamente en la ciudad uno no ve. Millones de estrellas surcaban el cielo.

Al ir llegando a la ruta vimos las luces de Mina Clavero, allá a lo lejos y resaltando en la negrura de la noche.

Emprendimos el regreso en el vehiculo, llegando a la ciudad cerca de las dos de la mañana. Sin duda una experiencia para guardar en nuestros corazones.