Tres historias para reflexionar

En esta tarde de jueves les dejo tres historias para reflexionar.

¡Espero que las disfruten! ¿Las conocían? Son sacadas de internet, pero quise compartirlas porque se aprende de ellas y viene bien recordarlas cada tanto.

 

Echarse a volar

"Las calamidades pueden ser causa de crecimiento y de iluminación" , dijo el Maestro.

Y lo explicó del siguiente modo:

"Había un pájaro que se refugiaba a diario en las ramas secas de un árbol que se alzaba en medio de una inmensa llanura desértica. Un día, una ráfaga de viento arrancó la raíz del árbol, obligando al pobre pájaro a volar cien millas en busca de un nuevo refugio..., hasta que llegó a un bosque lleno de árboles cargados de ricas frutas".

Y concluyó el Maestro:

"Si el árbol seco se hubiera mantenido en pie, nada hubiera inducido al pájaro a renunciar a su seguridad y echarse a volar".

 

 

La lección de un pescador...

Había una vez un pescador que vivía en un pueblito caribeño. Un día, volvía de su jornada de pesca con tres grandes atunes en su bote y conoció en el muelle a un gran ejecutivo, el cual le preguntó cuánto tiempo le había tomado pescar esos tres atunes.

Al enterarse que el pescador dedicaba algunas horas a la semana para pescar, le preguntó por qué no trabajaba más horas y sacaba más pescado.

 El pescador dijo que con eso tenía lo suficiente para cubrir las necesidades de su familia, y podía disponer del resto del tiempo para descansar, jugar con sus hijos, reunirse con sus amigos y hacer la siesta con su esposa.

El ejecutivo le respondió:

 Deberías gastar más tiempo en la pesca y... con los ingresos, comprar un bote más grande y con los ingresos del bote más grande, podrías comprar varios botes; eventualmente tendrías una flota de botes pesqueros. En vez de vender el pescado a un intermediario lo podrías hacer directamente a un procesador y, eventualmente, abrir tu propia procesadora. Deberías controlar la producción, el procesamiento y la distribución. Deberías salir de este pueblo e irte a la capital, donde manejarías tu empresa en expansión. Y luego de 15 o 20 años retirarte, vender tus acciones, volverte rico y vivir en algún pueblito costero disfrutando de la vida.

A lo cual el pescador respondió:

- ¿Y acaso eso no es lo que ya tengo?

 

 

La paz perfecta

Una vez un Rey ofreció un premio a aquel artista que pudiera captar en una pintura la paz perfecta.

Muchos artistas lo intentaron. El Rey admiró y observó todas las pinturas, pero solo hubo dos que a él realmente le gustaron y tuvo que escoger entre ellas.

La primera era un lago muy tranquilo, era un espejo perfecto donde se reflejaban unas plácidas montañas que lo rodeaban. Sobre estas se encontraba un cielo muy azul con tenues nubes blancas. Todos los que miraron esta pintura pensaron que esta reflejaba la paz perfecta.

 La segunda pintura, también tenía montañas, pero estas eran escabrosas y descubiertas. Sobre ellas había un cielo furioso del cual brotaba un impetuoso aguacero con rayos truenos. Montaña abajo parecía el retumbar un espumoso torrente de agua. Todo esto no se revelaba para nada pacífico.

Pero cuando el Rey observó cuidadosamente, vio tras la cascada un delicado arbusto creciendo en una grieta de la roca. En este arbusto se encontraba un nido. Allí en el rugir de la violenta caída de agua, estaba sentado plácidamente un pajarito... Paz perfecta.

 El Rey escogió la segunda y explicó a sus súbditos el porqué:

 Paz no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajo duro ni dolor.

 Paz significa que a pesar de todas estas cosas permanezcamos calmados dentro de nuestro corazón.

 Cuando encontremos la paz en nuestro interior, tendremos equilibrio en la vida.