Travesuras de mi gato

Hoy vengo con un par de anécdotas más de mi gatito, quien todos los días me sorprende con algo nuevo.

Curioseando el libro que estoy leyendo ("Historias insólitas de la historia argentina", de Daniel Balmaceda. Se los recomiendo, es bastante divertido)

La siguiente situación se dio el martes a la noche. Había entrado a ducharme, (y mientras tanto dejé la puerta semi abierta para que el minino entrara y saliera del baño cuando quisiera, para que no se quedara llorando del otro lado). Últimamente le llama la atención la bañadera, y me suelo encontrar marcas de sus pisadas ahí. Resulta que en esta ocasión el agua de la ducha estaba corriendo y él saltó adentro. Imagínense que con la misma rapidez salió de otro salto, porque le cayó agua encima. Me pareció graciosísimo.

Mirada curiosa

Como un tigre en la espesura.

 Otra anécdota tiene que ver con una lámpara que tenía en el living, cuya función era más que nada decorativa porque tiene unas cañitas largas y finitas que forman una especie de penacho. Resulta que estas le parecen al gatito un juguete perfecto, la venía tirando y jugando con ellas (destrozándolas de a poco, por supuesto). Como ya venía viendo que prontamente iba a quedarse sin las cañitas, yo la había llevado a una especie de altillo que tengo, el cual todavía no había descubierto el felino. La cuestión es que se ve que ya descubrió esta parte de la casa, y ayer lo escuchaba meta hacer ruido por ahí (por supuesto, atacando “su juguete”). Después de un rato decidí que el nuevo lugar de la lámpara es adentro de un placard. Ahí se quedará un buen rato, a menos que me decida a regalársela a alguien que no tenga un gato travieso con quien lidiar.

En un post anterior que hablaba sobre mis paredes naranjas, mostraba un detalle de la decoración que tenía que ver con una ristra de elefantitos. Ya me habían advertido que seguramente sería el blanco de Ciro, y debo decir que tenían razón, le llegó su turno. El lunes era ya de madrugada cuando empiezo a sentir una campanita que hacía ruido contra el piso. Salgo de la habitación a ver qué pasaba y me encuentro al gato jugando con un pedazo de la ristra (la campanita y los dos elefantitos más cercanos), mientras que el otro pedazo seguía colgado a la pared. Dividida esta en mitades opté por colgar en otro lado alto lo que se rompió (y de paso hacer que cesara el ruido, ya que era hora de dormir!).

Estas son las novedades por ahora. Próximamente mas travesuras (porque ya sé que llegaran).