Park Güell

 Vuelvo a los relatos del viaje con un recorrido por una de las obras del arquitecto Antoni Gaudí: el Park Güell.

Tiene un estilo muy particular, siendo parte de lo que se conoce como el modernismo catalán.  Toman la naturaleza para inspirarse, tanto en lo estructural como en las ornamentaciones. Es un nuevo lenguaje artístico. Sin duda que lo que surgen son obras muy creativas y pintorescas.

Entrada al parque

La construcción de este parque se inició a principios del 1900, en una época en la que la ciudad había crecido mucho.

En los orígenes el proyecto había sido construir una urbanización para familias acomodadas. El entorno era inmejorable: esplendidas vistas al mar y a la llanura de Barcelona.

La construcción avanzó y lo primero que se terminó fue la escalinata principal, los pabellones de la entrada y una parte de la explanada. Gaudí mismo se trasladó a vivir allí.

La urbanización se hizo inviable por la falta de transporte adecuado, y las condiciones de venta complejas de las parcelas. Las obras se pararon por falta de compradores.

El parque se convirtió en un gran jardín privado. Comenzó a usarse para actos públicos y a transformarse en un punto turístico. Finalmente fue abierto como parque público y se convirtió en un foco de atracción para los visitantes.

Es declarado Patrimonio Cultural de la humanidad por la Unesco en 1984.

Mucha gente en las escalinatas

Luego de esta breve introducción a sus orígenes y su historia les cuento un poco de nuestra experiencia.

Lo primero a saber es que hay que comprar una entrada para la parte monumental. Es bueno hacerlo de antemano por internet ya que ahí ya se fija el horario y uno se queda tranquilo de que consiguió lugar. Son estrictos con el tema del horario, hay que llegar a tiempo porque de lo contrario se pierde lo pagado.

El dragón. Plano corto para que no salieran los turistas alrededor.

Nosotros teníamos turno a las once de la mañana. Llegamos media hora antes y estuvimos haciendo tiempo recorriendo la parte pública del parque. Si hubiéramos ido sin entrada y con intenciones de comprarla allí hubiéramos tenido recién posibilidad de ingresar pasadas las dos de la tarde. Como verán fue un acierto haberlas adquirido con anterioridad.

Hicimos una corta fila para entrar, en la que nos dieron panfletos con el mapa del sitio y su historia. Lo tenían en muchos idiomas, es muy práctico.

Todos quieren su foto con el dragón.

 Lo primero que hicimos fue ver las escalinatas. Había mucha gente, sobre todo al lado del dragón de mosaicos (más bien una salamandra). Sacar una foto en exclusiva era imposible porque todos querían estar allí. De hecho había un hombre encargado de hacer sonar el silbato cada vez que alguno se quería sentar al lado del dragón. Eso ocurría cada veinte segundos más o menos. Tarea ingrata si las hay la de este señor.

Foto de celular. 

 Lo siguiente que llama la atención es la “sala Hipóstila”, con un techo que asemeja unas nubes, con bellos mosaicos y decorado. Tiene 86 columnas estriadas.

Subimos a la terraza, la cual es llamada “Plaza de la naturaleza”. Sus bancos ondulados son muy bonitos y la vista desde allí también es genial. A pesar de que se hallaba en reparación me gustó mucho.

 Recorrimos también el “pórtico de la lavandera”. A mi gusto este sitio no tiene mucha gracia que digamos, pero es parte de la arquitectura loca del conjunto. El pórtico adopta la forma de una gran ola sobre columnas inclinadas.

Finalmente recorrimos el jardín, que está bellamente cuidado.

Pasamos allí una linda mañana. Para la hora del almuerzo teníamos bastante calor y nos metimos en un barcito muy cercano al parque. Allí nos pedimos un plato de jamón crudo y queso con una cerveza. ¡Bien español!

¿Conocen el lugar? ¿Les gustó? ¿Cómo fue la experiencia?