Paseo en el bus turístico de Buenos Aires (Parte 3: La Boca y "Caminito", un mundo de colores)

En los dos post anteriores empecé a contarles del bonito recorrido en el bus turístico de la ciudad de Buenos Aires. Les hablé del centro porteño o casco histórico, del barrio de San Telmo y los adentré en el barrio de La Boca, mostrándoles la famosa “bombonera”.

Sigo mi relato introduciéndolos ahora si de lleno en el barrio de La Boca, donde descendimos y recorrimos un poco. Este es un post con muchas fotos, porque mucho en este sitio invitaba a ser inmortalizado por la cámara.

Bordeamos primero el Riachuelo, observando allí el puente transbordador Nicolás Avellaneda, que es uno de los íconos más importantes del barrio. Está construido íntegramente en hierro abulonado, y fue inaugurado en 1913. Cumplía la función de transportar gente de una orilla a otra, trasladándose sobre una plataforma. Desde que se desactivó en 1947 está en desuso.

Enseguida nos topamos con todos los colores del barrio, llegando a la hermosa callejuela “Caminito”. Llena de turistas, feriantes, parejas de tango que bailaban sobre su empedrado, y numerosas estatuas vivientes. Y por sobre todo llena de una energía muy especial, tal vez dada por sus coloridas y particulares construcciones.

La misma fue inmortalizada en el tango que lleva su nombre compuesto por Juan de Dios Filiberto en 1926.

 

Es un pasaje tradicional de casi 150 metros, de gran valor cultural y turístico.

Las casas de madera y chapa que tienen su frente al Caminito, responden al estilo del tradicional conventillo boquense, un tipo de vivienda popular precaria que caracterizó al barrio desde sus orígenes a fines del siglo XIX, como centro de residencia de inmigrantes genoveses. Se encuentran pintadas de colores brillantes, una costumbre barrial que difundió el destacado pintor boquense Benito Quinquela Martín.

En las calles adyacentes, pueden recorrerse los conventillos tradicionales de la Boca, construidos de chapas de metal acanaladas, montadas muchas veces sobre pilotes o cimientos altos debido a las frecuentes inundaciones, y pintadas con colores vivos.

En toda la zona se pueden comprar souvenirs, artesanías, pinturas. Hay a su vez numerosos bares donde tomar algo, algunos con mesas sobre la misma calle y con espectáculos de tango incluidos para deleite de los comensales.

Como se hizo el mediodía, aprovechamos para almorzar algo por la zona. Entramos al bar “La Perla”, que es otro lugar histórico y con trayectoria (también incluido dentro de la lista de “bares notables”). Funciona desde principios del siglo pasado, y tiene en sus paredes innumerables cuadros (de pintores del barrio) y fotos. Con predominancia de la madera en su decoración, sobresale a su vez una vieja vitrola. Este bar es un sitio lindo para conocer, pero ¡cuidado con los precios!. Cometimos el error de no preguntar cuanto salían, y pedimos unas empanadas. Estaban ricas, pero cuando nos trajeron la cuenta no podíamos creer lo que nos cobraron. Sin duda las empanadas más caras que comí. Así que por las dudas miren bien el menú y sus costos en este sitio.

Continuamos paseando por la zona, y entramos a algunos de los viejos conventillos (que hoy están convertidos en verdaderas ferias, con murales muy vistosos).

Algo que me llamó la atención fue la cantidad de esculturas que encontramos en el camino. De gran tamaño y coloridas, muñecos que representaban a personajes del barrio y a gente de trascendencia para el país. Todo muy lindo de ver.

Volvimos luego a subirnos al bus, y continuamos viaje, dirigiéndonos hacia la zona de Puerto Madero. No se pierdan el próximo post con la continuación de esta crónica.

La que les escribe saludando junto a la simpática muchacha del vestido de flores

Les dejo también unos videos muy interesantes sobre el Riachuelo y la zona, con sus transformaciones desde sus principios a la actualidad. ¡que los disfruten!

 

Parte 1:

Parte 2:

 

 

(to be continued)