Y al final era sencillo...

Quien lee mi post de ayer y luego el de hoy se muere de risa. Por lo menos eso es lo que le pasó a mi novio cuando luego de un día de quejarme por tener que cambiar el viejo celular llegué a casa con el nuevo modelo y bailando de contenta.

Aloooooo!!! :-)

Y si, confieso que me estaba ahogando en un vaso de agua, que era mucho más sencillo el tema de lo que parecía, y que no pensaba que iba a estar tan feliz con el chiche nuevo.

Me decidí al final por un Motorola E LTE. No es de los más nuevos ni los que más cosas tiene, pero la ecuación costo beneficio me cerraba. Y no tiene ni punto de comparación con el que tenía antes. Veo la calidad de la pantalla, la rapidez que tiene, la posibilidad de bajarme muchas aplicaciones lindas, y pienso: “¿Qué hacía yo con esa porquería de celular que tenía?” (si, ya sé que ayer decía que me resistía a su cambio, que me aferraba a su tecladito físico, etc).

Así como esta chica estoy contenta con el chiche nuevo.

Todavía estoy descubriéndole cosas, pero tiene ya varios puntos que me han gustado. Era hora de modernizarme un poco, y por suerte estuvo lejos de ser traumático.

Me sigo riendo de mi misma.

¡Buen martes para todos!