Esta es la
tercera entrada del blog en el año, triste récord para alguien que supo
escribir un post con un promedio de 2 o 3 días entre uno y otro. Pero allá
lejos han quedado esos tiempos, y esto es lo que hay. Los ritmos de la
maternidad, el trabajo, y vaya a saber qué otras cosas que me tienen más
ocupada, o será la falta de inspiración.
Aprovechando
un ratito en una tarde muy calurosa (¡un horno la ciudad!) me pongo a escribir
unas líneas, para saludar por aquí antes de que se vaya del todo el 2022.
En este año
pasaron varias cosas. Mi hijita sigue creciendo, ya con dos añitos cumplidos en
octubre. Caminando de acá para allá desde sus 13 meses, ahora por supuesto es un pequeño torbellino que se sube a los muebles,
y que hay que estar persiguiendo por la casa. Ya tiene un vocabulario propio
que va aumentando cada día. A veces se le entiende más que otras, pero es lindo
verla también progresar con el tema del lenguaje. Está en su fase “amante de
Minnie”, así que además de una muñeca que lleva de acá para allá tiene toallón,
vestido, remera y zapatillas con la figura de la famosa ratoncita.
Para el año
que viene la hemos anotado en sala de 2, así que comenzaremos con la aventura
del jardín. Va a ir a uno a diez cuadras de casa, nos gustó lo que vimos en las
entrevistas iniciales, esperemos que vaya todo bien.
En marzo
nació mi sobrinito, el hijo de mi hermano. Es muy lindo el bebé, muy despierto.
En pocos días su mamá retoma con el trabajo así que algunos días a la semana
mis padres cuidarán de él a la par que de mi hija. Espero que sea llevadero
para ellos, y que no se les haga una carga muy pesada. Nosotros recibimos su
ayuda tres veces por semana, y los otros dos días hábiles la cuida mi suegra en
casa. Por ahora eso nos ha funcionado muy bien.
En mi
oficina se ha vuelto a la presencialidad tres días por semana. Los otros dos
los trabajo desde casa, por suerte no se ha perdido del todo el beneficio del
home office, algo positivo que trajo la pandemia. Es lindo ver a mis
compañeros, pero la verdad el viaje es cansador, se gasta más en traslados y
comidas. Para mí lo virtual es mejor y más cómodo, pero hay que adaptarse a
cada momento.
En lo
laboral también estamos teniendo algunos cambios en el equipo, con un compañero
que se traslada a otro sector y ahora estamos viendo cómo será su reemplazo.
Por lo pronto hay una reorganización de tareas entre los que quedamos. Y para
el año que viene voy a estar participando de los preparativos para la migración
a un nuevo ERP, es decir que mis tareas van a cambiar bastante porque saldré de
lo operativo del día a día para meterme en ese proyecto, el cual supongo durará
un par de años. Esta la empresa en su fase inicial de este proyecto, así que todavía
no se muy bien cuáles serán mis tareas, pero ya veremos. Seguramente será salir
un poco de la zona de confort, pero también la oportunidad de aprender nuevas
cosas y relacionarme con otras personas dentro de la empresa.
Este año
hubo algunas escapaditas cortas. Fuimos a la ciudad de San Pedro, a poco más de
dos horas desde la capital. Con una barranca y el río, es bonito para pasear y
descansar. También pasamos una semana en Mar del Plata. Estuvimos por esta zona
costera en julio así que hacía un frío terrible, pero igual lo pudimos
aprovechar y fue la primera vez de la nena junto al mar. Otro fin de semana lo
pasamos en Uribelarrea, un pueblito también a pocos kilómetros de la capital y
donde vimos animalitos de granja, un poco de contacto con el campo.
Ya tenemos
planes para las vacaciones, nos vamos a fin de enero a la provincia de Córdoba,
a un pueblo de las sierras que tiene arroyito, y la idea es poder descansar y
recorrer las localidades cercanas. Alquilamos en un complejo que tiene pileta y
quincho, se ve agradable.
El que tuvo
un año movido fue mi marido, que a mitad de año fue despedido. Primera vez que pasaba
por esa experiencia, pero por suerte fue muy breve el tiempo de estar sin
empleo, a poco más de un mes ya estaba en otro nuevo lugar y se lo ve contento.
Aprovechó a estudiar y rendir unas certificaciones, así que estuvo entretenido.
Yo bajé el
ritmo de lectura con respecto a otros años, pero sin embargo cierro el año con
30 libros leídos (y tal vez alguno más en estos días). Series no estuve viendo
tantas, aunque me enganché con algunas de Netflix. Hace poquito terminé de ver “Manifiesto”,
una sobre un avión que aparece con sus pasajeros luego de haber estado cinco
años perdido. Me enganchó mucho, eran cuatro temporadas y las ví todas en poco
tiempo.
Acá estamos
también metidos en el espíritu mundialista. Argentina ya en octavos de final, preparándonos
para ver el partido del viernes. Dos de los anteriores los vimos junto a amigos
y lo hemos pasado muy bien. Se ve celeste y blanco por todos lados últimamente.
Para las
fiestas todavía no hay planes. Si no aparezco por acá antes les deseo que
terminen muy bien el 2022, y un excelente comienzo del que viene. Chin chin!