Un finde algo accidentado pero lindo (con escapada y casamiento incluido)

El que pasó fue un fin de semana diferente, que incluyó escapada a la Provincia de Santa Fe, con casamiento incluido. Ya les había contado que fue algo un poco surgido de último momento para mí, y resultó por lo tanto bastante divertido. Tuvo algunos momentos algo accidentados, pero que por suerte se pudieron solucionar y terminar disfrutándolos. Paso a contarles:

El viaje hasta allá lo hice de noche. Llegué a la quinta de la familia de mi amiga muy temprano, y lo primero que hice fue acostarme a dormir un rato más (me vino bien porque en el micro mucho no había descansado). Ya a media mañana todos nos fuimos levantando, así que empezamos una ronda de mates y bizcochitos a modo de desayuno. Poco a poco iban cayendo más miembros de su familia (tiene 8 hermanos, así que son unos cuantos si encima vamos incluyendo a sus parejas e hijos) así que fui conociendo a los que nunca había visto.

Playita junto al rio. Mucha tranquilidad

Callecita del pueblo

 Como la quinta estaba a escasos metros del río, fuimos con mi amiga a pasar un rato a la playita. Hermoso lugar, muy tranquilo. Casi no había gente, así que extendimos una manta, nos tiramos un rato a tomar sol, y continuamos con los mates.

Luego de comer algo ella se fue con su hermana (la novia) y su mamá a peinarse y todo el resto de los preparativos previos a la ceremonia. Yo me quedé mientras tanto haciendo tiempo por la quinta, descansando un poco y leyendo. En el jardín se estaban encargando las personas de la decoración de transformar el lugar. Habían instalado una gran carpa al aire libre, colocado las mesas, hermosos arreglos florales, e infinidad de detalles para convertirlo en un sitio de lo más mágico.

Finalmente se hizo la hora de partir para la iglesia. Fue algo cortito pero emotivo. La novia estaba preciosa en su vestido, el novio muy elegante con su traje negro. Luego de dar el sí, ellos partieron a sacarse unas fotos mientras los invitados íbamos volviendo a la quinta.

Para ese momento ya había caído el sol, y estaba todo iluminado. Habían logrado crear un lugar realmente precioso, con mucho encanto. Llegaron los novios y todos los recibimos prendiendo unas estrellitas que comenzaron a brillar, y una banda empezó a tocar.

Hasta acá venía todo fantástico. Todos comentando de lo lindo que había quedado todo, del buen clima que les había tocado, etc. El tema es que el factor climático hizo de las suyas, y de repente comenzó a soplar un viento muy fuerte. Y tanta fuerza tenía que la carpa empezó a moverse descontroladamente, la tela se rasgó y empezó a caerse. Abajo estaban las mesas (aunque nadie estaba sentado ahí todavía porque no se había llegado a eso). La gente comenzó a correr para ayudar a frenar la caída de la carpa, a quitar de abajo la vajilla para que no se rompiera, y otras medidas similares. En el cielo se hacían ver unos relámpagos muy amenazadores y hasta cayeron algunas gotas. Ante tal situación la novia se largó a llorar desconsoladamente, y los más íntimos fueron a contenerla mientras se elaboraba rápidamente un plan alternativo. Mientras tanto y ante todo el caos, la banda siguió tocando (al mejor estilo Titanic!), lo cual ayudaba a mantener la moral.

Con rápidas gestiones se consiguió un salón en un club, y se empezaron a trasladar todas las cosas. No quedaba otra que esperar en la quinta a que nos avisaran que estaba todo listo en el nuevo sitio. Fueron unas dos horas, en las que todos tratamos de pasarlo de la manera más amena posible, poniéndole onda al momento. El viento seguía soplando por lo que estaba bastante fresco (yo me estaba congelando con mi vestidito) y como se habían llevado las cosas del catering para el salón estábamos con algo de hambre.

De todos modos esto finalmente pasó, y nos dirigimos al nuevo sitio. Pese al poquísimo tiempo, se había podido lograr un ambiente aceptable ahí, y colocar todas las luces, sonido, etc. Enseguida se armó baile y todos fuimos olvidando lo vivido anteriormente. Terminó siendo una bonita fiesta, en la que los invitados se divirtieron, y en la que los novios pudieron disfrutar a pesar de todo.

Ya de mañana volvimos a la quinta, y cuando llegamos a la habitación donde yo y mi amiga teníamos las camas, descubrí que mi mochila no estaba. Ahí confieso me puse nerviosa, porque tenía ahí las llaves de mi casa y el pasaje para volver a Buenos Aires, entre otras cosas. En ese cuarto habían dejado algunas cosas del catering, así que era muy probable que en todo el lío de la noche anterior se la hubieran llevado por error (de hecho eso ocurrió, pero lo supimos horas más tarde). Esas primeras horas no pude casi pegar un ojo pensando en la mochila. Cuando empecé a notar movimiento nuevamente por la casa le comenté la situación a la mamá de mi amiga. Tuvimos que esperar un rato para conseguir el teléfono de las personas del catering, hacer las averiguaciones, enterarnos de que efectivamente la tenían ellos (ahí me tranquilicé) y que finalmente me la alcanzaran. Por suerte fue un tema que también se solucionó, pero me había pasado toda la mañana intranquila (e imaginándome como entrar a mi casa sin las llaves, si podría conseguir otro pasaje para volverme, etc).

Ahí si pude relajarme y disfrutamos de una tarde de relax, seguimos tomando mate bajo los árboles (si, ¡tomé mucho mate estos días!), fue cayendo la tarde, cenamos algo y llegada ya la medianoche nos despedimos para emprender el regreso a la ciudad. Fue un buen viaje, aproveché a dormir bastante (esta vez sí caí rendida y me desperté solo cuando estábamos llegando), y de ahí derecho a darme una ducha, cambiarme y dirigirme para el trabajo.

En resumen, un bonito fin de semana, distinto y con unas cuantas experiencias.

¿Tienen anécdotas de fiestas que tuvieron percances similares? ¿Cómo se solucionaron?