Los que nos llevaron a
hacer todo este paseo fueron un matrimonio super amable de la zona. Salimos en
una camioneta los cuatro, con las bicicletas bien amarradas en la parte de
atrás. Nos dirigimos nuevamente por el camino que lleva a la cordillera, así
que volvimos a pasar por la zona de Potrerillos y su hermoso lago, y luego por
Uspallata. Aquí si ya tomamos un rumbo diferente y nos dirigimos 7 kms hacia
una primera parada en un sitio llamado Cerro Tunduqueral. Una corta caminata
nos dejó a la vista el vestigio de una civilización antigua y su arte rupestre.
Podemos encontrar sobre las rocas petroglifos de muchos años de antigüedad, con
variadas figuras antropomorfas. Entre ellas algunas con apariencia de avestruz,
de hombrecillos simples, de líneas ondulantes, serpientes, y un ave de rapiña
con sus alas desplegadas. Es bastante singular encontrarse con todo esto, tan
claramente a la vista. Nos contaban que a este lugar se considera un punto
energético, que era tomado como un sitio sagrado por culturas aborígenes huarpes, por lo que es común ver en la actualidad
gente haciendo meditaciones o prácticas de yoga.
Seguimos un poco más
nuestro recorrido, siempre acompañados por numerosos grupos de guanacos que nos
observaban pasar, y llegamos a la ciudad fantasma dejada por lo que era la
extracción de las minas de Paramillo. Estas ruinas son un patrimonio industrial
único, cuyos inicios se datan en la época precolombina y se intensifican con
las órdenes jesuitas. Son consideras la primera explotación minera de la
República Argentina y una de las más antiguas e importantes de lo que fue el
Virreinato del Río de la Plata. Se estima que los primeros que las explotaron
fueron los huarpes, y posteriormente los incas.
Seguimos andando y nos
metimos ya en la reserva de Villavicencio. Esta es un área natural protegida,
para la preservación de la biodiversidad nativa, los recursos hídricos y el
patrimonio arqueológico e histórico. En la Reserva, los visitantes pueden
encontrar guanacos, ñandúes, maras pumas, zorros, chinchillones, choiques,
águilas mora y cóndores, y una gran variedad de especies vegetales como el
algarrobo blanco, arrayán, y la flor de San Juan.
En lo que respecta al
camino interno de la Reserva Villavicencio, una tradición dice que los
"Caracoles" están conformados por "365 curvas, una por cada día
del año" (pero en realidad son 270). El vehículo detuvo su marcha al
inicio de este camino, y ahí nos subimos a las bicis. Acompañados por nuestro
guía (mientras su mujer iba en la camioneta hasta un punto donde nos esperaría
con el almuerzo) comenzamos a descender. Es cierto que no había que pedalear,
ya que la que nos llevaba era la misma gravedad. Lo que si había que hacer era
cuidar el equilibrio y dirigir la bici, que por la pendiente natural tomaba
velocidades bastante rápidas. La experiencia fue lindísima. Íbamos pasando por
cada curva del paisaje dejando que el viento nos acariciara la cara, maravillándonos
por el paisaje. Yo me sentía realmente libre, veloz, agradecida de la vida.
Bajo unos árboles en
un recodo del camino nos estaba esperando una mesita en la sombra y disfrutamos
un picnic. Esta parte me encantó, estaba todo hecho con mucho gusto, con todos
los detalles: el mantelito, los platitos de colores, las servilletitas.
Bandejitas con sándwiches de queso y jamón crudo, platitos con aceitunas y
maníes, con papitas y otro tentempié. Y la Coca Cola que no podía faltar.
Después de parar un
ratito volvimos a subirnos a la bicicleta y continuamos pedaleando hasta el
Gran Hotel Villavicencio. No tengo fotos de esta parte porque la cámara había
quedado en la camioneta, pero fue también una parada muy interesante.
Junto a un grupo una
guía que nos mostró la fachada y los jardines del hotel. El mismo se terminó de
construir en 1940. Tenía treinta pequeñas habitaciones con
baño privado y agua termal en cada una de ellas. Poseía muebles rústicos, las
arañas de los grandes salones se hicieron con ruedas de carretas y las camas
tenían respaldos de hierro. Los pisos eran de tablones de roble americano y las
puertas de las habitaciones también fueron construidas con maderas de calidad. Las
paredes lucían acuarelas, óleos y grabados de artistas plásticos argentinos y
extranjeros. También contaba con un piano y una orquesta. Tenía una gran
profusión de ambientes comunes. Esto se debe a que, además de albergar a los
turistas, recibía a los mendocinos que iban al hotel a almorzar y a tomar el
té. Ofrecía un gran salón comedor, salones de baile, un salón de té y en la
parte baja tenía una galería cubierta donde se podía hacer deportes como ping
pong y minigolf. También había una sala de juegos infantiles. Además, tenía una
cancha de tenis y de bochas, a las que en los ´60 se sumó una piscina de
natación. El uso de la madera, de la teja, de las arquerías, de los balcones
era de inspiración alpina.
El hotel estuvo en funcionamiento desde 1940
hasta 1978. En el cierre influyó mucho el trazo de la nueva Ruta 7 y la
apertura del Túnel Internacional. Hasta los años ´50 la ruta que pasaba por el
hotel era al que se usaba para ir a Chile por Uspallata.
Luego de caminar por los jardines de este
histórico lugar volvimos a subirnos a las bicis, y nos tocó otro tramo de
camino, esta vez ya asfaltado. Llegamos hasta una parte en donde comenzaba la
ruta a tener sentido ascendente, por lo que siguiendo con la consigna de la
travesía sin esfuerzo se colocaron en la parte trasera de la camioneta las
bicicletas y seguimos cómodamente el viaje en este medio hasta retornar a la
ciudad.
Si están por la zona les recomiendo la
experiencia, es realmente inolvidable.
¿Hicieron alguna vez algo parecido?
que lindo!! me resulta super interesante todo lo que contaste.!!!
ResponderEliminarme parece que estuve en las minas hace como diez años, no recuerdo bien si serán las mismas.
beso grande
No se si hay otras minas por la zona.. tal vez que eran las mismas..
EliminarFue muy interesante la salida esta.. lo de bajar esos caminos con la bicicleta es una experiencia mágica, yo no me imaginaba que me fuera a gustar tanto. De hecho accedi mas para darle el gusto a él que quería revivir la experiencia del pasado.. pero quedé re feliz de haberlo hecho, lo recomiendo!!! Y es facil y sin esfuerzo porque vas cuesta abajo todos esos kilometros...
beso
qué experiencia maravillosa! puro disfrute...viajar bre la mente, sin duda!
ResponderEliminarBesos
Si, abre la mente y permite que conozcamos cosas maravillosas!! Es lindisimo viajar.. y contarles sobre el viaje es una forma de recordarlo y guardarmelo para la posteridad..
Eliminarbeso
No he hecho nada parecido porque no sé montar en bicicleta, jajaja, me gustó mucho tu paseo, sobre todo la parte de la libertad y el viento en la cara. :)
ResponderEliminarUn abrazo
Yo no soy de andar mucho en bicicleta, de hecho tenga una que está hace por lo menos dos años apoyada contra una pared en el patio.. pero esto fue sin esfuerzo por la pendiente. Igual debias estar atenta porque tomaba altas velocidades..
EliminarRealmente sentias libertad, fue asombroso...
Nunca hice ninguna travesía en bici y me encantaría, más si voy con alguien que me sepa guiar y conozca el lugar. Me trajo recuerdos cuando realizamos trekking alrededor de Uluru, la piedra roja que está en el medio de Australia. Es muy parecido el paisaje! Me encantaron los guanacos, qué bonitos!
ResponderEliminarLos guanacos preciosos. Acompañaban todo el camino, se ve que estan muy acostumbrados a la presencia humana por ahi.
EliminarPara mi era la primera travesía en bici, y lo recomiendo. Si, mejor ir con alguien que sepa y conozca!
beso
Fui un par de veces a Mendoza y nunca conoci la zona de Villavicencio! se ve lindisimo y la forma en que lo recorriste me encanto! un beso!
ResponderEliminarPara mi también era la primera vez en Villavicencio. Esta bueno el camino, igual mas lindo hacerlo asi que lo disfrutas mas que desde arriba de una combi..
EliminarDicen que hay planes de reabrir el hotel ese, habrá que ver...
beso, buen finde!
Un paseo precioso, por lo que se ve. Aunque yo soy capaz de matarme con la bici. Jajaja. Besotes!!!
ResponderEliminarYo pensaba lo mismo, pero pude manejarla bien. Hay que prestar atención al camino y tener un poquito de equilibrio nomas.. beso, buen finde!
Eliminar50 kms en bici son unos cuantos kms, pero creo que valió la pena...
ResponderEliminarSaludos y feliz día.
Como eran en bajada ni los sentias.. sino hubiera sido mucho sin duda!! jaja
Eliminarpero qué sitio más maravilloso!! (aunque tengo que confesar que yo soy negada para la bici) y esas llamas tan cuquis, me encantan!!
ResponderEliminarBesos
http://laisladegrandejatte.blogspot.com.es/
Hola, gracias por devolver la visita!
EliminarAca el tema de la bici era fácil porque veníamos de bajada todo el trayecto.. sino también me hubiera negado, no estoy en condiciones de hacer un recorrido asi pedaleando. Fue bonita experiencia.. beso
Lindísima experiencia! Un viaje con mucho sentido cultura patrióticol. Unas vacaciones muy ecológicas.
ResponderEliminarLas fotos de los guanacos son preciosas y las de las ruinas y paisajes desérticos ni se diga.
Según lo que describes el hotel debió ser una hermosura.
Me alegro que hayas podido vivir días parecidos con tu novio.
Abracitos
En los Llanos Orientales colombianos tenemos una ciudad llamada Villavicencio, que es la capital del Departamento del Meta.
EliminarColoquialmente se refieren a ella como "Villavo", costumbre colombiana de buscarles nombres adicionales a todo.
Hoy en día lo que se puede visitar del hotel es toda la parte exterior, y los jardines.. por dentro dicen está vacio. Pero supo ser un lugar muy prestigioso, en el que se hospedaban muchos huéspedes pero que también recibia a otros visitantes que iban a tomar el te, etc. La verdad es precioso el lugar, sería lindo que lo reabrieran como está el proyecto. El tiempo dirá.
EliminarLa excursión fue preciosa. Andar en bici por ahí me encantó, y todo fue una linda experiencia..
Los guanacos del camino también divinos.. son unos bichitos preciosos!
beso
Hola, tendrias un mail personal? quisiera usar parte de tu contenido. Podríamos hablar?
ResponderEliminarEspero novedades!!
Saludos!!!